Confinamiento y salud mental: "Cuando hay un peligro que conlleva posibilidad de daño, nuestro cerebro activa el plan de alarma con el fin de protegernos"

11 de Abril de 2020
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Salud Mental

Laexcepcionalidad de la situación marcada por el COVID-19 en el último mes hacolocado a las personas en una posición nueva sin precedentes que, acompañadade una gran incertidumbre y de diferentes variables, afectan a la cotidianidady a nuestra salud mental. Con el fin de conocer esas posibles secuelas yaportar recursos que ayuden a la sociedad a identificar esos factores ytrabajar para mejorarlos, Diario16 hahablado con diferentes psicólogas y expertas en educación, que darán su visiónprofesional acerca de la ansiedad durante la cuarentena, un confinamiento másrespetuoso con la infancia y la adolescencia, secuelas en la pareja y pautaspara mejorar la convivencia o relaciones sexuales.

“Encontrar otras formas más amables, responsables y sanas con nosotrosmismos, con la colectividad y el mundo en el que vivimos”

Ángela Rodríguez (Umai Terapia) es psicóloga con orientación biopsicosocial y suele tratar dificultades relacionadas con la ansiedad, la depresión y la gestión emocional, así como problemas que se reflejan en el cuerpo y altas sensibilidades. Ángela es consciente de que, en este estado de alarma motivado por una amenaza externa, “no contamos con los medios para hacerle frente ni tampoco con información que nos den certezas sobre lo que va a pasar en el futuro, de cómo van a ser nuestras vidas o la propia sociedad”. Para la psicóloga hay una cuestión evidente, que no acompaña en esta situación: “recibimos constantemente mensajes que nos recuerdan y nos reafirman el peligro”.

“Cuando hay un peligro que conllevaposibilidad de daño (ya sea físico, mental, económico…), nuestro cerebro activael plan de alarma con el fin de protegernos”, explica la psicóloga, “estemecanismo es el resultado del instinto de supervivencia que necesitabannuestros ancestros para hacerle frente a animales que pudieras constituir unaamenaza a la vida”. En este sentido, como animales racionales que somos,Rodríguez indica que “nuestro cuerpotiene su estado de alarma propio y que las respuestas en ese sentido son delucha, de huida o de parálisis, siendo el miedo la emoción asociada”. Estasrespuestas, concluye, “se realizan a través de pensamientos, reaccionescorporales y conductas”.

En nuestrasociedad ha habido hasta ahora poca tradición de educación emocional, motivopor el que, según esta psicóloga, “muchas personas hacen lo que pueden con estaemoción que se siente desagradable”. Ángelase refiere al “miedo mantenido” que debido a la existencia de una situaciónamenazante, unido a no contar con recursos para gestionarlo, “puede provocarrespuestas de estrés, ansiedad o depresión, entre otras”. A pesar de lasparticularidades de cada persona, Rodríguez confirma que “lo más común frente aesta situación es la negación o la evitación”. Un ejemplo de esto lo retratacon el aumento de consumo de alcohol o chocolate en supermercados: “comer obeber en exceso puede constituir una estrategia de gestión de esa incertidumbrey ese miedo, a través de la distracción con algo externo”.

La sociedad tiene una influencia sustancial en nuestra salud mental que Ángela relaciona directamente con “una dinámica basada en la producción y el consumo”. En ese sentido añade: “Todo lo queremos ya y sin pasar por ningún proceso. El foco está puesto en lo de fuera y no en lo de dentro”. Esta radiografía del sistema capitalista y violento en el que vivimos, Ángela la vincula a “valores de competición, fortaleza, inmediatez y velocidad”. Por tanto, queda manifiesto que esto va en contra de nuestra naturaleza como seres humanos “con un cuerpo y unas necesidades que cubrir, y va más dirigido a ser máquinas”, añade. Sin embargo, esta situación se puede mirar desde la oportunidad, pues “se está empezando a hablar un poco más de salud mental, aunque estamos muy lejos de que sea un concepto integrado en nuestra cotidianidad”. Con esto, Ángela se refiere a que “no tenemos que sentirnos culpables de nuestra respuesta, aunque no sea la más saludable, porque esta viene de mecanismos evolutivos, de la influencia social y de nuestra propia experiencia vital”.

