Las nuevas obligaciones para fabricantes, comercializadores y marketplaces en la Unión Europea

El 13 de diciembre entra en vigor el Reglamento 2023/988, sin necesidad de transposición

05 de Octubre de 2024
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Nuevas obligaciones comercio online
Foto:  rupixen en Unsplash

El comercio digital en la Unión Europea sufrirá una transformación significativa con la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2023/988 sobre la seguridad general de los productos. Esta norma, que marca un hito en la regulación del mercado digital, establece nuevas obligaciones tanto para los fabricantes como para los comercializadores y marketplaces. Además, es la primera vez que una normativa de este tipo se aplica directamente en los Estados miembros, sin necesidad de transposición, y así lo recoge el propio texto, lo que garantiza una aplicación uniforme en toda la Unión Europea.

Entre las palabras que pueden sonar lejanas está la de los marketplaces. Un marketplace es una plataforma en línea que permite a terceros vender productos o servicios directamente a los consumidores. Actúa como intermediario entre el vendedor y el comprador, facilitando la venta, la gestión de pagos y otros servicios relacionados. Ejemplos conocidos de marketplaces incluyen Amazon, eBay o Etsy, aunque también existen plataformas más pequeñas, algunas locales, que cumplen este papel. Cualquier tienda “on line” que venda productos de más de un fabricante, lo es.

La diferencia clave entre un marketplace y una tienda en línea tradicional es que el marketplace no es el vendedor directo de los productos (propios o comprados a terceros), sino que proporciona un espacio para que otros comerciantes realicen las ventas. Bajo el Reglamento 2023/988, esta distinción implica diferentes obligaciones para los marketplaces y los fabricantes o proveedores de productos, sean comercializados por terceros, o no.

Obligaciones para los fabricantes y proveedores

El Reglamento (UE) 2023/988 refuerza la responsabilidad de los fabricantes y proveedores de productos en cuanto a la seguridad de los artículos que comercializan. Entre las principales obligaciones destacan:

  • Garantía de seguridad: Los fabricantes deben asegurarse de que los productos que ponen en el mercado cumplen con las normativas de seguridad, incluyendo controles de calidad y la provisión de información clara sobre su uso seguro.
  • Trazabilidad: Los productos deben ser trazables en toda la cadena de suministro. Los fabricantes deben conservar registros detallados que permitan identificar a los proveedores de componentes y distribuidores.
  • Reacción rápida ante riesgos: Si se detecta un producto peligroso, los fabricantes están obligados a actuar de inmediato, retirándolo del mercado y cooperando con las autoridades para mitigar los riesgos.

Obligaciones para los marketplaces

Los marketplaces también están sujetos a nuevas responsabilidades para garantizar la seguridad de los productos vendidos a través de sus plataformas. Aunque no son los vendedores directos, sus obligaciones incluyen:

  • Registro en el portal Safety Gate: Los marketplaces deben registrarse en el portal Safety Gate, un sistema europeo que permite la comunicación sobre productos peligrosos o inseguros. Además, deben proporcionar un punto único de contacto para que las autoridades puedan comunicarse rápidamente en caso de problemas relacionados con la seguridad.
  • Responsabilidad de control: Aunque no están obligados a revisar cada producto individualmente, los marketplaces deben asegurar que los productos vendidos cumplen con las normativas de seguridad. Deben reaccionar rápidamente cuando se les notifique sobre productos inseguros.
  • Retiro de productos peligrosos: Los marketplaces están obligados a retirar productos peligrosos de sus plataformas tan pronto como reciban notificaciones o tengan conocimiento de ellos. Además, deben cooperar activamente con las autoridades en el proceso de retirada y en cualquier investigación.
  • Transparencia con los consumidores: Deben proporcionar información clara sobre los vendedores en la plataforma, incluyendo datos de contacto y detalles sobre la trazabilidad del producto, garantizando la seguridad y la confianza del consumidor.

Cumplimiento de la Directiva de Whistleblowers

Tanto los fabricantes como los marketplaces deben cumplir con las disposiciones de la Directiva (UE) 2019/1937, también conocida como la Directiva de Whistleblowers. Esta norma protege a las personas que informen sobre infracciones del derecho de la Unión, incluyendo la seguridad de los productos.

En este contexto, las empresas deben:

  • Establecer canales de denuncia seguros, independientes y accesibles para que los empleados y terceros puedan reportar violaciones relacionadas con la seguridad de los productos o prácticas ilegales en el mercado.
  • Garantizar la protección contra represalias para aquellos que denuncien infracciones, tanto para empleados como para terceros que trabajen en el sector de fabricación o venta de productos.
  • Actuar diligentemente sobre las denuncias recibidas, tomando medidas correctivas para mitigar cualquier riesgo identificado y asegurar el cumplimiento de la normativa.

El cumplimiento de esta directiva es crucial, ya que no solo refuerza la integridad y la seguridad en la comercialización de productos, sino que también ayuda a prevenir posibles infracciones que puedan poner en riesgo la salud y seguridad de los consumidores.

Una norma europea que se aplica directamente

Por primera vez, una normativa europea de esta magnitud se aplica sin necesidad de transposición a las legislaciones nacionales, y así se recoge en su redactado. El Reglamento (UE) 2023/988 tiene efecto directo en todos los Estados miembros, lo que garantiza una aplicación uniforme en toda la Unión Europea. La obligación de registro en el portal Safety Gate y el cumplimiento de la Directiva de Whistleblowers son ejemplos claros de esta armonización.

Este nuevo marco regulatorio representa una revolución hacia la protección de los consumidores en el entorno digital, obligando a fabricantes y marketplaces a garantizar la seguridad de los productos que comercializan y venderlos bajo estrictos estándares de seguridad, sin consideración de tiempo o fronteras. A las empresas les queda poco tiempo, y deberán adaptarse rápidamente a estas nuevas normativas para evitar sanciones y cumplir con los altos niveles de protección establecidos en el mercado europeo.

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