El municipio salmantino de El Tejado, muy cerca de los límites de Salamanca con la provincia de Ávila, tiene 82 habitantes y una extensión de 21,9 kilómetros cuadrados. Conformado por las pequeñas localidades de La Casilla, La Magdalena y El Tejado, esta pequeña localidad ha ido perdiendo población desde los años cuarenta, en que contaba con algo casi un millar de habitantes, hasta ahora sin que esa tendencia decreciente se detenga.
El Tejado, como tantos otros pueblos de la España vaciada o vacía, sufre los mismos problemas de falta de servicios, envejecimiento de la población -lo que agrava ya de por sí esa falta de servicios-, inexistencia de asistencia educativa y social, falta de atención sanitaria y escasas comunicaciones terrestres con la provincia para los que carecen vehículo propio.
Al visitar este pueblo, cuyas calles impresionan por estar vacías, con nula o escasa presencia de gente paseando o haciendo sus labores, y la ausencia de tráfico, otro aspecto que llama la atención es que no hay comercio alguno. Ni tampoco hay supermercados, ni punto de venta de ninguna clase, lo que significa que sus escasos habitantes para hacer sus compras tienen que desplazarse hacia los núcleos de población más cercanos, como el Barco de Ávila, Béjar o Guijuelo. Sin embargo, una vez a la semana van al pueblo un frutero, un pescadero y un carnicero con una furgoneta de venta ambulante.
El servicio de correos se reparte en El Tejado un par de veces a la semana, lo que es insuficiente e incomunica aún más al pueblo, debido a un mal servicio de internet. Tampoco la localidad cuenta con farmacia y sus vecinos tienen que desplazarse para conseguir sus medicamentos, aunque una vez a la semana se desplaza un farmacéutico de la farmacia de la cercana localidad de Santibáñez para proveer las necesidades locales.
Muchas carencias en todos los servicios
Con respecto a los servicios médicos, solamente hay una visita semanal de una hora, concretamente los lunes, y sobre sus horarios informa la página web del ayuntamiento del pueblo. Pero es absolutamente precario y escaso, ya que la mayor parte de la población es mayor, por lo que tienen mayores necesidades, y los servicios sanitarios más cercanos están muy lejos para atender a las urgencias que puedan ocurrir. Luego la llegada de ambulancias, en caso de presentarse una emergencia sanitaria, suele demorarse, poniendo en peligro la vida de los enfermos. Los hospitales más cercanos están en Béjar y Salamanca, lugares muy apartados, y los lugareños se quejan de que el hospital asignado para ellos es el de la capital salmantina, situado a una hora en coche del pueblo, lo que pone en peligro a un enfermo, por ejemplo, si ha sufrido un infarto de miocardio y requiere una rápida atención.
Existe un restaurante-bar en El Tejado -La Casilla-, regentando por un malagueño procedente de Madrid, y donde los lugareños pueden socializar e incluso probar bocado, ya que el lugar está especializado en asados, carnes y productos de la zona, cuya principales bazas son los productos derivados del cerdo. Oficialmente, el lugar abre los jueves, viernes, sábados y domingos, pero si te acercas por allá y el dueño se encuentra en el lugar te atiende muy amablemente.
En lo que respecta a la vida cultural, hay que reseñar la existencia de la Asociación Sociocultural El Tejado, que intenta dinamizar la escasa vida de este pueblo con una serie de de actividades, entre las que destacan presentaciones de libros, participar en exposiciones fotográficas, concursos de tortillas de patatas, reuniones de vecinos del pueblo, organización de fiestas locales y numerosos actos, sin apenas ayuda, que tratan de paliar esas carencias culturales y sociales. Los medios con que cuentan para su labor heroica son escasos, como ocurre con tanta frecuencia en estos pueblos de la España vaciada.
Las fiestas del pueblo, que se celebran el segundo fin de semana de agosto en honor a la Virgen del Carmen y San Roque que cae el 12 de ese mismo mes, atraen a numeroso público y constituyen una de las partidas presupuestarias más copiosas del presupuesto municipal. Las mismas atraen a mucho público del exterior, pero es realmente importante para la vida del pueblo porque muchos de sus vecinos que viven fuera de la localidad desde hace años e incluso décadas recorren centenares de kilómetros para reencontrarse con sus antiguos vecinos, amigos y familiares, en uno de los pocos actos públicos que tiene El Tejado para facilitar esas necesarias relaciones humanas que son parte del tejido social de una localidad pequeña.
Pero, en esta era digital en que todo fluye a través de internet, el principal problema de El Tejado es, sin duda, que carece de fibra óptica y las autoridades municipales, que ya la han reclamado desde hace más de dos años, siguen a la espera de que sea instalada definitivamente para facilitar las comunicaciones de sus vecinos con el exterior, promover la instalación de nómadas digitales y poner en marcha algunas iniciativas locales. Luego, el Ayuntamiento cuenta con una biblioteca con algunos centenares de libros, pero que está cerrada, sin personal que la pueda atender ni horarios de atención al público debido a que el pueblo no tiene ni un solo funcionario a su servicio.
Las escuelas del pueblo, que eran un instrumento fundamental para dotar de servicios a los niños y jóvenes de la población, fueron cerradas hace años y los escasos alumnos de El Tejado -cuatro- tienen que desplazarse todos los días a la vecina Santibáñez de Béjar para recibir clases. En total, en 110 pueblos de la provincia de Salamanca han sido cerradas sus escuelas rurales y la tendencia al cierre, debido a la despoblación, es creciente. Ya se han anunciado más cierres para el próximo año, por falta de población escolar y poca dotación presupuestaria, lo que alimenta, aún más, la despoblación y retroalimenta el trágico ciclo vicioso de ausencia de población-recorte de servicios-emigración masiva de los núcleos de la España vaciada.
¿Qué posibilidades hay para el desarrollo y que no acabe desapareciendo como pueblo El Tejado? Realmente, siendo realista, hay muy pocas. Pero siempre, ante todo mal pronóstico, queda un rayo para la esperanza. Por ejemplo, el turismo, las ciclo rutas y el ecoturismo, tan en boga ahora, podrían ser una salida para atraer algo de turismo, pero, claro está, hay que promocionarlo, y cuando se presentó a la Junta de Castilla y León un proyecto en ese sentido, concretamente que abarcaba el yacimiento arqueológico del Berrueco, la respuesta por parte del consejero de Cultura del ejecutivo castellano-leonés, Gonzalo Santoja, quien por cierto es de la zona, concretamente del aledaño Béjar, fue negativa. Las alternativas al desarrollo de El Tejado, y también de esta comarca, pasan, sin duda, por el desarrollo del turismo, la búsqueda de alternativas diferenciadas a las generalistas al mismo, como el cicloturismo, el senderismo, los deportes extremos y también las visitas al yacimiento arqueológica del Berrueco, sito en esta localidad, y que es un repaso yacente por nuestros últimos diez mil años de nuestra prehistoria e historia reciente.