Pedro Sánchez «hunde» al PSOE

14 de Febrero de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Sanchez CyL

Los diferentes análisis coinciden en que la convocatoria de elecciones anticipadas en Castilla y León por parte del Partido Popular ha sido un grave error político porque ha dado más fuerza a la extrema derecha.

Es indudable que Pablo Casado pensaba salir reforzado de estos comicios autonómicos pero, en realidad, es uno de los grandes perdedores de esta cita electoral, puesto que ha demostrado que sólo los grandes «adversarios» internos del presidente del PP son los que frenan a la extrema derecha: Alberto Núñez Feijoo e Isabel Díaz Ayuso.

Sin embargo, los análisis no se han centrado en la figura de Pedro Sánchez cuando, en realidad, es el otro gran perdedor si, evidentemente, quitamos a Ciudadanos de la ecuación.

Nadie sabe si Sánchez iba a volver a intentar una moción de censura contra Alfonso Fernández Mañueco, tal y como afirma el PP para justificar el absurdo adelanto electoral. Sin embargo, lo que sí está claro es que la gestión que está haciendo tanto del PSOE como del Gobierno de España se ha convertido en el principal lastre para al Partido Socialista. También para la izquierda, porque, con el giro hacia el centro derecha, porque la socialdemocracia actual es la muleta de las clases dominantes, que dio en el 40 Congreso Federal celebrado en Valencia.

Los resultados del PSOE en los comicios son desoladores y Sánchez es el principal responsable, no Luis Tudanca. El Partido Socialista ha perdido, al 99,28% de escrutinio, 117.756 votos respecto a las elecciones autonómicas de 2019. Sólo Ciudadanos, que es una fuerza política en claro peligro de extinción, le ha superado con 151.676 de pérdida.

Estas cifras se dan en una situación política en la que Luis Tudanca no ha sufrido el desgaste del gobierno porque quien ha ostentado la Presidencia de la Junta de Castilla y León ha sido el Partido Popular. En consecuencia, el único responsable de estos datos es Pedro Sánchez.

Los argumentos dados por Adriana Lastra desde Ferraz para justificar el descalabro no son más que el análisis de quien quiere proteger al líder supremo. La vicesecretaria general del PSOE ha afirmado que la fragmentación del voto ha perjudicado más al Partido Socialista que al Partido Popular. Por cierto, Pedro Sánchez ha vuelto a esconderse en la derrota, como ya hizo cuando Isabel Díaz Ayuso arrasó en Madrid.

Sin embargo, Lastra no ha entrado en la reflexión de ver por qué esa fragmentación ha penalizado más a uno que a otro y, sobre todo, ha favorecido a Vox porque, no lo duden, ha habido voto socialista que ha terminado en la extrema derecha.

El mayor golpe que ha recibido el PSOE ha sido en la provincia de Soria, donde la plataforma Soria ¡YA! ha obtenido 42,47% de los votos y un 50,34% en la capital, una ciudad donde el Partido Socialista obtuvo en las municipales mayoría absoluta con un 49,52%.

La realidad es que la llamada España Vaciada se siente traicionada por la gestión de Pedro Sánchez y las esperanzas que pusieron en él en las elecciones generales de 2019. De ahí que hayan decidido votar a quienes llevan décadas luchando desde el activismo por la dignidad de una provincia absolutamente olvidada por los gobiernos de Madrid.

Sánchez y la decepción del pueblo

Cuando en 2018 Pedro Sánchez ganó la moción de censura planteada contra Mariano Rajoy millones de ciudadanos miraron con esperanza al palacio del Congreso de los Diputados. Han pasado ya casi 4 años desde aquel momento y las decepciones han sido constantes. Además, sin rendir cuentas, porque aún no ha convocado el Debate sobre el estado de la Nación desde que llegó a la Moncloa.

Más allá de la gestión de la pandemia, cada día que pasa más cuestionada, sobre todo después de que el Tribunal Constitucional declarara la inconstitucionalidad del estado de alarma. Esta sentencia ya hubiera justificado la presentación inmediata de su dimisión. Pero, quien conoce a Pedro Sánchez, sabe que eso no iba a pasar.

Por otro lado, las medidas que ha ido adoptando, incluso las que se han denominado como «estrella» desde el punto de vista de la izquierda, han sido una decepción porque siempre se han quedado a medio camino de lo que el pueblo demandaba para recuperar sus derechos.

La Ley de la Vivienda, al final, ha dejado muchos vacíos que, evidentemente, van a ser aprovechados por las clases dominantes. El hecho de que uno de los comentarios más repetidos haya sido «esto es mejor que nada» demuestra que es absolutamente insuficiente. Por ejemplo, al dejar en manos de las comunidades autónomas la fijación de precios, va a provocar que las que están gobernadas por la derecha se nieguen a aplicarla. Además, una de las medidas estrella de la Ley de la Vivienda es el bono de 250 euros, lo que puede convertirse en un elemento inflacionista.

