La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) advierte que los países en desarrollo se enfrentan a años de dificultades a medida que la economía mundial se desacelera en medio de una mayor turbulencia financiera.
En su última Actualización del Informe sobre Comercio y Desarrollo señala que el crecimiento anual en gran parte de la economía mundial caerá por debajo del desempeño registrado antes de la pandemia y muy por debajo de la década de fuerte crecimiento anterior a la crisis financiera mundial.
“Las subidas de tipos de interés costarán a los países en desarrollo más de 800.000 millones de dólares en ingresos no percibidos en los próximos años”, señala ese organismo, que espera que el crecimiento global en 2023 caiga al 2,1 %, en comparación con el 2,2 % proyectado en septiembre de 2022, y ello suponiendo que las consecuencias financieras de las tasas de interés más altas se contengan con los rescates bancarios del primer trimestre.
Ante ese panorama, la Conferencia augura que el aumento de la deuda, las subidas de tipos de interés, los precios de los alimentos y la falta de liquidez suficiente “tendrá un efecto aplastante” en los países en desarrollo.
De hecho, muchos de esas naciones “se enfrentan a una crisis de desarrollo cada vez más profunda a medida que los niveles de deuda altísimos y los costos de servicio más elevados restringen la inversión productiva tanto en el sector público como en el privado. La escasez de liquidez internacional ya ha convertido a los choques imprevistos en un círculo vicioso financiero en algunos países”.
El coste de la deuda
Según los datos recopilados en el documento, 81 países en desarrollo (excluida China) perdieron 241.000 millones en reservas internacionales en 2022, una disminución promedio del 7 %, y más de 20 países experimentaron una caída de más del 10 %, en muchos casos agotando su reciente incorporación de Derechos Especiales de Giro.
Mientras tanto, los costos de endeudamiento, medidos a través de los rendimientos de los bonos soberanos, aumentaron del 5,3 % al 8,5 % para 68 mercados emergentes. En general, se espera que aumente la presión sobre los países en desarrollo por parte de los acreedores externos para que reduzcan los déficits fiscales.
“El sobreendeudamiento dará como resultado una crisis de desarrollo y mayores desigualdades con 39 países pagando a sus acreedores públicos externos más dinero de lo que recibieron en nuevos préstamos, resultando en un impacto adverso en las inversiones públicas y la protección social”, concluyen los expertos de la UNCTAD.
Además, durante la última década, los costos del servicio de la deuda han aumentado constantemente en relación con el gasto público en servicios esenciales y el número de países que gastan más en el servicio de la deuda pública externa que en atención médica aumentó de 34 a 62 durante este período.
Márgenes de beneficios excepcionales
Sin embargo, la UNCTAD considera que incluso si las condiciones financieras se estabilizan, la desaceleración del crecimiento económico en muchos países en desarrollo, combinada con el final de la era del dinero barato, apunta a futuras rondas de sobreendeudamiento.
Las ganancias récord para los comerciantes de productos básicos agrícolas han sido impulsadas por la incertidumbre económica y la volatilidad del mercado en los últimos cuatro años, según la última Actualización.
“Márgenes de beneficio excepcionalmente grandes han impulsado precios más altos, lo que ha puesto de relieve la concentración del poder de mercado en industrias clave. En los países en desarrollo, la inflación de los alimentos sigue siendo alta, mientras que el impacto de los costos de la energía varía según las regulaciones locales.
La financiarización del comercio de productos básicos, es decir, la conversión en instrumentos financieros de cualquier producto del trabajo o el servicio, “ha convertido a los mercados financieros en la influencia dominante en la rentabilidad de los comerciantes de alimentos”, señala la UNCTAD.
La Actualización enfatiza que, a principios de 2023, la inflación de alimentos sigue siendo elevada, a pesar de una disminución en la inflación general, con 25% a 62% de la cifra general impulsada por la inflación de alimentos.