El quinto aniversario del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul el 2 de octubre ha renovado las demandas de justicia. Pese a la conmoción mundial que desató su muerte, las puertas hacia una investigación independiente y justa permanecen cerradas.
Agnès Callamard, la secretaria general de Amnistía Internacional, ha manifestado su profunda preocupación: “El mundo aún espera justicia por el inhumano asesinato de Khashoggi. No ha habido ninguna investigación penal que busque la responsabilidad de altos cargos, en su lugar, Arabia Saudí sigue reprimiendo la libertad de expresión sin que nadie les pida cuentas”.
La gravedad del asesinato de Khashoggi, que incluye su desaparición forzada, tortura y ejecución extrajudicial, exige una investigación a nivel internacional. Estos actos se clasifican como crímenes de derecho internacional, lo que implica que cualquier nación, basándose en la jurisdicción universal, puede y debería enjuiciarlos. Callamard critica la postura apacible de la comunidad internacional, que parece favorecer los lazos diplomáticos y económicos con Arabia Saudí por encima de la justicia y los derechos humanos.
Amnistía Internacional continúa solicitando una investigación internacional que sea transparente, independiente e imparcial. La organización busca identificar y hacer responsables a todos los involucrados, sin importar su posición o rango.
En un intento por cerrar el caso, en 2019, las autoridades saudíes sentenciaron a ocho personas en un juicio que se llevó a cabo a puertas cerradas, sin garantizar transparencia ni credibilidad. Sin embargo, un informe de la ONU en junio de 2019, dirigido por Agnès Callamard, quien en ese entonces era relatora especial sobre ejecuciones extrajudiciales, determinó que el Estado de Arabia Saudí era responsable de una “ejecución extrajudicial premeditada” en el caso de Khashoggi.
Desde ese entonces, bajo el liderazgo del príncipe heredero Mohammed bin Salman, la represión en Arabia Saudí ha aumentado a niveles alarmantes. En un hecho reciente, un profesor jubilado fue condenado a muerte después de protestar contra las políticas gubernamentales en la red social X (anteriormente conocida como Twitter).
Con la persistente opresión y la falta de justicia, la pregunta es: ¿Cuánto tiempo más deberá esperar el mundo para que se haga justicia por Jamal Khashoggi?