Sánchez se acerca al desastre de 2016

Según los sondeos, el partido del presidente del Gobierno se encuentra sólo a un 6% de repetir los peores resultados de la historia, los mismos que provocaron las lágrimas de la militancia y que Sánchez diera una rueda de prensa con una enorme sonrisa

12 de Agosto de 2024
Actualizado el 13 de agosto
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Sánchez con su esposa en una imagen de archivo.
Sánchez con su esposa en una imagen de archivo.

Uno de los momentos más bochornosos y crueles de la historia política de Pedro Sánchez se produjo el 26 de junio de 2016. En aquella calurosa noche de principio de verano, el PSOE obtuvo sus peores resultados históricos en unas elecciones generales, que superaban el desastroso resultado de los anteriores comicios. La candidatura liderada por Pedro Sánchez consiguió la pírrica cantidad de 85 escaños, no alcanzando siquiera el 23% de los votos (22,6%). A pesar de que esto era un desastre, Pedro Sánchez salió con su porte de anuncio de marca de trajes de lujo y ofreció una comparecencia en Ferraz con una enorme sonrisa en la cara.

Todo esto sucedía mientras decenas de miles de militantes del PSOE lloraban ante unos resultados absolutamente intolerables. Sánchez reía mientras los suyos sufrían porque él había salvado los muebles evitando el sorpasso de Podemos. No era la primera vez que mostraba en público su falta absoluta de escrúpulos porque el único que había salvado los muebles había sido él, es decir, la persona que más le importa en el mundo a Pedro Sánchez.

El tiempo ha pasado, Sánchez ha conseguido su objetivo de matar al PSOE y convertirlo en el Partido Sanchista, una organización de sectarios y fanáticos que justifican lo que haya que justificar en aras de pontificar a su líder máximo. Todo ello a pesar de que sea un mitómano de manual. Consiguió ser presidente del Gobierno legítimamente, de eso no puede dudarse jamás, por más que los pactos que firme no gusten. Pedro Sánchez es el legítimo presidente del Gobierno de España.

A pesar de los aparatos de propaganda monclovita y sanchista, los escándalos y la ineficacia de Pedro Sánchez ya están pasando factura a su partido y todo parece indicar que se trata de un camino sin retorno. Mucho va a tener que trabajar Sánchez para revertir el escenario, sobre todo en un país en el que el problema no es sólo la gestión del gobierno, sino que es él mismo el que supone el mayor punto de rechazo ciudadano.

El personalismo que Sánchez ha implantado como manera de hacer política se le ha vuelto en contra. El problema no es el gobierno de coalición progresista, el problema es el propio presidente de ese Ejecutivo.

Y eso se nota en los sondeos, sobre todo tras las nuevas cesiones al independentismo catalán con la entrega de la soberanía fiscal a cambio de la Presidencia de la Generalitat para Salvador Illa. Eso a los españoles no les gusta, sobre todo porque les afectará muy negativamente.

Según la encuesta publicada por Sigma Dos para el diario El Mundo la distancia con el Partido Popular se agranda. El Partido Sanchista se queda en un 28,9%, es decir,  un 3,2% menos que hace un año y con una distancia de 35 escaños respecto al PP, quien ya sólo está a 17 diputados de la mayoría absoluta.

Partiendo de la base de que en un escenario político tan atomizado y una sociedad tan polarizada el resultado de las encuestas es muy incierto y que tanto las empresas demoscópicas como el CIS de Moncloa cocinan muy bien, lo cierto es que la situación de Pedro Sánchez es insostenible.

Además, no es nada descartable que antes de fin de año se convoquen elecciones generales por la imposibilidad del gobierno de aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Nadie garantiza que Junts vaya a votar a favor, salvo que Sánchez regale también las exigencias del partido de Carles Puigdemont, algo que sería otra gota más que colmaría la paciencia de los españoles.

La egolatría, la mitomanía y el estar rodeado de palmeros que sólo dicen bwana, bwana, y le ríen todas las gracias a Sánchez con movimientos de cabeza que semejan cada vez más a aquellos bulldogs que se colocaban en los años 80 en la bandeja trasera de los coches, provocan que Sánchez esté ciego ante la realidad. O da un verdadero golpe de timón que favorezca al pueblo de manera veraz y eficaz, o abrirá la puerta a lo que nadie quiere: un gobierno del PP apoyado por Vox. Y, entre las cosas que puede hacer para ese giro está su propia dimisión y dejar el gobierno en manos de otra persona que no esté contaminada por el sanchismo.

 

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