Para Ángela “elprimer paso sería darse cuenta y poder obtener una guía para encontrar otrasformas más amables, responsables y sanas con nosotros mismos, con lacolectividad y con el mundo en el que vivimos”. Además, esta “herida común” nospone a todos en un mismo escenario en el que, en mayor o menor medida, estamossintiendo ansiedad. “Se está dando una atmósfera que permite que nos sintamosasí, es decir, escuchamos mensajes que justifican que podamos sentir miedo”,advierte Ángela, que prosigue: “Por un lado, esto puede hacer que entendamoscómo se sienten personas que sufren por estas cuestiones y que sonestigmatizadas y, por otro lado, da permiso a sentir emociones desagradables, amostrarlas y a favorecer una mayor comprensión y apoyo entre todo”. En estesentido, la psicóloga defiende que “es un buen momento para tomar conscienciade la importancia de darnos tiempo y dar espacio al cuidado en todas nuestrascapas; a sentir el cuerpo que nos acompaña y los mensajes que nos puede dar; aescuchar nuestras necesidades y las de los más y a cultivar el respeto por ladiversidad, por los procesos, por las diferentes realidades y a contactar connuestra sensibilidad”.

Ángela tambiénpropone que, como sociedad, también es tiempo de “poner el foco en los cuidados,subrayar tanto la importancia de la salud biopsicosocial como la del cuerpo enel que vivimos, y darnos cuenta de lo que este parón está haciendo por el clima,y permitirnos el aprendizaje y la reflexión. Para finalizar, nos proponealgunos recursos como “evitar la sobreinformación, dar paso a la creatividad,favorecer el estado de calma para compensar el de alarma, descansar o mover elcuerpo”. Y recuerda que “estos consejos no deben ser tomados como una soluciónsi la situación de alguien se sobrepasa, en esos casos, se requiere de untrabajo más profundo y acompañado”.

El respeto a la infancia, la adolescencia y su bienestar

La psicóloga, maestra y educadorade Disciplina Positiva en Familia, CandelaGorostiza Cartez, es fundadora del proyecto Asteroide37 y nos da claves y recursos para un confinamiento másrespetuoso con la infancia y la adolescencia. Candela invita a imaginar por unmomento cómo viven los niños y adolescentes, “los cuales no disponen aún de lasmismas herramientas de vida con las que contamos los adultos”, esta situaciónexcepcional señalada por “el miedo, el exceso de información, la pérdida de unser querido, una situación laboral inestable…”. En este marco, según estapsicóloga, “la privación de libertadesque estamos sufriendo, en el caso de la infancia y la adolescencia, puedeinfluir directamente en su desarrollo a nivel físico, emocional y cognitivo”.

Gorostiza afirmaque “en España hemos adoptado, hasta el momento, un enfoque demasiado adultocéntrico para solventar estapandemia”. En su opinión, “los niños y los adolescentes no han sido tenidos encuenta desde que empezó esta situación” y, aunque entiende que al principiotodos los esfuerzos se hayan enfocado en reducir al máximo las salidas paradetener la cadena de contagios, “las repercusiones que pueden tener en sereshumanos que se están desarrollando, si esta situación de prorroga más tiempo,pueden ser bastante importantes”. A propósito, indica que “los niños y los adolescentes tienen la necesidad neurofisiológica demoverse, de jugar al aire libre y de entrar en contacto con la luz de sol, ycon estas medidas estamos imposibilitando su satisfacción”.

