Con unas condiciones climáticas cada vez más extremas evidenciadas este verano, la sequía es una realidad más que palpable en buena parte del territorio nacional, sobre todo en las cuencas hidrográficas que afectan a Andalucía, la comunidad autónoma más poblada del país y la segunda más extensa, decisiva para ganar o perder convocatorias electorales. Por ello, el Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno Bonilla ha encontrado ya el enganche mediático perfecto de aquí a las próximas elecciones municipales del próximo mayo para articular un nuevo mantra con el que erosionar todo lo posible las políticas del ejecutivo de Pedro Sánchez y buscar un nuevo motivo de confrontación política permanente: el agua, y sobre todo la falta de ella. Aunque a veces el subconsciente le juegue una mala pasada, o los redactores de sus discursos, y ponga enfáticamente el foco en los problemas que se están teniendo para regar los 106 campos de golf con que cuenta la comunidad andaluza, más del doble de la segunda, Castilla y León, con 45, y la tercera, Cataluña, con 41.
La reunión de la Mesa de la Sequía de este lunes se cerró con vagos resultados y sobre todo reproches mutuos y nulas iniciativas conjuntas que lleven a todas las administraciones a articular políticas que sirvan para amortiguar el severo traspiés que se avecina en lontananza si este próximo otoño sigue sin caer una gota del cielo. La sequía de ideas de los responsables políticos es casi tan evidente como la que sufren tanto los agricultores y ganaderos como los propios campos andaluces, que llegado el verano son pasto de las llamas sin excesivas dificultades. La negligencia política de unos y otros, enfrascados en reproches partidistas, hace el resto.
En este escenario límite, el presidente andaluz ha dado el primer paso y ha convocado este jueves en su residencia oficial, el Palacio de San Telmo, a los portavoces de todos los grupos parlamentarios para abordar los temas más acuciantes para Andalucía, uno de ellos la sequía, en esta nueva legislatura que comienza ahora. Tampoco de esta cita saldrán resultados concretos más allá de declaraciones de intenciones, pese a la urgencia del problema de la sequía para Andalucía, donde ya existen pueblos con restricciones horarias en el abastecimiento de agua.
Moreno Bonilla intenta articular un discurso convincente contra la sequía tras poner el foco en los problemas para mantener los 106 campos de golf de Andalucía, la más seca y con mayor número de estas instalaciones
Andalucía es la comunidad con la media de agua embalsada más baja de todo el país. En la actualidad sólo cuenta con el 26% del total. La consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, urge al Gobierno central a comprometerse con “medidas más ágiles y contundentes”. Entre ellas, el ejecutivo andaluz considera la puesta en marcha de la doble tarifa eléctrica para los regantes, “que le permitiría reducir su factura”, según la consejera; la bajada del IVA de los insumos que afectan a la actividad agraria; la bonificación del agua desalada a 0,30 euros; y la utilización y reprogramación de los fondos Next Generation. Andalucía quiere aprovechar estas ayudas de la UE para que se aumente la dotación destinada tanto a modernización del regadío como a obras hidráulicas para evitar lo que considera una “desventaja” por el simple hecho de estar “al sur del sur”.
15 obras proyectadas
Esta insistencia del ejecutivo andaluz para que Sánchez implemente inversiones al respecto en Andalucía contrasta con el propio grado de ejecución de los proyectos del Gobierno de Moreno Bonilla, que no llegan ni al 50% en estos momentos de urgente necesidad hídrica. Así, de las 15 obras proyectadas por la Junta contra la sequía a través de dos decretos aprobados al respecto por el ejecutivo andaluz para paliar la situación, sólo el48% está actualmente en ejecución. Cuando se finalicen, estas iniciativas de la Administración andaluza supondrán la movilización de 72,9 hm³ de agua adicionales para Andalucía.
Mientras tanto, el cruce de acusaciones entre administraciones seguirá incansable en un proceso político de desgaste, tanto o más que el que sufren las cuencas hidrográficas de Andalucía en la actualidad mientras los ciudadanos ya comienzas a sufrir las consecuencias de la sequía, de agua y de ideas políticas.