Un consorcio médico-científico español ha logrado superar una de las principales barreras técnicas en el tratamiento de enfermedades pulmonares en pacientes críticos, desarrollando un sistema innovador para administrar terapias con células madre incluso en casos extremos. La técnica, denominada CIBA, ha sido probada con éxito en un paciente pediátrico y, en un gesto de compromiso con la sanidad pública global, sus creadores han decidido no patentarla.
En un avance sin precedentes en el campo de las terapias avanzadas, un equipo de 28 investigadores de cuatro instituciones españolas ha diseñado una técnica que permite llevar tratamientos con células madre directamente a los pulmones de pacientes en estado crítico, incluso cuando están conectados a sistemas de oxigenación extracorpórea (ECMO), una barrera que hasta ahora parecía infranqueable.
El procedimiento, bautizado como CIBA (acrónimo aún no divulgado oficialmente), ha sido liderado por el reconocido investigador y exministro de Sanidad, Bernat Soria, desde el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche. En colaboración con el Hospital 12 de Octubre de Madrid, el Banc de Sang i Teixits de Cataluña y el Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante, el grupo ha demostrado que este enfoque puede ser una alternativa viable y segura.
El caso que ha marcado el hito ha sido el de un niño de dos años con una grave enfermedad pulmonar, sin posibilidad de trasplante y conectado a una máquina ECMO. Con el consentimiento de la familia y el aval de la Agencia Española del Medicamento, se administró la terapia celular mediante el nuevo sistema. Aunque el tratamiento no logró revertir la enfermedad terminal, sí demostró que esta vía de administración funciona, abriendo la puerta a futuros ensayos clínicos con pacientes en situaciones similares.
“Hasta ahora era casi imposible administrar estas terapias en pacientes conectados a ECMO porque existía un riesgo muy alto de dañar el tejido pulmonar”, explica Soria. El método CIBA solventa ese reto gracias a una administración controlada y fraccionada de la terapia, que el propio investigador compara con “un riego por goteo” que evita inundar los alvéolos, zonas especialmente delicadas del pulmón.
Más allá del éxito técnico, el proyecto se distingue por su filosofía de ciencia abierta y sin ánimo de lucro. El equipo ha decidido no patentar el procedimiento para garantizar su accesibilidad universal, permitiendo que cualquier sistema público de salud del mundo lo incorpore sin incurrir en costes adicionales. “Queremos que esto esté disponible para todos los pacientes que lo necesiten, sin barreras económicas”, ha declarado Soria.
Este gesto, poco habitual en el ámbito de la biotecnología, refuerza el valor de la investigación pública como motor de cambio en la medicina moderna. Y marca un hito no solo por sus implicaciones clínicas, sino también por su ejemplo ético y colaborativo.
En palabras del propio investigador, “es una muestra de compromiso con la ciencia pública, con impacto clínico directo en la sanidad también pública”. Una frase que resume a la perfección el espíritu de un hallazgo que podría transformar el tratamiento de enfermedades pulmonares graves en todo el mundo.