Otra de las leyes que le da pie a la propaganda es una reforma laboral que ha sido calificada como «una tomadura de pelo para la clase trabajadora» porque, entre otras cosas, mantiene las herramientas que Mariano Rajoy entregó a las grandes empresas y los bancos para realizar ERE masivos. El argumento de que se recuperan una parte de los derechos arrebatados a las clases medias y trabajadoras en 2012 no es lo que se espera de un presidente socialista.

La reforma laboral de Pedro Sánchez fue calificada por Ana Patricia Botín como positiva y, además, añadió que «esta es la manera de hacer las cosas». Esto lo ha dicho una mujer que, desde que preside el banco, ha despedido a cerca de 10.000 trabajadores mientras el Santander ha obtenido desde 2014 un beneficio total de 52.135 millones. Por tanto, si la reforma laboral de Sánchez es positiva para Ana Patricia Botín, no lo puede ser de ninguna manera para las clases medias y trabajadoras de este país.

Por otro lado, la presidenta del Santander se ha referido a que el hecho de que la reforma laboral haya sido pactada por Gobierno, sindicatos y patronal es la forma de hacer las cosas. Cuando Rajoy aprobó la suya de manera unilateral, la señora Botín no salió a dar una rueda de prensa desde Londres para quejarse de que esa no eran las formas.

Hay que ser claros. Si la reforma laboral es positiva para Ana Patricia Botín no puede ser buena para las clases medias y trabajadoras. Cada vez que Sánchez diga, en el tono triunfalista que tanto le caracteriza y con el que goza hasta llegar al éxtasis, que derogó la reforma laboral de Rajoy, no es cierto, porque sólo se ha aprobado un sucedáneo que le servirá de herramienta de marketing, pero que no evitará que los trabajadores sigan sufriendo con una reforma que no palía los aspectos más lesivos de la de Rajoy.

La extrema derecha y la destrucción de la izquierda

La gestión de Sánchez es la mejor herramienta que tiene Vox para seguir creciendo y, por desgracia para el pueblo español, la única que puede frenar a la extrema derecha es Isabel Díaz Ayuso. Cada vez que Sánchez anuncia una medida se frotan las manos porque en el partido presidido por Abascal saben que el mejor caladero de votos que tienen es el de los desencantados con Pedro Sánchez, sobre todo porque no existe alternativa en el lado progresista.

En España no hay tantos millones de «fachas» como para que Vox se haya convertido, de momento, en la tercera fuerza política del país. Es imposible. Lo que sí hay son millones de desencantados con los partidos políticos. Tras la crisis de 2008, que golpeó a España a partir de 2010, las víctimas de esa crisis pusieron sus esperanzas en Podemos porque el bipartidismo y el turnismo les había fallado.

Ahora quien les está fallando es Unidas Podemos y el presunto giro a la izquierda que Sánchez anunció que iba a dar al PSOE en el 39 Congreso Federal tras retornar a la Secretaría General del partido.

Sin embargo, ni el supuesto giro a la izquierda ni Podemos han servido para devolver a la ciudadanía lo que la crisis se llevó. Cuando aún no se había curado las graves heridas de la crisis de 2008, cuando aún había millones de familias en situación de pobreza extrema, cuando el mercado laboral está caracterizado por salarios más propios de Marruecos que de la cuarta economía de la Eurozona, lo que el pueblo esperaba de un gobierno progresista era una reversión absoluta de la situación y, sobre todo, gobernar con una filiación absoluta con las necesidades reales del pueblo. Sin embargo, Sánchez no lo ha hecho y, en muchos casos, se ha posicionado en favor de las clases dominantes.

Si el PP es la causa de las políticas restrictivas, si el PSOE de Pedro Sánchez ha abandonado los principios básicos del socialismo para entregarse a la socialdemocracia mentirosa y pragmática, y si Podemos no ha resultado ser lo que prometía, entonces la ciudadanía se entrega al populismo de la extrema derecha porque la gente ya está harta de palabras, de sonrisas y de cambio de discurso coincidente, casualmente, de si Sánchez lleva traje o cazadora de ante marrón.

La excusa que Unidas Podemos pone siempre de que, aunque estén en el Gobierno, no pueden tomar decisiones porque se las frena el PSOE, no es válida porque tienen fácil la salida: romper la coalición y hacer oposición a la socialdemocracia de Sánchez.

El secretario general del Partido Socialista está llevando tan al límite su viraje socialdemócrata que ya se han roto los puentes con los partidos que le apoyaron en la investidura. Estas formaciones políticas ya están hartas de las promesas incumplidas.

En consecuencia, los resultados en Castilla y León son la demostración de que Pedro Sánchez está hundiendo al PSOE tras abandonar las esencias básicas del socialismo para entregarse, como ya hicieron sus compañeros Valls y Renzi, a la socialdemocracia pragmática que no es otra cosa que la forma de entender la política que blanquea las barbaridades de las clases dominantes. El problema es que la socialdemocracia, como ya ha ocurrido en otros países, es el fin de la izquierda y en España eso sería catastrófico para todo el pueblo menos para Pedro Sánchez.

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