La humanidad por delante de la economía

31 de Mayo de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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economia para las personas

Hace unos años, al recibir el Premio Ones Mediterrànea,afirmé que las infraestructuras económicas no deben anteponerse a lasinfraestructuras de las humanidades, porque si las decisiones desde unprincipio se adoptaran desde el punto de vista prioritario del humanismo sepodrían evitar, estoy seguro, las crisis de las economías, incluso las delcapital deshumanizado. Si se priorizaran los valores humanos de la concienciasocial colectiva no haría falta la solidaridad ni la caridad porque nadienecesitaría de ella.

Por desgracia, en la crisis actual del coronavirus estamosviendo cómo nadie ha aprendido de los errores del pasado y se sigue poniendo enpeligro la salud y la vida de la ciudadanía para «salvar a la economía». Dirigentescomo Isabel Díaz Ayuso, así como  otros yotras de diferentes signo político,  lodemuestran cada semana con unas peticiones que reactivarán la actividadeconómica pero que pondrán en serio peligro la vida de la ciudadanía.

El primer paso para salir de esta crisis es salvar a laspersonas porque, de este modo, la economía resurgirá a través de aspectosfundamentales como el consumo. Ese fue el error que se cometió durante lacrisis de 2.008: priorizar la macroeconomía respecto a la economía real, esdecir, proteger los intereses de las élites y que el pueblo sólo coja lasmigajas de sus beneficios. No obstante, la solución para salvar las crisiseconómicas está en garantizar que la ciudadanía tenga cubiertas sus necesidadesporque el rebote hacia los beneficios del capital será más lento, pero másefectivo y justo.

En estos días de desescalada tras el confinamiento estamoscomprobando cómo se están acelerando las aperturas de distintos sectoresempresariales para recuperar la actividad económica. Sobre todo, preocupabamucho el sector de la hostelería y el turismo, por ser uno de los motores delpaís. Sin embargo, la apertura de determinados locales está generando escenasde irresponsabilidad que tendrán como consecuencia fundamental el retroceso alconfinamiento, la paralización empresarial y la destrucción definitiva de lasactividades económicas. Y esto afectará, sobre todo, al pequeño empresario y alos autónomos, no a las grandes corporaciones ni a las grandes fortunas que,como dijo el presidente de El Salvador, tienen dinero para gastar en mil vidas.

Las presiones del capital deshumanizado sobre el actualGobierno para que acelere la reactivación de la economía han sido brutales y,para que no olviden cuáles deben ser sus prioridades, ya hay quien está dispuestoa demostrárselo a través de la tragedia. El primer toque de atención lo handado Nissan y Alcoa, pero no es descartable que pueda haber alguna más si elEjecutivo progresista toma alguna medida que vaya en contra de sus intereses. Estasélites comercian con la vida de la gente del mismo modo en que lo hacen con susproductos. Son así y no hay nadie que se atreva a pararles los pies.

Lo que también sorprende es que dentro de ese Gobierno permanezcanaún personas defensoras del capital más cruel que provienen de unasinstituciones europeas absolutamente carentes de sentido humanista y entregadasa las exigencias y a los intereses de las élites, tal y como lo estuvo supredecesor Luis de Guindos. Suerte tiene Nadia Calviño que en España lospresidentes del Gobierno no suelen cesar a sus ministros y ministras. Lalástima para el pueblo es que cuando la vicepresidenta tercera supuestamenteamenazó con su dimisión el presidente no la aceptara de inmediato.

El fracaso de la sociedad actual está, en primer lugar, enque ha sido invadido por el capitalismo más salvaje que se recuerda. La nuevarevolución industrial no está basada en la producción sino en la especulacióny, para ello, no es necesaria la presencia de las clases trabajadoras, comotampoco estas grandes fortunas colaboran con el bienestar común a través delpago de impuestos. No hay que irse muy atrás para rememorar la creación masivade sicavs durante los años más duros de la crisis de 2008 para pagar menosimpuestos en el momento en que era más necesaria la aportación de los que mástenían.  

El capital ha deshumanizado a la política porque la hainvadido. El mundo no está gobernado por los políticos, sino por el 1% quecontrola el 85% de la riqueza mundial. Esto sólo ha sido posible por el impulsode los partidos conservadores y liberales que son defensores de la destruccióndel Estado y del control privado de la vida de la ciudadanía. Sin embargo,tampoco habría sido posible sin la complicidad de los partidos que teóricamenteeran de ideología progresista pero que se convirtieron en los colaboradoresnecesarios para la invasión del capital salvaje en una especie de rememoración2.0 de Bellido Dolfos.

Los viejos partidos socialdemócratas desaparecieronprácticamente del orbe político porque renunciaron a sus elementos básicos dedefensa del bien común frente al del capital. Los únicos que sobreviven, y deaquella manera, son los que han dado un pequeño giro hacia la izquierda perosin atacar los privilegios de los que más tienen escudándose aún en la «razónde Estado», expresión que no es más que un eufemismo que esconde la verdaderacara de la sociedad actual: primero las élites y lo que sobre para la gente,cuando, en realidad, el camino es el contrario. 

Este es el fracaso de la actual sociedad: priorizar alcapital antes que a las personas. El eurodiputado Miguel Urbán, en unaentrevista concedida a Diario16, afirmó lo siguiente respecto a la UniónEuropea: «Estamos en una UE incapaz de responder a las necesidades sociales yeconómicas de las mayorías. Es una Europa con un corsé neoliberal que solofunciona y trabaja para los multimillonarios y multinacionales que gobiernan enla sombra este proyecto y que obviamente se benefician». Y no le falta razón,porque el Tratado de Maastricht hizo constitucionales las teorías neoliberales,es decir, que se dio legalidad a la imposición de las necesidades del capitaldeshumanizado y de las dictaduras privadas que lo representan a lo querealmente necesitan los pueblos. 

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