Cualquier empresa con una mínima noción de Responsabilidad Social Corporativa agradecería que, por iniciativa ciudadana o política, alguien hiciera una revisión profunda de sus contratos y descubriera la gran cantidad de errores que contienen. Si la banca hubiera tenido que pagar una auditoría que alertara de las anomalías de los contratos Redito Ad Libitum (se estima que un 95% de las hipotecas firmadas antes de 2011) habría desembolsado una cifra de 6 dígitos.
El anterior gobierno de Baleares, gracias a la iniciativa de Félix Alonso, director general de Consumo en 2022, lo hizo porque fue ejemplar en la defensa de los consumidores. El ejemplo debería haber cundido, pero se quedó allí, como el testimonio de que una política al servicio de los ciudadanos es posible (y más en lo tocante a un derecho fundamental como es la vivienda). Por otra parte, como Guillem Bou, el matemático que hizo el informe, había analizado cientos de contratos, tiene una base de datos de fórmulas erróneas (clasificadas por tipo de error) que no se incluyó por completo en el informe. En cualquier entorno de banca realmente entendedora de su función social y de su reputación, sería la propia banca quien llamara a estos señores para conseguir una solución mediada y razonable al problema de los contratos REDAL.
Pero, en definitiva, sucede lo mismo que con las cláusulas abusivas. Por mucho que el TJUE reitere que es la propia banca quien, de oficio, debería devolver lo cobrado de más a los consumidores, no hay ningún banco en España que se haya dado por aludido.
Los clientes bancarios sí estudian el informe de Baleares
Si la banca se pone de perfil ante este informe, no se puede decir mucho más del Banco de España. En tanto que supervisor, y en tanto que existen resoluciones de Departamento de Conducta de Entidades ya desde el año 2002 que advierten de errores en la cláusula de amortización, llama poderosamente la atención el silencio del Banco de España al respecto.
En contraposición, abogados, activistas, clientes… todos ellos hablan en foros sobre lo que destapó el informe REDAL. En los grupos de cuota creciente, por ejemplo, los afectados se explican unos a otros cómo analizar los errores de la cláusula de amortización.
Y esto, precisamente, es lo que hizo JLB, un cliente de Barcelona. Remitió una reclamación a BBVA porque su fórmula de cuotas era polinómica en vez de exponencial (error frecuente que se indica en el informe de Baleares).
Se quejaba, además, de que los cuadros de amortización que le remitía BBVA, están “financieramente censurados”. Es decir, se ha omitido en cada apunte tanto el capital pendiente (que genera los intereses y la cuota mensual) como el tipo de interés de dicho mes. Así resulta imposible que un consumidor, calculadora en mano, pueda saber cómo ha hecho los cálculos la entidad.
BBVA, ante esta carta, se quedó sin palabras, se negó a contestar. Y eso dio lugar al correspondiente “Informe motivado” del Banco de España donde se puede leer que “la entidad reclamada podría haber quebrantado la normativa de transparencia y protección de la clientela por cuanto no dio contestación a todas las cuestiones planteadas por su cliente en su reclamación.”
“¿Y ahora qué?”, se pregunta JLB, que al menos está satisfecho por haberle “tapado la boca” a BBVA. “¿Va el Banco de España a sancionar a BBVA o eso de quebrantar la normativa es un nuevo deporte?”. se pregunta.
BBVA, censura financiera e impunidad añeja
Diario16+ ha tenido acceso a cuadros de amortización remitidos por BBVA hace 8 años en los que, tal como indica JLB, hay “censura financiera”. Imposible verificar los cálculos a menos que se sea matemático o economista.
También hemos verificado que esta costumbre de censurar los cuadros de amortización sigue en la actualidad. Preguntada por esta cuestión Cristina Tejada, economista experta en hipotecas REDAL, advierte que, en efecto, se puede deducir el capital pendiente y el tipo de interés planteando un sistema de ecuaciones con dos incógnitas. “Pero te aseguro que tu hijo o hija que estudie Segundo de Bachillerato no lo va a tener fácil para plantearlo. Además, se encontrará con un error de precisión, porque se opera combinando una cantidad muy grande (el capital) con una muy pequeña (el tipo de interés)”.