Sanidad, transporte, servicios públicos... miles de trabajadores de importantes sectores estratégicos británicos se encuentran estos días en huelga por las malas condiciones laborales que soportan. El primer ministro Rishi Sunak ya se ve contra las cuerdas cuando apenas lleva unos meses en Downing Street. El país, que era un modelo de la economía potente y de un modo de vida capitalista a la vanguardia en todo el mundo, colapsa por las políticas impuestas por un grupo de ideólogos euroescépticos y neoliberales que han acreditado fehacientemente su fracaso. Primero fue Liz Truss la que tuvo que abandonar el poder después de lanzar un descabellado plan de bajada de impuestos que llevó a la ruina al Reino Unido en apenas unas semanas. Sin impuestos no hay Estado de bienestar, ni fondos para hacer frente a la deuda, ni recursos para sostener los servicios públicos. Todo eso lo vieron venir las agencias de calificación que le colgaron el cartel de país peligroso a Gran Bretaña, acelerando su decadencia.
Pérdida de poder adquisitivo, inflación, paro, huelgas, estas son las consecuencias del Brexit, un programa eurófobo, nacionalista y ultra que solo ha servido para sumir a la primera potencia económica de Europa en la peor crisis económica e institucional que se recuerda desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sunak está acorralado y podría seguir el mismo camino de la dimisión que su colega de partido Truss si no consigue enderezar el rumbo del país en las próximas semanas.
Todo ello mientras un informe del Parlamento Europeo sostiene que antes del referéndum de 2016 los votantes británicos no se informaron completamente sobre las implicaciones del Brexit. Los eurodiputados consideran que el voto pudo haber cambiado, para permanecer en la unión, si se hubiese hecho campaña. Señalan que los británicos fueron engañados y no se les advirtió de las consecuencias de dejar la unión. De volver a celebrarse hoy el referéndum, según las últimas encuestas, el resultado sería “no” al abandono de la Unión Europea.
Cerca de la mitad de las líneas ferroviarias de Reino Unido han cerrado este martes al secundar los trabajadores del sector una huelga de 48 horas para exigir mejoras salariales, agudizando la crisis por la ola de paros de distintos sectores efectuados en las últimas semanas en el país.
La situación ha provocado que muchos lugares del Reino Unido, como la mayor parte de Gales y Escocia, se hayan quedado este martes sin servicios y que las estaciones de tren se hayan llenado de piquetes por todo el país.
En las últimas semanas, numerosos trabajadores de distintos sectores han ido a huelga en Reino Unido para demandar incrementos salariales a fin de hacer frente al fuerte aumento del coste de la vida en el país, donde la inflación se ha situado en noviembre en el 10,7%.
Caos en las estaciones
La medida, convocada por los miembros del sindicato británico de ferrocarriles, marítimo y transportes (RMT) que trabajan para la compañía ferroviaria Network Rail y otros 14 operadores de trenes del conjunto de Reino Unido, ha alterado la vuelta al trabajo de los ciudadanos que volvían a sus rutinas tras las vacaciones por las fiestas navideñas.
Muchos ciudadanos se han quejado de la “significativa alteración” que la huelga ha provocado en sus rutinas diarias mientras otros hablan de trayectos de varias horas para poder llegar a sus puestos de trabajo en medios alternativos.
En algunas ciudades inglesas como Londres, Liverpool o Birmingham, el tráfico ha aumentado este martes ligeramente a horas punta de la mañana, supuestamente a causa del paro.
Triunfo de los sindicatos
El sector ferroviario, que hará otra huelga el 6 y 7 de enero, reclama un incremento salarial del 7%, pero la empresa Network Rail solo ha ofrecido un 5% de aumento, por debajo de la inflación, que supera el 10%.
El secretario general del sindicato RMT, Mick Lynch, ha afirmado este martes a la cadena británica BBC que lamenta que la huelga “se prolongue de esta manera”, pero que el Gobierno “no está haciendo nada” para acabar con la disputa.
“Todas las partes involucradas saben lo que se debe hacer para llegar a un acuerdo, pero el Gobierno está bloqueando ese acuerdo y no hace nada sobre esta disputa y eso debe cambiar”, ha señalado.
Por su parte, el ministro británico de Transporte, Mark Harper, ha lamentado que el RMT rechazase su oferta de mejora salarial. “Preferiría que abandonaran los piquetes y volvieran a la mesa de negociaciones para llegar a un acuerdo sobre reformas y salarios con los empleadores”, ha afirmado el ministro, quien ha añadido que los paros son “dañinos para la industria ferroviaria” y “para las personas que trabajan”.