Las fracturas por fragilidad: un impacto devastador en la vida de las mujeres en España

Osteoporosis y artrosis, un “tsunami” de dolor crónico que exige reformas en los espacios de cuidado de mayores

11 de Noviembre de 2024
Actualizado a las 10:48h
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Las fracturas por fragilidad pueden robar hasta 12 años de vida a las mujeres en España
OAFI centra su 8ª edición del Congreso Internacional en la salud articular

La Osteoarthritis Foundation International (OAFI) ha presentado un inquietante informe sobre el impacto de las caídas y fracturas en la calidad de vida y longevidad de las personas mayores en España. La evidencia revela que enfermedades como la osteoporosis y la artrosis afectan gravemente a la salud y bienestar, especialmente en mujeres. De hecho, una fractura por fragilidad puede llegar a reducir la esperanza de vida hasta en 12 años, lo que resalta la urgencia de intervenciones en los entornos de cuidados.

Según el informe, en España se producen 782 fracturas de este tipo cada día, la mayoría de ellas en el hogar, y un 80% de las personas afectadas por estas enfermedades son mujeres. El doctor Josep Vergés, presidente de OAFI, subrayó la gravedad de esta situación al afirmar que “una paciente con artrosis tiene tan mala calidad de vida como una persona con cáncer”. El envejecimiento y los cambios hormonales hacen que la artrosis y la osteoporosis sean muy comunes en mujeres postmenopáusicas, y muchas veces su tratamiento llega tarde, cuando el daño es irreversible.

El dolor crónico que limita la vida diaria

Las fracturas y el dolor crónico asociados a estas enfermedades tienen un impacto devastador en la vida cotidiana. El 71,7% de las personas que sufren fracturas de cadera o vértebras por osteoporosis tienen dificultades para levantarse de la cama o de una silla, y el 56% encuentra complicado incluso sentarse. Estas limitaciones no solo afectan la movilidad, sino también la independencia, ya que cada vez más personas necesitan ayuda para realizar tareas cotidianas.

En Andalucía, donde la prevalencia de la osteoporosis y la artrosis es particularmente alta, los gastos sanitarios relacionados con estas enfermedades ascienden a unos 938 millones de euros anuales. Estos datos revelan una carga económica y social significativa que afecta tanto a los sistemas de salud como a las familias y cuidadores.

Espacios adaptados: clave para un envejecimiento saludable

La OAFI insiste en la importancia de diseñar espacios que contribuyan a la salud física, mental y social de los mayores, un enfoque que se convierte en esencial en un contexto de envejecimiento acelerado de la población. Se estima que, en 2050, el 95,1% de la población mundial sufrirá artrosis, lo que hace urgente promover infraestructuras seguras y accesibles que minimicen el riesgo de caídas y faciliten la recuperación de quienes las sufren.

Un problema global y en crecimiento

El informe también aporta cifras alarmantes a nivel mundial: en 2019 se registraron 178 millones de fracturas, un aumento del 33,4% respecto a 1990. Estas fracturas han causado que millones de personas vivan con discapacidad, y el impacto es particularmente grave en mujeres mayores, quienes presentan una probabilidad significativamente mayor de sufrir fracturas.

A medida que la población envejece, los costos de salud y el número de años vividos con discapacidad por fracturas continúan aumentando. Se prevé que el gasto en fracturas por fragilidad en Europa aumentará un 27% para el año 2030. Prevenir estos incidentes es fundamental no solo para mejorar la calidad de vida de los afectados, sino también para reducir el impacto financiero en los sistemas de salud.

Factores de riesgo y prevención

Las fracturas por fragilidad, principalmente de cadera, columna vertebral, antebrazo y brazo, ocurren generalmente por traumatismos de baja energía, como caídas desde una posición de pie. La osteoporosis es la principal causa de estas fracturas, una enfermedad que se caracteriza por la disminución de la densidad ósea y el debilitamiento de los huesos.

El informe identifica varios factores de riesgo, tanto modificables como no modificables, que influyen en la probabilidad de sufrir una fractura. Los factores modificables incluyen el tabaquismo, consumo de alcohol, falta de actividad física, bajo peso y una dieta baja en nutrientes como vitamina D y calcio. Los factores no modificables abarcan la edad, el género (siendo las mujeres más propensas), antecedentes familiares de fracturas y la menopausia.

Para reducir el riesgo, los especialistas recomiendan realizar ejercicio regular, mejorar la alimentación y evitar hábitos nocivos como fumar o el consumo excesivo de alcohol. Además, subrayan la importancia de un diagnóstico temprano de la osteoporosis para evitar complicaciones mayores.

Rehabilitación y atención tras una fractura

El tratamiento de las fracturas por fragilidad puede incluir intervenciones quirúrgicas y rehabilitación. Una vez que el paciente es operado, la rehabilitación juega un papel fundamental para recuperar la funcionalidad. Esta incluye desde fisioterapia hasta el uso de productos de apoyo como andadores, los cuales facilitan la movilidad y reducen el riesgo de nuevas caídas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido la importancia de la rehabilitación en su iniciativa “Rehabilitación 2030”, que aboga por una cobertura sanitaria universal que incluya servicios de rehabilitación para personas con fracturas por fragilidad. Asimismo, dentro del Decenio del Envejecimiento Saludable (2021-2030), la OMS promueve estrategias para reducir el riesgo de caídas y fomentar un envejecimiento seguro y saludable.

La salud ósea, una prioridad urgente

Con el envejecimiento de la población mundial, cuidar la salud ósea se ha convertido en una prioridad de salud pública. Las fracturas por fragilidad pueden ser prevenidas en muchos casos mediante intervenciones adecuadas, y la promoción de hábitos de vida saludables es crucial para mantener los huesos fuertes y prevenir caídas.

En conclusión, el informe de la OAFI destaca la necesidad de abordar la osteoporosis y la artrosis desde una perspectiva integral que incluya tanto la prevención como el tratamiento y la adaptación de espacios. A medida que España se enfrenta a un envejecimiento acelerado de su población, la atención a las enfermedades óseas y articulares debe ser una prioridad en las políticas de salud pública. Solo así será posible reducir el dolor, la discapacidad y las muertes prematuras causadas por estas enfermedades, mejorando la calidad de vida de millones de personas mayores en el país.

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