En las localidades del suroeste de Madrid, la oposición a la construcción de una planta de tratamiento de biorresiduos y producción de biogás en Cubas de la Sagra, a cargo de la empresa Acciona, ha generado un movimiento de protesta sin precedentes. Este proyecto, que también afectaría a los municipios cercanos como Torrejón de la Calzada y Casarrubuelos, ha despertado una gran preocupación entre los vecinos, temerosos por las implicaciones medioambientales y de salud que podría conllevar.
Los vecinos y vecinas en la Asamblea de Madrid
El domingo pasado, las manifestaciones alcanzaron un nuevo hito al llegar a la Asamblea de Madrid, donde medio millar de vecinos se congregaron para expresar su rechazo bajo lemas como “Nuestras vidas valen más que su beneficio” y “Biogás, así no”. Este tipo de energía, aunque renovable, no está exenta de controversia, especialmente por su proximidad propuesta a zonas residenciales —a solo 300 metros de algunas viviendas— y sus potenciales impactos negativos.
La propuesta de instalar una planta de tratamiento de biorresiduos y producción de biogás en Cubas de la Sagra ha encendido la mecha de una movilización ciudadana sin precedentes en el suroeste de Madrid. La comunidad local, profundamente preocupada por las repercusiones ambientales y de salud que este proyecto podría tener, ha llevado su protesta hasta la Asamblea de Madrid este domingo, marcando un momento crucial en su lucha por la transparencia y el respeto a la calidad de vida.
No a la planta de biogás en Cubas
La planta de Acciona actualmente está bajo revisión ambiental por parte de la Comunidad de Madrid. La consejería de Medio Ambiente tiene hasta finales de año para emitir su veredicto sobre la Autorización Ambiental Integrada y el Informe de Impacto Medioambiental. Los ayuntamientos de Cubas, Parla, Torrejón de la Calzada y Griñón ya han anunciado que presentarán alegaciones en contra de la instalación, reflejando una oposición institucional que acompaña a la ciudadana.
La oposición a la planta no solo radica en sus posibles efectos perjudiciales para el medio ambiente y la salud de las personas, sino también en la falta de transparencia y participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones. Los vecinos se han quejado de que no se les ha informado adecuadamente y temen que la planta pueda tener efectos duraderos en la calidad de vida de la región. Además, el impacto en el paisaje y la posible contaminación son preocupaciones constantes que han alimentado el descontento público.
La situación se agrava con el hecho de que la planta también estaría alarmantemente cerca de un colegio, aumentando la preocupación por la seguridad y el bienestar de los niños. Los residentes temen que la proximidad de la planta a centros educativos y residenciales exponga a la población a contaminantes y a un aumento del tráfico de vehículos pesados, lo que podría degradar significativamente su calidad de vida.
Ola de críticas contra la planta de biogás de Cubas
La empresa Acciona, encargada del proyecto, enfrenta una ola de críticas y rechazo por parte de los residentes de Cubas de la Sagra, Torrejón de la Calzada, Griñón y Casarrubuelos. Bajo lemas como “Nuestras vidas valen más que su beneficio” y “Biogás, así no”, los vecinos se han organizado en plataformas para oponerse a la construcción de la planta que, según los planes, estaría situada peligrosamente cerca de zonas residenciales, a apenas 300 metros de algunas viviendas.
Durante la protesta ante la Asamblea de Madrid, los manifestantes destacaron cómo la planta podría incrementar el tráfico pesado en la zona, con un estimado de hasta 5,000 camiones al año que podrían pasar por las carreteras de estos municipios, lo que supondría un riesgo adicional para la seguridad y el bienestar de los residentes locales.
La situación se agrava con el hecho de que la planta también estaría alarmantemente cerca de un colegio, aumentando la preocupación por la seguridad y el bienestar de los niños. Los residentes temen que la proximidad de la planta a centros educativos y residenciales exponga a la población a contaminantes y a un aumento del tráfico de vehículos pesados, lo que podría degradar significativamente su calidad de vida.
La resistencia de los vecinos y vecinas
La resistencia también ha cobrado forma en el ámbito digital, donde plataformas vecinales y grupos en redes sociales como Whatsapp han servido para coordinar acciones y difundir información. Este enfoque multiplataforma ha permitido que la campaña alcance a un público más amplio y ha facilitado la organización de eventos como el acto informativo realizado en Casarrubuelos para captar más apoyo contra el proyecto.
A pesar de la firme oposición de los vecinos, la Comunidad de Madrid aún no ha tomado una decisión final. El proyecto sigue pendiente de la evaluación de impacto ambiental y de la autorización correspondiente. Este proceso ha puesto de manifiesto la tensión entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos.
Ayuso y la planta de Biogás de Cubas de la Sagra
Con un plazo que se extiende hasta finales de año, la situación sigue siendo una bomba de tiempo para los políticos locales y la administración de Díaz Ayuso, que deben manejar las crecientes demandas de los vecinos y las implicaciones políticas de su decisión.
Los ayuntamientos de las áreas afectadas, incluidos los de Parla y Griñón, han anunciado que presentarán alegaciones contra la instalación de la planta. Estas acciones municipales son un reflejo del fuerte rechazo local al proyecto, que también ha motivado actos informativos y recogidas de firmas en un intento por ampliar la resistencia ciudadana y presionar para la reubicación o cancelación del proyecto.
La lucha de los vecinos de Cubas de la Sagra y alrededores es un claro ejemplo de cómo la ciudadanía puede movilizarse en defensa de sus derechos y su entorno. Además, pone en relieve la necesidad de una planificación más considerada y transparente que tome en cuenta tanto las necesidades económicas como las sociales y ambientales. Los próximos meses serán cruciales para determinar el futuro de este proyecto y, con él, el de muchas personas que podrían verse afectadas de manera irrevocable.