El cese de Nadia Calviño: la próxima decisión de Pedro Sánchez

Ni un minuto más puede estar Nadia Calviño en el Ejecutivo y eso es algo que Pedro Sánchez debe entender si pretende agotar la legislatura. Es más, el Jefe de Gabinete del presidente del Gobierno ya debiera tener redactada la carta de despido de la mujer que se ha convertido en la muralla para que los poderes económicos, empresariales y financieros de este país sigan manteniendo sus privilegios en contra de los intereses y necesidades del pueblo. Si Iván Redondo no lo tuviera ya hecho, Sánchez tendría que cesarlo también.

Ya está bien de milongas. Un gobierno que se autodenomina, con toda la parafernalia posible, como «progresista y de izquierdas», no puede sobrevivir jamás si la economía está en manos de una persona que ya ha declarado públicamente que se sentiría más cómoda si los Presupuestos Generales del Estado se aprobaran con los votos del Partido Popular que con las formaciones que los van a apoyar. Mantener a Calviño en su puesto es como meter a un zorro en el gallinero porque siempre va a intentar imponer su voluntad al resto del Gobierno para cumplir con el verdadero trabajo que tiene encomendado: mantener las políticas económicas de Luis de Guindos y Mariano Rajoy que tantos beneficios generaron a las clases dominantes y que tanto sufrimiento provocó en la ciudadanía, en las clases medias y trabajadoras de España.

En el ensayo Gobernar es repartir dolor de mi compañero José Antonio Gómez están expuestas claramente las claves de esas políticas de las que Nadia Calviño es su paladina, lo cual, en un gobierno que llegó a la Moncloa con la intención de revertir esas políticas y que el pueblo recuperara lo que los poderes económicos, empresarial y financiero le arrebataron, mantener a una persona que defiende ese legado es una actitud suicida. Por eso, Pedro Sánchez debe cesar de inmediato a la vicepresidenta tercera y buscar un sustituto o una sustituta que sea absolutamente coherente con la ideología de izquierdas.

Calviño ha declarado la guerra a la Moncloa

La actual ministra de Asuntos Económicos ha ido colocando a peones que garantizan la continuidad de las políticas de la derecha a medida que los mandos de los organismos económicos puestos por el PP iban caducando. Con Sebastián Albella pretendió renovarlo, pero con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), con el FROB o el Sepblac ha ido colocando a personas muy cercanas a las grandes empresas o que no son incómodas a las élites financieras, empresariales o económicas de este país.

Desde el Ministerio de Calviño se señala que se trata de una estrategia de colocar «perfiles técnicos» al frente de los organismos económicos pero que, en realidad, encierra la colocación de hombres y mujeres con una interpretación de las actuaciones de control de las irregularidades de los poderes basadas en el laissez faire. Es decir, mantener privilegios que finalmente afectan directamente al pueblo.

Esto ha generado una verdadera guerra contra la estructura del Gobierno en la que Calviño ha decidido imponerse por el «artículo 33» a quienes, desde la coherencia con las esencias ideológicas del Partido Socialista, tenían a otros candidatos más cercanos a las teorías que defienden el crecimiento económico de un país sin que la ciudadanía sufra las consecuencias, tal y como defienden premios Nóbel de Economía como Milton Friedman.

Sin embargo, Calviño es, como Luis de Guindos, una defensora a ultranza de los postulados de Adam Smith, es decir, del neoliberalismo.

Si Pedro Sánchez ya tiene problemas con la actuación de los ministros y ministras de Unidas Podemos, no puede permitir que una persona como Nadia Calviño le condicione la política económica del Gobierno a través de la colocación de elementos neoliberales, sobre todo en un momento en el que se tendrán que gestionar los 140.000 millones de ayudas europeas.

Esta es otra razón por la que el presidente del Gobierno debe cesar de inmediato a la representante de las élites financieras, económicas y empresariales. ¿O es que hay algún pacto oculto con el IBEX35 que se lo imposibilita? ¿Tuvo algo que ver la reunión de Iván Redondo con los grandes empresarios que desveló en exclusiva Diario16?

Esta situación no es nueva en la historia y Pedro Sánchez se puede convertir en un Julio César del siglo XXI que grite en las puertas del Palacio de la Moncloa aquello de «Tu quoque, fili mei?» cuando se vea arrastrado a unas consecuencias que sólo podrá evitar si cesa de inmediato a la vicepresidenta tercera.

Calviño pretendió renovar a Sebastián Albella

Diario16 ya avisó de que la intención inicial de Nadia Calviño era la de mantener otros cuatro años más a Sebastián Albella al frente de la CNMV y que la carta que éste le envió en la que señaló a la vicepresidenta tercera su intención de no continuar le había dejado con el pie cambiado, lo que provocó que tuviera que obligar a todo el Ejecutivo a modificar la ley para que, de no encontrar un candidato antes del 26 de noviembre, se pudiese mantener a Albella en su puesto hasta que se encontrara un sustituto de «contrastado prestigio».