En otros paíseseuropeos, como Noruega o Francia, pueden servir de espejo en este sentido yaque, según Candela, “han adoptado aproximaciones más respetuosas con lasnecesidades de la infancia y la adolescencia”. La primera ministra de Noruega,por ejemplo, dedicó una rueda de prensa a los niños de su país, mientras que ennuestra vecina Francia, los padres pueden salir con los niños a jugar en lacalle cerca de su domicilio, siempre que ningún miembro de la familia muestresíntomas y respetando la distancia de seguridad, recureda la psicóloga. Contodo, Candela invita a la reflexión: “debemosrespetar las medidas sanitarias de prevención y contención del virus, perollegados a este punto, también es responsabilidad proteger a la infancia, a laadolescencia y a su bienestar”.

Por otro lado,Candela Gorostiza, aborda el tema de la carga lectiva. “Pienso que lasadministraciones educativas, los centros y los docentes deberían pararse areflexionar un momento sobre todo lo que está pasando”, porque, a su juicio,“esta realidad no se puede perder de vista a la hora de tomar una decisión conrespecto a cómo organizar lo que queda de curso escolar”. En este sentido, lapsicóloga entiende que “las fuerzas delas administraciones educativas estatales y autonómicas deberían enfocarse en veresta situación como una oportunidad para que los niños puedan desarrollar otrascompetencias”. Pone otro ejemplo: “Es el momento de trabajar la conexión enlas familias, conversar, colaborar en las tareas del hogar, conocernos anosotros mismos y a los demás, aprender a usar de forma adecuada las nuevastecnologías, aprender a desconectar de ellas y a disfrutar de un buen libro,fomentar la curiosidad, la empatía, valorar todo lo que teníamos antes delconfinamiento”. Por el contrario: “No esel momento de cargar a los niños y a los adolescentes con deberes, porque conello lo único que vamos a conseguir es que aumenten las tensiones en loshogares y las desigualdades sociales entre los alumnos”.

Asimismo, lapsicóloga y maestra, también presenta algunos recursos para acompañar a losniños y adolescentes en esta cuarentena. “Estotalmente normal que los niños y adolescentes sientan miedo, ira y tristeza aligual que nosotros. Como también es normal que esta situación les desborde yque lo manifiesten a través de cambios de humor, problemas en el sueño, en laalimentación y mediante explosiones emocionales”, y recomienda “acompañarlosdesde la calma, el respeto y la escucha activa”.

Entre losrecursos se encuentran el “acompañamientoemocional (cargarnos de empatía, paciencia y comprensión, validar susemociones, ayudarles a ponerle nombre); observarlospara poder ver qué necesitan (conectar con sus necesidades emocionales,sociales, cognitivas y físicas, realizar actividades que impliquen movimientocomo saltar y bailar o hacer video llamadas con los seres queridos); intentar no dedicar demasiado tiempo aluso de nuevas tecnologías para estar presentes emocionalmente y no desbordarnos;hablar con los niños del virusabiertamente, desde la realidad, adaptando la explicación a su etapa deldesarrollo, sin alarmismos y aclarando la temporalidad de lasituación;  relajarnos en cuanto a loscontenidos escolares, ya que no podemos esperar que los niños y adolescentestengan el mismo rendimiento académico que de costumbre”. Para concluir,Gorostiza invita a las familias a “potenciar que sus hijos desarrollen otrotipo de habilidades como conversar, colaborar en actividades del hogar,autoconocimiento, fomentar la curiosidad, la empatía o los cuidados”. Sin olvidar,además, a las madres y a los padres que“deben intentar buscar momentos de autocuidado personas porque para cuidar bienhay que cuidarse”.

El confinamiento en las relaciones sexualesy de pareja

La parejatambién puede verse afectada por las consecuencias derivadas del confinamiento.Sobre esto nos habla Vanesa Falcón(vanesafalcon.com) psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja. Falcón nos sitúaen que “la experiencia en pareja es relacional en un entorno de intimidad,donde la exposición a nuestro mundo interior es más significativa, y sumado alas circunstancias extraordinarias que estamos viviendo, la convierte en unfoco de problemas si no somos capaces de gestionarlo”.

De esta manera,Vanesa nos enumera algunas de las posibles secuelas psicológicas que puedenaflorar durante estos días “como mecanismo de detección para proyectarlas fuerade la pareja y no entrelazarlas con el vínculo” y recuerda que ahora, más quenunca, “necesitamos apoyo, comprensión y cuidarnos unos a otros”.

