El noroeste se apaga: más pensiones que salarios, más pasado que futuro

León, Zamora, Lugo y Orense ya tienen tantos pensionistas como cotizantes: el síntoma de una España que se vacía y se empobrece

19 de Agosto de 2025
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El noroeste se apaga: más pensiones que salarios, más pasado que futuro

El envejecimiento extremo, los salarios bajos y la fuga demográfica empujan al colapso a territorios históricamente olvidados. Mientras tanto, Galicia concentra riqueza en pocas manos y Castilla y León se resigna al declive.

Las provincias del noroeste peninsular están enviando un mensaje que nadie en el poder quiere escuchar: el modelo socioeconómico español no solo está roto, también está agotado. Lugo, Orense, León y Zamora —todas con medias de edad superiores a los 50 años— han alcanzado un punto crítico: tienen ya tantos pensionistas como trabajadores cotizantes.

Se trata de una ratio demoledora: 1/1, frente al promedio nacional de 2,4 cotizantes por cada pensionista. Detrás de esa cifra hay mucho más que un problema de sostenibilidad del sistema de pensiones. Hay una realidad territorial devastada por décadas de desinversión pública, falta de proyectos de futuro y un modelo económico basado en el abandono.

Las cifras del INE y del SEPE confirman la tendencia: en Galicia, Castilla y León y Asturias se combinan envejecimiento estructural, salarios bajos y nula capacidad de atraer población joven. Una tormenta perfecta que hace de cada pueblo que se vacía una pequeña derrota colectiva.

Más viejos, más pobres y más solos

Las medias de edad en estas provincias no dejan lugar a dudas: Zamora (51,79 años), Orense (51,33), León (50,03), Lugo (50,5) y Asturias (49,77) superan ampliamente los 44,3 años de media en España. Estas zonas se han convertido en territorios terminales, donde la juventud emigra, la natalidad se desploma y los servicios públicos se degradan sin recambio generacional que los sostenga.

Y a eso se suma un mercado laboral desincentivador: en Galicia, el salario medio es de 2.075 €, en Castilla y León 2.076 €, cifras por debajo de la media estatal (2.128 €) y muy lejos de lo que se necesitaría para fijar población joven o atraer talento. La situación en Asturias es ligeramente mejor en salario (2.115 €), pero igual de precaria en términos de envejecimiento.

En resumen: mal pagado, mal conectado y mal planificado. ¿Quién quiere quedarse o empezar un proyecto vital en un lugar así?

Riqueza sí, pero solo para el 1%

Lo más alarmante no es solo el envejecimiento, sino el desequilibrio en la distribución de la riqueza. Según el estudio de ESADE (junio de 2025), Galicia es la segunda comunidad autónoma de España con mayor concentración de riqueza en el 1% más rico, solo por detrás de Madrid. Es decir, en una comunidad donde no hay trabajo suficiente, ni servicios públicos sólidos, ni oportunidades para la juventud, una élite acapara la riqueza mientras el resto sobrevive.

Este modelo de crecimiento desigual, basado en rentas heredadas, acumulación patrimonial y falta de redistribución, explica en parte el colapso social que viven estos territorios. Porque una comunidad puede ser rica sobre el papel, pero si la riqueza no se reparte, la mayoría no vive: resiste.

Castilla y León y Asturias, por su parte, muestran menor concentración de riqueza, pero también menor volumen total. La pobreza es más horizontal. El empobrecimiento, más repartido.

España está perdiendo una parte de sí misma, y no es solo un problema demográfico: es una consecuencia directa de decisiones políticas. Las políticas del abandono. Las políticas de recorte. Las políticas que premian a quien más tiene y condenan al olvido a quien menos puede protestar.

No se trata de nostalgia rural ni de romanticismo provincial. Se trata de justicia territorial, económica y generacional. Y lo que ocurre hoy en Zamora, León, Orense o Lugo es un espejo de lo que pasará mañana si no se actúa: más desigualdad, más despoblación y más fractura social.

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