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Terror ante el desfile de 1.500 nazis por las calles de Milán

Los actos de exaltación neofascista se han convertido en un problema para la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni

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análisis

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La Justicia italiana investiga la concentración de más de 1.500 neofascistas en Milán en homenaje a Sergio Ramelli , un estudiante vinculado a las juventudes del Movimiento Social Italiano (MSI) y asesinado en Italia en los años 70. Durante el encuentro en la ciudad italiana, los manifestantes marchaban con antorchas y banderas italianas haciendo el saludo fascista, al unísono y con gritos de «¡Presente!» incluido.

Ya en enero, los saludos ‘romanos’ que realizaron una multitud de fascistas en el aniversario del asesinato de tres jóvenes también del MSI desataron la ira de la oposición italiana, que llegaron a pedir la comparecencia parlamentaria del ministro del Interior del Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni. Lo cierto es que estos actos neofascistas se han convertido en un problema para la líder ultraderechista de Italia.

Meloni ya se ha visto obligada en varias ocasiones a poner tierra de por medio entre los nostálgicos de Mussolini en Italia y su Gobierno. Asimismo, ha tenido que descartar varias veces cualquier matiz antidemocrático de su formación, pero mantiene como símbolo de Hermanos de Italia la denominada «llama tricolor», emblema de la organización juvenil del antiguo MSI en el que ella también militó de joven.

La Justicia italiana investiga la concentración de más de 1.500 neofascistas en Milán en homenaje a Sergio Ramelli , un estudiante vinculado a las juventudes del Movimiento Social Italiano (MSI) y asesinado en Italia en los años 70. Durante el encuentro en la ciudad italiana, los manifestantes marchaban con antorchas y banderas italianas haciendo el saludo fascista, al unísono y con gritos de «¡Presente!» incluido.

Ya en enero, los saludos ‘romanos’ que realizaron una multitud de fascistas en el aniversario del asesinato de tres jóvenes también del MSI desataron la ira de la oposición italiana, que llegaron a pedir la comparecencia parlamentaria del ministro del Interior del Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni. Lo cierto es que estos actos neofascistas se han convertido en un problema para la líder ultraderechista de Italia.

Protestantes propalestinos forman una barricada en la universidad de UCLAGuerra en Oriente Medio, en directo | La represión policial y la violencia contra los estudiantes propalestinos se extiende en EEUU con más de 1.000 detenidos en dos semanas.

Meloni ya se ha visto obligada en varias ocasiones a poner tierra de por medio entre los nostálgicos de Mussolini en Italia y su Gobierno. Asimismo, ha tenido que descartar varias veces cualquier matiz antidemocrático de su formación, pero mantiene como símbolo de Hermanos de Italia la denominada «llama tricolor», emblema de la organización juvenil del antiguo MSI en el que ella también militó de joven.

El pasado mes de enero, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, instó a actuar con “rapidez y decisión” contra los “grandes riesgos” de las actividades de grupos neofacistas en la Unión Europea, como en Italia y Alemania. “Vengo con un mensaje claro: Cuando se trata de luchar contra el neofascismo, es esencial que actuemos con rapidez y decisión. Y es esencial que actuemos juntos porque las democracias mueren cuando los demócratas no actúan”, dijo Johansson en un debate ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia) sobre la lucha contra el resurgimiento de esta ideología en la UE.

Incidentes como los ocurridos el 7 de enero en Roma, cuando decenas de personas hicieron saludos fascistas en una manifestación celebrada por el aniversario del asesinato de tres jóvenes del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI) en 1978, y las actividades de grupos neofascistas en la UE “pueden entrañar grandes riesgos” y “erosionar” el sistema democrático, añadió Johansson.

“Recordemos qué es el neofascismo. No es un desafío en un sistema democrático. Es un desafío al sistema democrático (…) Es un óxido que se instala, va despacio hasta que va rápido y entonces ya es demasiado tarde”, señaló la política sueca, que lo consideró «un problema europeo. Y el remedio es, continuó, “una acción rápida y regular hasta que la amenaza desaparezca”, y más ahora en un “mundo volátil”, en el que “hay múltiples conflictos y hay muchos actores extranjeros que tienen interés en erosionar nuestros estándares democráticos”, dijo.

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