¿Finales de la OTAN?

La cercanía y sintonía de Donald Trump con Rusia y con Vladimir Putin, hacen presagiar cambios significativos en la política exterior norteamericana que incluso podrían llevar a la salida de los Estados Unidos de la OTAN

12 de Marzo de 2025
Actualizado a las 14:47h
Guardar
Trump Gaza Finales
Imagen creada con la herramienta IA Grok

El giro copernicano dado por la administración norteamericana presidida por Donald Trump en apenas unas semanas seguramente tendrá implicaciones políticas y geoestratégicas para todo Occidente por algunos años. En primer lugar, el claro acercamiento de Estados Unidos a Moscú, conversaciones de Riad por medio sobre la guerra de Ucrania sin los ucranianos ni Europa, es todo un símbolo de los nuevos tiempos que vienen.

Trump pretende imponer a Ucrania un alto precio para poner fin a la guerra. Zelenski tendría que entregar una quinta parte de su territorio ahora ocupado a Rusia, incluyendo Crimea, la obligación de exportar las “tierras raras” a los Estados Unidos, como pago por la ayuda recibida en estos años, y su renuncia al ingreso en la OTAN, tal como aspiraba Kiev desde el comienzo de la guerra. A cambio recibiría estabilidad, ayudas para la reconstrucción. el cese del desangre humano y, quién sabe, una futura integración en la Unión Europea (UE).

Sin embargo, esta auténtica claudicación no ha sido bien recibida en Ucrania, tal como se comprobó en la abrupta reunión en el despacho oval entre Trump y Zelenski, y parece que en la estrategia de la Casa Blanca ya hace tiempo que se da por descontando que el acuerdo que ponga fin a la guerra saldrá adelante a pesar de Kiev. Será una paz para Ucrania sin los ucranianos ni Europa. 

Mientras tanto, Rusia intensifica los ataques militares a objetivos civiles, trata de destruir las infraestructuras energéticas y económicas ucranianas y consigue algunos tímidos avances en el frente de batalla. En estas arduas circunstancias, sin avances significativos en el frente político y diplomático, Estados Unidos ha dejado de suministrar armamento a Ucrania y soporte de inteligencia, que tan útil le resultó a Ucrania para dirigir sus ataques contra objetivos rusos. 

Trump ha roto en apenas unas semanas todos los paradigmas que estaban en vigor desde el final de Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Fría, como el vínculo transatlántico, que tejía una sólida alianza entre las potencias democráticas europeas y los dos miembros de la OTAN en Norteamérica -Estados Unidos y Canadá-, y la mutua defensa que obligaba, a través del artículo V del Tratado de Washington firmado en 1949, a todos los Estados miembros de la Alianza Atlántica a salir en defensa de uno de sus miembros si es atacado. 

Los europeos ahora ya dudan de que si ese ataque se produjera ahora mismo, Estados Unidos fuera a salir en su defensa y emplearía todos los medios a su alcance para detenerlo. Trump, que ya ha abandonado a su suerte a Ucrania y desprecia abiertamente a la UE porque significa todo lo que él odia, está desmantelando sistemáticamente la red de instituciones, organizaciones y acuerdos multilaterales que han ayudado a evitar una tercera guerra mundial. 

Además, al imponer un nuevo juego en el cual solamente cuentan los Estados Unidos y Rusia, desdeñando a sus aliados europeos de siempre, ha dejado bien claro que la solidaridad entre las democracias ya hizo aguas y que la larga era del atlantismo de posguerra ha llegado a su fin. Así las cosas, sin que ya los Estados Unidos sean un pilar que pueda garantizar la paz, la seguridad y estabilidad del continente, cabe preguntarse si no estamos ad portas del final de la OTAN.

Lo + leído