Feijóo, en fuera de juego: el intento fallido de frenar el relevo en Telefónica

La desesperación del PP por mantener su influencia en la multinacional destapa su historia de control empresarial

20 de Enero de 2025
Actualizado a las 16:37h
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Marc Murtra, presidente ejecutivo de Telefónica
Marc Murtra, presidente ejecutivo de Telefónica

El consejo de administración de Telefónica, una de las empresas más estratégicas de España, protagonizó este sábado una reunión extraordinaria que marcó un antes y un después en su dirección. Marc Murtra, ex presidente de Indra, fue designado como nuevo presidente de la compañía, reemplazando a José María Álvarez-Pallete tras casi nueve años al frente. Lo que debería haber sido un trámite administrativo se convirtió en un escenario de tensión política cuando Alberto Núñez Feijóo intentó, sin éxito, interferir en el proceso.

Una llamada desesperada

Según informó ElPlural.com, Feijóo, sorprendido por la noticia mientras asistía a una cumbre del PP europeo en Berlín, realizó llamadas de última hora a varios consejeros para persuadirlos de que no votaran el nombramiento de Murtra. Ninguno de los consejeros siguió sus instrucciones, y el relevo se llevó a cabo con el respaldo unánime del consejo, incluyendo los representantes de CriteriaCaixa, BBVA y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

El líder del Partido Popular no tardó en trasladar su frustración a las redes sociales, acusando al Gobierno de “colonizar” las empresas privadas. "No contento con colonizar las instituciones públicas, ahora también las empresas privadas. Van a por todo, pero les pararemos entre todos", escribió en la red social X. Esta afirmación, sin embargo, contrastó con la realidad de su propia intromisión fallida.

Una operación estratégica respaldada por los accionistas

El comunicado oficial de Telefónica remarcó que la decisión respondió a “la nueva estructura accionarial de la sociedad”, tras la adquisición de un 10% del capital por parte de la SEPI en mayo de 2024 y el aumento de participación de CriteriaCaixa al 9,9%. La entrada de la saudí STC, con un 9,97% del capital, también jugó un papel clave en este reequilibrio accionarial. En este contexto, el relevo en la presidencia buscaba adaptar la dirección de la compañía a sus nuevos accionistas y garantizar una “renovación ordenada”.

El nombramiento de Marc Murtra, conocido por su carácter dialogante y su experiencia en Indra, fue interpretado como una apuesta por la estabilidad y el buen gobierno corporativo. Bajo su liderazgo en Indra, la empresa alcanzó beneficios récord y un crecimiento significativo en su valor bursátil.

Telefónica: de emblema público a bastión del PP

El Partido Popular no ha ocultado su malestar con este cambio de rumbo en Telefónica, una compañía que durante décadas estuvo bajo su órbita de control. La privatización de la empresa durante el Gobierno de José María Aznar marcó el inicio de una era en la que el PP utilizó su influencia para nombrar a presidentes afines, como Juan Villalonga o César Alierta. Este modelo garantizó una gestión alineada con sus intereses, pero también dejó un legado de controversias y concentración de poder.

La actuación de Feijóo pone de manifiesto que el Partido Popular sigue intentando mantener su influencia en una de las empresas más importantes del país. Sin embargo, su intento de injerencia fue recibido con frialdad por el consejo de administración, que optó por priorizar los intereses estratégicos de la compañía sobre las presiones políticas.

Un discurso incoherente

La narrativa de Feijóo sobre la “colonización” empresarial por parte del Gobierno también carece de coherencia. Desde su privatización, Telefónica ha sido un terreno de juego para diferentes intereses políticos y económicos, incluyendo los del propio PP. La adquisición de un 10% por parte de la SEPI no solo aseguró la estabilidad de una empresa considerada clave para la seguridad nacional, sino que también protegió sus operaciones de posibles injerencias extranjeras, como la saudí STC.

En cambio, el discurso de Feijóo omite el hecho de que fue durante los Gobiernos del PP cuando se consolidó el modelo de ‘paracaídas de oro’ para altos ejecutivos, como las indemnizaciones millonarias de Villalonga, Alierta o el propio Álvarez-Pallete. La salida de este último, con una compensación de 45 millones de euros, vuelve a poner sobre la mesa las prácticas retributivas desproporcionadas en empresas del Ibex 35.

Una visión cortoplacista

El intento de Feijóo de frenar el cambio en Telefónica también evidencia una preocupante falta de visión estratégica. La multinacional se enfrenta a desafíos significativos en un contexto marcado por la competencia global, la transformación digital y la seguridad de las telecomunicaciones. En lugar de respaldar un cambio que fortalezca la posición de España en estos ámbitos, Feijóo parece más interesado en perpetuar un modelo de gestión vinculado a sus intereses partidistas.

La reacción de Feijóo también ha sido criticada por su improvisación. El hecho de que el líder del PP desconociera los movimientos en Telefónica hasta última hora pone en duda su capacidad para anticiparse a decisiones clave que afectan a los sectores estratégicos del país. Mientras Feijóo intentaba frenar el nombramiento, el consejo de administración demostró estar preparado para actuar con agilidad y firmeza.

El futuro de Telefónica

Con Marc Murtra al frente, Telefónica inicia una nueva etapa marcada por el equilibrio accionarial entre la SEPI, CriteriaCaixa y STC. Este cambio también supone un alejamiento de las prácticas de control político que han caracterizado a la compañía en el pasado. La designación de Murtra, un perfil técnico y dialogante, podría ser una oportunidad para consolidar la posición de Telefónica como líder en el sector de las telecomunicaciones.

En contraposición, el intento de Feijóo de interferir en el relevo directivo revela una falta de adaptación a las nuevas reglas del juego. En un momento en el que las empresas demandan independencia y profesionalidad, las maniobras políticas no solo son contraproducentes, sino también perjudiciales para la imagen de quienes las promueven. Feijóo ha demostrado estar desfasado en una realidad que exige liderazgos modernos y comprometidos con el interés común.

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