En primer lugar,la comunicación agresiva: “Latensión generada por permanecer en el mismo espacio donde cada persona viveinternamente sus consecuencias hace que, en algunos casos, la irritabilidad noslleve a una comunicación donde los gritos, el chantaje emocional e incluso elestrés, estén presentes”. Para evitar o cambiar estos episodios, Vanesa propone“expresarle a tu pareja que no quieres mantener esa forma de comunicarte y mostrarle otras maneras de comunicación noviolentas”.

La angustia, la rabia o el enfado “aparecenen momentos en los que pensamos que se están dando injusticias que interfierenen nuestras vidas”. Dentro de la pareja, según la psicóloga, “alude a lanecesidad de espacio físico, a la sensación de no tener momentos de intimidadpersona”. Para Vanesa, “aquí lanegociación es clave” y recomienda “sentarte con tu pareja y negociar losespacios del hogar o los momentos a solas, ya que simplemente el hecho de estara solas en tu habitación leyendo, puede ser suficiente para sentir que te estásofreciendo espacio y atendiendo tu necesidad”.

Hablamos tambiénde crisis puntuales derivadas depermanecer más tiempo en pareja. En este sentido, Vanesa apunta que “elconfinamiento nos devuelve una perspectiva de la pareja, que es posible que notuviéramos”. Aquí hace mención al cambio radical de no pasar apenas tiempo encasa debido a la “cultura de la prisa” a, de repente, pasar 24 horas en casacon la pareja, con sus consecuencias en algunos casos desfavorables. Para abarcar esta situación, Vanesa propone“llevarlo al juego y explorar la convivencia desde otra perspectiva,establecer pautas y normas adaptadas a la situación actual para que todas laspersonas del hogar y en este caso la pareja, expresen sus necesidades y seancontempladas”. Aquí se podría utilizar “lápiz y papel, asociarlas a objetos, yestablecer qué limites no pueden ser rebasados para aportar calidad a laconvivencia”.

La proyección en la pareja de las emocionesy sentimientos que nos desbordan estos días es otro de los temas abarcadospor esta psicóloga. “La intimidad en pareja es un espacio que puede generarvulnerabilidad cuando no tenemos delimitados bien los límites. En ocasiones,dando por hecho que la pareja debe sostener nuestro estado emocional, volcandoen ella nuestro malestar”. Sobre esto Vanesa llama a la calma, pues debido a lafalta de educación emocional es “algo muy común y todas y todos estamosaprendiendo, lo más importante es darnos cuenta y hacernos responsable deellos”. Al respecto, la psicóloga nos invita a “ponerle voz a las emociones para evitar que broten y se fusionen con tucompañera o compañero, dales espacio y si sientes que estas son muyintensas y pierdes el control, muévete por casa para que la energía y el cuerpote den otra perspectiva, evitando sí proyectarlas en la otra persona”.

Para terminar yno menos importante, Vanesa que también se dedica a la sexología, se para en la reducción de la libido que puedeocurrir en estos días. “La disminucióndel deseo sexual puede verse afectada en este periodo por factores psicológicoscomo la ansiedad o derivados de las situaciones anteriormente citadas”.Así, Falcón indica que “una manera de encargarnos de nuestra libido y dehacerlo en pareja es potenciar elerotismo, ya que nos conecta al juego, al disfrute y la pasión”. Algunosejemplos prácticos serían “llevarlo a cabo mediante una cita dentro de lapropia casa, tomarlo como un momento para hablar de lo que os erotiza y crearconjuntamente una lista de fantasías o deseos alcanzables y reales con lasituación actual”. Lo siguiente, expresa la sexóloga, “será ir disfrutándolos ycultivando los encuentros para alimentar el deseo”. Y como colofón, recuerda lapropia Falcón: “la sexualidad requierede cuidado, dedicación y mimo, si queremos disfrutar de ella y experimentartodos sus beneficios”.

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