Sin embargo, y a pesar de los múltiples escándalos protagonizados por el actual presidente de la CNMV, la intención de Nadia Calviño sigue siendo el continuismo con esa gestión que tanto dolor ha ocasionado a los ciudadanos y ciudadanas de este país, a los ahorradores y ahorradoras (lenguaje de género, señora Calviño) que, con el fruto de su trabajo, invierten en las empresas cotizadas, no como especuladores, no como lo que hacen los fondos buitre que la mantienen en su cargo, sino como un modo de intentar conseguir una pequeña rentabilidad a su dinero.

En un artículo anterior ya señalamos que esos escándalos y esa presunta corrupción en la CNMV de Sebastián Albella, que protege a grandes empresas y grandes bancos, llegó hasta la propia mesa del presidente del Gobierno quien debería estar enterado de ello.

Buenaventura garantiza el continuismo con De Guindos y Albella

Quizá por tener conocimiento de que el presidente Sánchez era conocedor de lo que estaba haciendo Sebastián Albella en el supervisor de los mercados, Nadia Calviño decidió enfrentarse a la Moncloa para intentar imponer a un candidato continuista porque ella, al fin y al cabo, es la encargada de evitar que el Gobierno destruya el entramado creado por el Partido Popular para que los poderosos puedan actuar al margen de la buena praxis para lograr incrementar sus beneficios.

Rodrigo Buenaventura es un hombre que no cumple con el requisito de «contrastado prestigio» que se indicó en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros del pasado martes. Lo único que le pone en valor es que es la mano derecha de Sebastián Albella.

Su currículum vitae muestra cómo alcanzó la Dirección General de Mercados de la CNMV en marzo de 2017, es decir, en pleno ataque hostil de las posiciones cortas sobre el valor del Banco Popular y, al igual que Sebastián Albella, no adoptó ninguna decisión para frenar la operación bajista en la que las posiciones cortas llegaron a ocupar un 20% del capital bursátil de la entidad que en junio de 2017 fue resuelta y regalada al Banco Santander con la ruina de más de 1,2 millones de personas. Sin embargo, sí que actuó cuando esas mismas posiciones cortas atacaron a LiberBank.

El informe de Buenaventura sobre el Popular

La elección de Rodrigo Buenaventura, además, coloca a Nadia Calviño en la connivencia con todos aquellos que quieren absolver de responsabilidad a Emilio Saracho debido a que aquél firmó un informe lleno de incongruencias impropias de un organismo que está al cargo de la supervisión del mercado de valores en España.

Respecto a las tasaciones del Popular ese informe firmado por Buenaventura no tuvo en cuenta que, según la normativa del Banco de España, las tasaciones pueden tener una antigüedad de hasta 3 años y, de manera progresiva, habría que disminuir esa antigüedad a los 12 meses, según consta en la Circular 4/2016. El Banco Popular cumplía al cierre de 2016 con la norma de antigüedad vigente en ese momento, tal como constataron las auditorías y revisiones tanto de PwC como de Ernst&Young, además de los trabajos al respecto de Auditoría Interna, estos dos últimos realizados voluntariamente a iniciativa y requerimiento de la Comisión de Auditoría y del Consejo de Administración.

El informe firmado por Buenaventura argumentaba que la reducción de valoración de dichos activos inmobiliarios «en un contexto económico de recuperación del valor inmobiliario» es «un claro indicio» de errores materiales en las cuentas del Popular. Sin embargo, el informe era incorrecto puesto que no se puede determinar el valor de unos inmuebles concretos por el valor medio general de los índices de precios. Por este método no serían necesarias las tasaciones específicas. Cada inmueble tiene un valor, que puede ser muy distinto de la media y variar de manera diferente en el tiempo, que depende de su tipología, su grado de terminación, su ubicación, el rango de precios en el que está, el sector de compradores al que se dirige, el carácter industrial, comercial o residencial que pueda tener, etc.

Además, para poner en valor la gestión de Emilio Saracho, el informe de la CNMV firmado por Buenaventura sostiene sus dudas respecto al Fondo de Comercio y a los Activos Fiscales Diferidos, algo que queda absolutamente desacreditado por los informes realizados por PwC y Ernst&Young a 31 de diciembre de 2016. La Comisión de Auditoría, con conocimiento de la CNMV, encargó a estas dos entidades la revisión exhaustiva de la situación de los Activos Fiscales Diferidos a cierre del ejercicio, emitiéndose una conclusión favorable por ambas entidades, que, además, fue comunicada a la CNMV.