No fueron amnistías como tales, pero sí son medidas de gracia más o menos generales. Al expresidente del gobierno, Felipe González, habría que recordarle que, durante su mandato, entre 1982 y 1996, concedió 5.944 indultos, 425 por año. Algunos de los más llamativos de este período fueron el del expresidente cántabro del Partido Popular, Juan Hormaechea, condenado por malversación de caudales públicos, oel de Alfonso Armada, uno de los cabecillas del intento de golpe de Estado del 23-F de 1981, condenado a 30 años de cárcel, y que apeló a esta medida para eliminar su sentencia argumentando motivos de salud. También fue objeto de la medida de gracia el expresidente del Atlético de Madrid y exalcalde de Marbella, Jesús Gil, que lo llegó a recibir en dos ocasiones. La primera tuvo lugar durante el mandato de Francisco Franco, después de ser condenado por el homicidio involuntario de 58 personas, al hundirse un restaurante del que era propietario, mientras que la segunda sí fue decretada por Felipe González, tras una condena por estafa, evitando que fuera a la cárcel por vender una parcela que estaba embargada. Por consiguiente, tiene mucho que callar. En sus últimas manifestaciones ha declarado que la ley de amnistía es “una barrabasada” y que, por eso no votará al PSOE en las próximas elecciones.
González se rasga las vestiduras por la situación en que se encuentra el PSOE respecto a la corrupción que se atribuye a algunos de sus miembros. Se olvida de que, durante su mandato, el PSOE tuvo que afrontar varios procesos judiciales por financiación ilegal, como por ejemplo el caso Filesa, y de terrorismo de Estado. Hay quien todavía le señala como el señor X del GAL. Se puede decir que todo arrancó con el célebre casoJuan Guerra en torno al hermano del vicepresidente, Alfonso Guerra. Siguieron Filesa (financiación ilegal del partido), Ibercorp (sobre Mariano Rubio, gobernador del Banco de España), el estrambótico caso Roldán (robo y fuga del director de la Guardia Civil) y las escuchas del CESID. Los paralelismos entre los actuales casos que salpican al PSOE de Pedro Sánchez que tanto critica González son evidentes. Juan Guerra era el hermano del vicepresidente Alfonso Guerra. Se le descubrió un despacho en la delegación del gobierno de Andalucía en Sevilla donde hacía y deshacía a su antojo. Hay quien le compara con Koldo García. Filesa consistió en la creación de una serie de empresas, Filesa, Malesa y Time Export, cuyo fin era la financiación ilegal del PSOE para hacer frente a los gastos electorales de 1989. Los jueces del Supremo consideraron probados los hechos como consecuencia de una querella presentada por el abogado del Partido Popular, Juan Ramón Montero. Esta financiación ilegal consistía en inflar contratos públicos para recibir la comisión correspondiente. Muchos de los cargos fueron retirados porque en el momento de los supuestos hechos delictivos no existía el delito tipificado como "financiación irregular" de los partidos políticos. El juez instructor, Marino Barbero, dictó auto de procesamiento contra 39 dirigentes del partido entre los que se encontraban el tesorero del grupo parlamentario, Caerlos Navarro, el exsenador, Carlos Sala, y la coordinadora de finanzas federal, Aida Álvarez. Fueron condenados por falsedad documental, apropiación indebida, tráfico de influencias, asociación ilícita y malversación. Un sumario aparte pero que tenía que ver con ese se refería a la adjudicación del Ave a Sevilla. En la etapa de la Expo-92 de Sevilla se levantaron sospechas sobre concesiones irregulares de las obras. El asunto nunca llegó a prosperar judicialmente.
Durante los gobiernos de Felipe González se produjeron varios escándalos no sólo económicos sino políticos. Luis Roldán, director general de la Guardia Civil se fugó cuando iba a ser detenido y le costó el cargo al ministro de interior de la época, Antoni Asunción. A Roldán se le acusó de apropiación indebida. Cobró comisiones de las obras efectuadas en las dependencias del cuerpo. Otro escándalo que coincide en el tiempo fue el que encarceló al gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, y al síndico de la bolsa de Madrid, Manuel de la Concha por el llamado “escándalo Ibercorp”, un chiringuito financiero propiedad de De la Concha que benefició, con el visto bueno de Rubio, a un buen número de personajes de la entonces llamada “Beautiful People”
Pero lo que González no podrá olvidar en su vida fue la investigación periodística y judicial de los GAL. Los Grupos Antiterroristas de Liberación cometieron secuestros y asesinatos durante la guerra sucia contra ETA algunos de los cuales quedo probado que se llevaron a cabo desde el ministerio de Interior que entonces dirigían José Barrionuevo y Rafael Vera, dos personajes que, ahora, piden la dimisión de Pedro Sánchez. Barrionuevo y Vera fueron condenados y tuvieron que ingresar en prisión, un ingreso con manifestación incluida que contó con la presencia de Felipe González que siempre los consideró inocentes. Durante su mandato se dieron varios casos de corrupción en el ministerio del Interior que nunca fueron probados judicialmente. Tuvieron que ver con la utilización fraudulenta de los fondos reservados. En la etapa de José Luis Corcuera, otro de los actuales “disidentes”, fue notoria la utilización de ese dinero sin control parlamentario para la compra de joyas para las mujeres de los altos mandos policiales.
Se podría seguir contando más casos que tuvieron lugar en la etapa de González al frente del gobierno. Lo que ocurrió es que entonces el expresidente era una figura intocable. Sólo José María Aznar, en el último mandato, se dedicó a atacarle en el Congreso de los diputados acusándole de corrupción y de terrorismo de Estado. Pero lo cierto es que nunca fue cuestionado de la manera que él está haciendo ahora hacia su sucesor negándole el voto en unas elecciones por considerar que poco menos que ha prevaricado al proponer la amnistía para los independentistas catalanes. Convendría recordarle que apoyó la ley de amnistía de 1977 que supuso no sólo el perdón de los delitos que el franquismo atribuía a los demócratas sino también los desmanes de la policía del régimen gracias a los cuales muchos miembros de la Brigada Político Social fueron condecorados sin exigírseles responsabilidades penales.
Felipe González habla de la ilegalidad de la amnistía. Parece haber olvidado que él apoyó y refrendó una allá por 1977.