Las subastas de arte, esos eventos donde la pasión por el coleccionismo y el deseo de posesión se encuentran, han sido desde siempre escenarios de fascinación y, a veces, de controversia. Detrás de cada obra de arte vendida, hay historias de valor incalculable, estrategias secretas y una danza de cifras que pueden alcanzar los cielos. Este artículo explora la enigmática esfera de las subastas de arte, desentrañando desde sus orígenes hasta las diferencias regionales y los desafíos particulares que enfrentan en lugares como España.
Desde tiempos inmemoriales, el arte ha sido un espejo del alma humana, reflejando sus más profundos anhelos, temores y deseos. En este vasto universo de expresión creativa, las subastas de arte emergen como fascinantes arenas donde el valor del arte trasciende lo monetario para tocar las fibras más íntimas de nuestra existencia cultural.
Los pilares de la tradición
Las subastas de arte, tal como las conocemos hoy, tienen sus raíces en el siglo XVII, siendo la Stockholms Auktionsverk, fundada en Suecia en 1674, la casa de subastas más antigua aún en funcionamiento.
Consideradas como el epicentro del comercio de arte, casas como Sotheby’s y Christie’s, fundadas en 1744 y 1766 respectivamente, han dominado este mercado, organizando ventas que han batido récords y han sido testigos de la transferencia de tesoros invaluables. Las subastas se han transformado a lo largo de los años, pero su esencia permanece intacta: son el terreno donde el arte encuentra su valor en el mercado. Estas instituciones no solo comercializaban obras de arte; eran custodias de valiosos legados culturales, curadores de la historia humana a través de la lente del arte.
La mecánica de las subastas de arte
Una subasta de arte es más que un evento; es una compleja orquestación donde cada pieza pasa por un proceso meticuloso de evaluación, promoción y presentación antes de llegar al momento culminante donde el martillo del subastador dicta su destino. Este proceso no solo establece el valor de mercado de las obras, sino que también destapa tendencias, deseos y la eterna búsqueda de belleza y exclusividad por parte de coleccionistas y amantes del arte.
La promoción previa a la venta es crucial, incluyendo exhibiciones que permiten a potenciales compradores y al público en general admirar las obras. La subasta misma es un evento cargado de expectativas, donde el martillo del subastador no solo determina el nuevo propietario de una obra sino también, en cierto modo, su valor en el canon artístico contemporáneo.
Contrastes globales en el martillo
Las diferencias entre las subastas de arte en Europa, Norteamérica y Asia reflejan las variaciones culturales y de mercado de estas regiones. Mientras Europa se aferra a su rico legado y tradición, ofreciendo piezas clásicas y de antigüedad, Norteamérica y Asia se inclinan hacia el arte contemporáneo, reflejando un dinamismo y una apertura hacia las nuevas expresiones artísticas. Asia, y especialmente China, ha emergido como un gigante en el mercado del arte, desafiando el dominio occidental con cifras de venta astronómicas y un apetito voraz por el arte moderno y contemporáneo.
La modestia del mercado del arte en España
España, con su profunda herencia cultural y artística, presenta un escenario único dentro del panorama mundial de las subastas de arte. A pesar de su rica historia y vibrante escena artística contemporánea, las subastas en España se caracterizan por precios más bajos. Este fenómeno puede atribuirse a diversos factores, como una menor presencia de casas de subastas internacionales y una cultura de coleccionismo diferente y un mercado del arte más concentrado en el coleccionismo local.
Las subastas de arte son más que transacciones; son encuentros donde el pasado y el presente se entrelazan, donde cada obra de arte lleva consigo historias y secretos esperando ser revelados. Desde sus orígenes hasta las complejidades contemporáneas, las subastas ofrecen una ventana al alma colectiva de la humanidad, reflejada en la creación artística. En este laberinto de belleza, historia y estrategia, cada martillazo resuena como un eco de nuestro incesante deseo de capturar la esencia del arte.
Los pecados ocultos del mundo de las subastas
Los «pecados ocultos» del mundo de las subastas, como la manipulación de precios, los acuerdos secretos entre comerciantes y coleccionistas, y las controversias sobre la autenticidad y la procedencia, añaden una capa de intriga y desafío. Estos aspectos subrayan la importancia de la transparencia, la ética y la diligencia debida en el mercado del arte. Un ejemplo reciente es el fallo de una jueza de Nueva York que ordenó a Sotheby’s revelar quién consignó y quién compró una pintura de Tiepolo vendida en 2019 por 100.000 dólares. Este caso surgió de una disputa entre los herederos de un marchante de arte judío, quienes alegaron que la obra se había perdido durante el Holocausto.
Se descubrió en su momento como la sala había intentado “blanquear” el origen de la obra. Los argumentos que se emplearon por parte de la sala fueron desde un cambio de nombres hasta decir que fue un «error humano«.
El fallo se produjo en un caso presentado por tres herederos de un marchante de arte judío llamado Otto Fröhlich, quienes dicen que perdió la obra de arte durante el Holocausto. Los herederos demandaron a Sotheby’s, diciendo que necesitaban los nombres del comprador y del vendedor para presentar un reclamación para la devolución de la pintura. La documentación aportada y la trazabilidad del cuadro está más que clara.
El punto más delicado como revelar los nombres es algo que posiblemente la sala de subastas pueda sortear de memento y en este caso. Sotheby’s rescindió la venta de 2019 y recuperó posesión del cuadro. La casa de subastas dijo estar en conversaciones para resolver el asunto con los herederos de Fröhlich y con familiares de otro propietario anterior del cuadro, que presentan una reclamación contraria.
“Sotheby’s sigue comprometida a alcanzar una resolución amistosa con todas las partes involucradas y actualmente está en conversaciones con representantes de las familias Fröhlich y Fischel que hacen valer derechos contrapuestos sobre el Tiepolo”, dijo la casa de subastas en un comunicado, intentando solucionar el conflicto.
“Como las discusiones continúan y aún no se ha llegado a un acuerdo, Sotheby’s no puede hacer más comentarios”, dijo la portavoz de la subastera, que también
argumentó el año pasado que la “venta del Tiepolo en 1941 no había sido forzada y que los herederos de Fröhlich habían esperado demasiado para presentar su caso de propiedad”. Un argumento que se cae por sí sólo sabiendo que los herederos del primer propietario están litigando desde hace años.
La casa de subastas también defendió la privacidad que ofrece a sus clientes, describiéndola en documentos judiciales «como una cuestión de práctica de la industria«.
Varios expertos dijeron que el fallo del tribunal era inusual porque ordenaba que la casa de subastas revelara los nombres de ambas partes en la transacción. Si bien los tribunales a veces han ordenado que se nombre a una de las partes en una venta, los expertos dijeron, no es habitual que los nombres de ambas partes sean revelados.
