El largo eco del colonialismo: los tesoros artísticos en Europa y sus orígenes

10 de Mayo de 2024
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Dos bronces de Benín en el Museo de Victoria y Alberto de Londres

Europa alberga algunos de los museos más renombrados del mundo, cuyas colecciones incluyen piezas que narran historias de civilizaciones antiguas y culturas de todo el planeta. Sin embargo, la procedencia de muchas de estas obras de arte está teñida por un pasado colonial de saqueo y explotación, que involucra a naciones menos poderosas en África, América y Asia. A medida que la conciencia internacional sobre estos orígenes aumenta, también lo hacen las demandas de repatriación de los países afectados por el colonialismo, que ven en la devolución de estas obras un paso crucial hacia la justicia y la reparación histórica, buscando corregir los errores históricos y recuperar parte de su patrimonio cultural.

Detalle del friso.

Historia colonial en las salas de los museos

Instituciones como el British Museum en Londres, el Louvre en París, y el Museo de Etnología de Berlín son el hogar de numerosos artefactos obtenidos bajo circunstancias de conflicto y dominación colonial, tras apogeo del imperialismo europeo. Estos objetos incluyen, pero no se limitan a los mármoles de Elgin, también conocidos como los mármoles del Partenón, las estatuas Moái de la Isla de Pascua, cada uno con una historia de extracción que a menudo ignora la voluntad de las comunidades locales y la sacralidad de los objetos.

Fragmento del friso de las Panateneas, Partenón de Atenas

Los bronces de Benín

Uno de los casos más destacados de estos actos de saqueo es el de los Bronces de Benín. Estas sofisticadas esculturas de metal fueron tomadas por fuerzas británicas durante una expedición punitiva en 1897 contra el Reino de Benín, en lo que hoy es Nigeria. Las piezas se dispersaron por más de 160 instituciones alrededor del mundo.

Pie de altar edo que data de los siglos XVIII y XIX (Museo Nacional de Arte Africano).

El saqueo del Reino de Benín en 1897 por fuerzas británicas es uno de los ejemplos más notorios, donde valiosas esculturas de bronce fueron llevadas y distribuidas por museos y colecciones privadas en todo el mundo occidental. Estas piezas detallan la historia y cultura del pueblo de Benín y su dispersión ha sido un golpe significativo a la memoria cultural de Nigeria.

Máscara de marfil del reino de Benín, datada en el siglo XVI (Museo Metropolitano de Arte de Nueva York).

El penacho de Moctezuma

Otro ejemplo notable es el del Penacho de Moctezuma, que se sospecha fue un regalo del emperador azteca a Hernán Cortés y que hoy se encuentra en el Museo de Etnología de Viena. Su traslado a Europa está rodeado de misterio, y aunque algunas teorías sugieren que fue un regalo a Hernán Cortés, otras apuntan a que fue tomado como botín de guerra.

Penacho de plumas de quetzal mexica hecho aproximadamente en el siglo XVI tradicionalmente atribuido al emperador Moctezuma II, noveno tlatoani de México-Tenochtitlan y el de facto emperador del Impero mexica, aunque no hay confirmación de que le perteneció a él. Actualmente el penacho se encuentra en el Museo de Etnología, en Viena, Austria.

Demandas de restitución

Las demandas de devolución han crecido en las últimas décadas. Nigeria ha sido particularmente vocal en sus peticiones para la repatriación de los Bronces de Benín. Varios museos en Estados Unidos y Europa han comenzado a retornar estas piezas, aunque el proceso ha sido complejo, lleno de desafíos legales y debates éticos sobre la propiedad y la custodia de bienes culturales. La resistencia a la repatriación a menudo se basa en argumentos sobre la capacidad de conservación y la accesibilidad al público en los museos occidentales.

La Puerta de Ishtar, en el Museo de Pérgamo de Berlín,

La ética y las leyes del arte saqueado*

El debate sobre la repatriación de obras de arte no es solo legal, sino también profundamente ético. Los defensores de la devolución argumentan que es una cuestión de justicia histórica y respeto por la soberanía cultural de las naciones que fueron despojadas de sus tesoros. En contraparte, muchos museos argumentan que están mejor equipados para conservar estas piezas y que su exhibición en lugares accesibles promueve una comprensión global más profunda del arte y la cultura.

El busto de Nefertiti fue hallado en 1912, pero se exhibió por primera vez en 1924.

Compromisos y cooperación internacional

A pesar de las controversias, hay ejemplos de compromisos y cooperación que ilustran un camino hacia la resolución de estos conflictos. El Museo Quai Branly en París, por ejemplo, ha trabajado en aumentar la transparencia acerca de la procedencia de sus colecciones y ha explorado formas de colaboración con países africanos, incluyendo préstamos y exposiciones itinerantes que permiten que estas obras sean vistas en su contexto cultural original.

El tesoro de Quimbaya se encuentra en España desde 1892.

La repatriación de artefactos culturales tiene un profundo impacto no solo en la recuperación de bienes materiales, sino también en la afirmación de identidad y soberanía de los países originarios. La devolución de estas obras permite a las naciones contar sus propias historias y preservar su patrimonio cultural para las futuras generaciones.

Ejemplos de movimientos de restitución

Un caso reciente de repatriación es el del sarcófago del sacerdote Nedjemankh, devuelto a Egipto por el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York después de que se descubrió que había sido saqueado en 2011. Este acto no solo restauró un importante artefacto al patrimonio egipcio, sino que también marcó un precedente importante en la lucha contra el tráfico ilegal de antigüedades.

El Museo du Quai Branly

A medida que el mundo se vuelve más interconectado y las voces de las naciones anteriormente colonizadas se vuelven más poderosas en el escenario mundial, la presión para la repatriación de artefactos saqueados probablemente aumentará. Los museos se enfrentan al desafío de equilibrar su deseo de servir como custodios de la historia mundial con la necesidad de actuar éticamente respecto a los orígenes de sus colecciones.

Los tesoros artísticos conservados en museos europeos son más que meras reliquias del pasado; son emblemas de la historia compartida y a menudo problemática entre Europa y el mundo no occidental. Reconocer y abordar las injusticias del pasado mediante la repatriación de artefactos culturales es un paso esencial hacia la reconciliación y el respeto mutuo en las relaciones internacionales. Así, la devolución de estas obras puede servir como un puente hacia un entendimiento más profundo y respetuoso entre las naciones.

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