La devastadora DANA que arrasó la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, dejando al menos 224 muertos y miles de damnificados, ha destapado la absoluta incompetencia y falta de sensibilidad de Carlos Mazón y Alberto Núñez Feijóo. En lugar de asumir responsabilidades y poner todos los recursos al servicio de la ciudadanía, ambos dirigentes han optado por utilizar la tragedia como arma política contra el Gobierno central, demostrando una preocupante falta de liderazgo y humanidad.
Desde el inicio de la catástrofe, la gestión de Mazón ha sido un completo despropósito. Ignorando las alertas rojas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la Generalitat no tomó medidas preventivas, como la suspensión de clases o la restricción de actividades laborales, exponiendo a miles de valencianos a un peligro inminente. No fue hasta que el desastre ya era imparable cuando se envió una alerta masiva a los móviles, demasiado tarde para muchas de las víctimas que intentaban salvar sus vidas.
La ausencia de Mazón durante las horas críticas de la DANA es un hecho inexcusable. Mientras la provincia de Valencia se inundaba, el presidente autonómico se encontraba en un restaurante de lujo, supuestamente negociando cargos públicos. Una explicación insuficiente que ha incrementado la indignación ciudadana, plasmada en las tres masivas manifestaciones que han exigido su dimisión.
En lugar de afrontar las consecuencias de su negligencia, Mazón ha preferido culpar al Gobierno de Pedro Sánchez de una supuesta "cacería política" en su contra. Esta actitud victimista, lejos de ofrecer soluciones, evidencia una incapacidad alarmante para gestionar una crisis de esta magnitud.
El cinismo de Feijóo
Por su parte, Alberto Núñez Feijóo ha demostrado un cinismo indignante. En lugar de actuar con responsabilidad, el líder del PP se ha centrado en blindar a Mazón, minimizando sus errores y utilizando la tragedia para atacar al Ejecutivo central. Sus declaraciones acusando al Gobierno de abandonar a la Comunidad Valenciana son especialmente ofensivas, considerando que la Delegación del Gobierno ha movilizado más de 1.230 millones de euros en ayudas directas.
Feijóo ha llegado a exigir la gestión centralizada de las ayudas a través de la Agencia Tributaria, una propuesta que no solo ignora los mecanismos ya activados, sino que también busca desviar la atención de la desastrosa gestión autonómica. Además, su intento de culpar a la AEMET por la supuesta falta de concreción en las alertas meteorológicas resulta insultante, cuando fue la Generalitat quien desoyó dichas advertencias.
La presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desde el primer momento contrasta con las acusaciones de Feijóo de desatención por parte del Gobierno central. Resulta irónico que el PP, que en su día criticó la creación de la UME, ahora ignore su labor fundamental en esta tragedia.
Mazón esconce su incompetencia
Mientras Mazón sigue exigiendo medidas como la exención total del IVA o la eliminación de intereses en créditos, medidas que ya están siendo evaluadas por el Gobierno central, se niega a asumir la responsabilidad de sus fallos iniciales. Su promesa de condicionar su continuidad política a la reconstrucción suena vacía frente a la magnitud del desastre y la desconfianza generalizada.
La actitud de Feijóo y Mazón no solo ha sido ineficaz, sino también irrespetuosa con las víctimas y sus familias. Utilizar el dolor ajeno para obtener rédito político es una muestra de falta de ética que merece el más firme rechazo. En lugar de buscar culpables externos, ambos deberían haber trabajado desde el primer momento en coordinar recursos, escuchar a los expertos y proteger a la población.
En definitiva, la gestión de la DANA ha dejado al descubierto la incapacidad de Carlos Mazón y el oportunismo político de Alberto Núñez Feijóo. Sus acciones y declaraciones no solo han agravado la crisis, sino que han demostrado que están más interesados en proteger sus cargos y desgastar al adversario que en velar por la seguridad y el bienestar de los valencianos.
La ciudadanía merece líderes que asuman responsabilidades, no políticos que conviertan las tragedias en campañas de propaganda. Feijóo y Mazón han fracasado rotundamente en ofrecer esa clase de liderazgo.