La reforma laboral aprobada por el gobierno de Pedro Sánchez está sirviendo como un gran elemento propagandístico tanto para los partidos de la coalición como para los sindicatos mayoritarios. Sin embargo, no está arreglando los graves problemas del mercado de trabajo que tiene España.
En cuanto se realiza un análisis crítico hacia esta reforma, los palmeros y la yihad de Sánchez se revuelven con la misma frase: «están subiendo los contratos indefinidos». Ese es el mantra que demuestra la falta de análisis y la ceguera que provoca el sectarismo.
La reforma laboral de Sánchez, que fue acertadamente calificada como «una tomadura de pelo para la clase trabajadora», ni está creando empleo, tanto desde el punto de vista cuantitativo como del cualitativo, ni está mejorando la calidad de los puestos de trabajo y, además, se está incrementando la litigiosidad y los procedimientos judiciales por los despidos. ´
Es muy simple. Un trabajador que antes de la reforma laboral tenía un contrato temporal de 15 horas semanales tiene la misma precariedad que después de la reforma laboral tras cambiarle la modalidad de su contrato a indefinido.
Por otro lado, los datos del paro registrado hechos públicos el pasado lunes por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) mostraron que el número de contratos firmados se incrementó a pesar de que el número de desempleados también ascendió. Esto es muy preocupante, por más que desde el gobierno se pretendan maquillar las cifras con eufemismos muy bien calculados.
La realidad es que los propios datos del SEPE muestran que ya se ha creado una nueva precariedad envuelta en el papel de regalo del contrato indefinido. Si realmente se hubiera dado una subida de casi 300.000 contratos indefinidos, el empleo estaría creciendo y las cifras del paro bajando. Sin embargo, mientras no se mejore en la reforma laboral la protección del despido, los contratos indefinidos seguirán teniendo solo el nombre.
Incremento de los procedimientos judiciales por despido
Los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) muestran, por otro lado, que en el segundo trimestre de 2022 se han presentado 28.753 demandas por despido, un 2% más que en el mismo trimestre de 2021.
Cataluña, con 5.583, dato que representa el 19,4 por ciento del total nacional, ha sido la comunidad en la que se presentaron más demandas de este tipo. Le siguen Madrid, con 5.100; Andalucía, con 4.555, y Comunidad Valenciana, con 3.171.
El número de demandas por reclamaciones de cantidad registradas en los Juzgados de lo Social, en total 30.414, ha sido un 5,4% inferior a las presentadas en el segundo trimestre de 2021. De ellas, 5.149 se presentaron en Andalucía, lo que representa el 16,9 % del total; 5.093, en Madrid y 3.720 en Cataluña.
Si los contratos fueran realmente indefinidos de calidad, la litigiosidad habría descendido. Es de sentido común.
Según las estadísticas de la Seguridad Social, desde que se aprobó la reforma laboral se han incrementado también los despidos. Los números son demoledores porque han aumentado un 234,7% por causas objetivas, un 170% los disciplinarios, las bajas voluntarias un 258,7% y las involuntarias un 320,9%.
Bajas en periodo de prueba disparadas
Las últimas estadísticas de la Seguridad Social demuestran que en los contratos indefinidos se están disparando las bajas. En concreto, se han multiplicado por nueve el número de personas que son despedidas en periodo de prueba respecto al año pasado, es decir, a antes de que entrara en vigor la reforma laboral de Pedro Sánchez.
Hay que recordar que ese periodo de prueba, que oscila entre el mes y los 6 meses de duración, es un espacio de tiempo en el que el empresario puede prescindir de los servicios de un trabajador sin más razón que «no supera el periodo de prueba» y sin indemnización por despido.
Por tanto, ese incremento de un 902% respecto a antes de la entrada en vigor de la reforma laboral de Sánchez es la demostración de cómo, a pesar de llamarse indefinidos, los empresarios continúan con contratos basura. Sin embargo, la estadística que ponderan tanto el gobierno como los sindicatos firmantes es que la reforma laboral ha conseguido aumentar el número de contratos indefinidos.
Estas cifras oficiales demuestran que no se puede llamar reforma a lo que no lo es, porque las clases medias y trabajadoras de este país no han recuperado los derechos perdidos con las leyes laborales del Partido Popular en materia de despidos. Está claro que, por más que la propaganda monclovita y sindical se regocije del aumento de la contratación indefinida, de nada sirve eso si el despido sigue siendo igual de barato que con Mariano Rajoy.