El escenario político español ha sido testigo, a lo largo de su historia, de una continua división dentro de la izquierda, marcada por una característica lucha fratricida. Esta dinámica, siempre más evidente en las campañas electorales, se manifiesta en críticas recíprocas y discursos cargados de odio que parecen más apropiados para la ultraderecha que para la izquierda.
Es conveniente hacer memoria y remontarnos a una de las razones, quizá la de más peso, por las que se perdió la guerra civil, un momento en el que existían profundas divisiones políticas y sociales en España. Estas divisiones se manifestaron no solo entre los partidarios del Frente Popular y los rebeldes, sino también dentro de las propias facciones. En el Frente Popular había disputas internas y luchas de poder entre los diversos partidos y grupos que lo conformaban, comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos moderados.
La falta de una unidad cohesionada y la rivalidad entre las diferentes facciones del Frente Popular fueron factores que debilitaron la capacidad de respuesta ante el levantamiento militar. Olvidar nuestra historia, puede condenarnos a repetirla.
España necesitapolíticas sociales y de progreso que contribuyan al bienestar de todos sus ciudadanos
Es crucial ser conscientes de que España necesita políticas sociales y de progreso que contribuyan al bienestar de todos sus ciudadanos. Existe una necesidad apremiante de abordar cuestiones como la desigualdad de ingresos, el desempleo, la educación, la violencia de género, la igualdad o el cambio climático, entre otros desafíos. Estas son áreas donde la izquierda, con su compromiso con la equidad social y la justicia, puede hacer una contribución significativa y, para muestra están los resultados de las políticas que ha aplicado el gobierno de coalición en esta última legislatura.
La derecha, por su parte, ha demostrado en numerosas ocasiones una falta de empatía con los sectores más vulnerables de la sociedad, priorizando a menudo los intereses empresariales y económicos por encima del bienestar de los ciudadanos. La izquierda tiene la oportunidad y la responsabilidad de ofrecer una alternativa a este enfoque, proponiendo y ejecutando políticas que pongan a las personas y su bienestar en el centro de la agenda política.
Divisiones en la izquierda
Sin embargo, estas aspiraciones se ven amenazadas por las divisiones dentro de la propia izquierda. Las redes sociales a menudo proporcionan un escenario de división adicional, donde los seguidores de diferentes partidos de izquierdas se enfrentan en batallas ideológicas, que se podrían adjetivar como estériles, que solo sirven para aumentar la división y la desunión e incluso fomentando la abstención.
Este cainismo es dañino por múltiples razones: Primero, debilita la capacidad de la izquierda para presentar una alternativa unida y coherente al electorado. Segundo, aliena y confunde a los votantes, quienes se ven obligados a elegir entre partidos que, en esencia, comparten una visión del mundo similar. Finalmente, crea una atmósfera de animosidad y rencor que impide un debate político sano y constructivo.
Redes Sociales
Las redes sociales, lejos de proporcionar un espacio para el debate constructivo, a menudo se convierten en un teatro de guerra donde los seguidores de diferentes partidos se enfrentan con un fervor que, en lugar de fortalecer sus causas, termina acentuando las divisiones. Este comportamiento solo sirve para erosionar aún más la cohesión de la izquierda y proyectar una imagen de desorden y conflicto. Algo que la derecha aplaude, celebra e incluso fomenta.
Es imperativo, por lo tanto, que la izquierda española se esfuerce por superar esta tendencia y trabaje en conjunto hacia sus objetivos compartidos. Los partidos de izquierdas deben enfocar su energía en unificar su discurso y trabajar juntos, mostrando respeto y consideración hacia sus compañeros de ideología, las bases de las formaciones políticas progresistas, también deben hacer este ejercicio para fomentar un debate sano y respetuoso en las redes sociales.
El potencial de la izquierda española es enorme, pero solo podrá materializarse plenamente si se supera la división y se reemplaza la confrontación por la colaboración.