El conflicto entre India y Pakistán aumenta el riesgo de una guerra nuclear regional

Máxima tensión en una zona del mundo donde ambos países mantienen un contencioso por Cachemira

06 de Mayo de 2025
Actualizado el 07 de mayo
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Un misil de la India durante un desfile militar.
Un misil de la India durante un desfile militar.

El conflicto entre India y Pakistán por Cachemira viene a sumarse al endiablado tablero internacional. Y el peligro de una escalada nuclear regional crece por momentos. Hay demasiados focos ardiendo en diversos puntos del planeta. La invasión rusa de Ucrania que mantiene en vilo a Europa (Putin ya ha advertido de que cuenta con capacidad y poderío militar para lanzar sus misiles contra cualquier ciudad de la OTAN en el viejo continente); Israel e Irán juegan su particular guerra psicológica (en la que no faltan amenazas de un intercambio nuclear); y ahora India y Pakistán, potencias atómicas, en plena vorágine violenta. El equilibrio global en nuestros días es demasiado frágil y cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Basta con que salte una chispa para que todo estalle por los aires.

El Gobierno paquistaní ha denunciado este lunes ante Naciones Unidas “la escalada militar” india y las “declaraciones públicas incendiarias” de su Gobierno, recordando que está en juego “la paz mundial”, ante la escalada de tensiones en la Cachemira india. El representante permanente de Pakistán ante Naciones Unidas, Asim Iftijar Ahmad, ha hablado en estos términos para los medios de comunicación tras su reunión de emergencia con el Consejo de Seguridad de la ONU por los acontecimientos recientes y la potencial escalada militar en el subcontinente.

Sobre la reacción de Nueva Delhi desde el atentado en Pahalgam (en la Cachemira bajo control indio), en el que murieron al menos 26 turistas, Ahmad ha expresado la “profunda preocupación (de Pakistán) por las recientes medidas unilaterales de India, en particular las acciones ilegales del 23 de abril, la escalada militar y las declaraciones públicas incendiarias”.

“Hoy hay más en juego que nunca, con una retórica cada vez más intensa, posturas militaristas y acciones provocadoras que amenazan no sólo a Pakistán, sino también a la paz regional y mundial”, alertó el representante.

Sin embargo, Ahmad ha recalcado que “la paz debe construirse mediante el diálogo, el compromiso y el respeto al Derecho Internacional”, una “carga” que “debe ser compartida”. “La postura actual de India no refleja nada de esto”, ha denunciado. Pakistán, aunque está “plenamente preparado” para defender su “soberanía e integridad territorial”, reiteró por medio de Ahmad su “compromiso de mantener relaciones pacíficas y de cooperación con todos nuestros vecinos, incluida India”. En virtud de ello, ha “pedido una investigación independiente, transparente, neutral y creíble sobre el incidente del 22 de abril”.

Según Ana Ballesteros Peiró, experta del Real Instituto Elcano, el atentado reciente en la turística estación de montaña de Pahalgam, en el estado indio de Yammu y Cachemira, nos recuerda dinámicas del pasado que creíamos casi superadas. El impacto ha sido mayor debido a su naturaleza inesperada. “Al menos 26 turistas perdieron la vida en lo que parece un atentado contra forasteros e hindúes, evocando la década de 1990, cuando la población hindú del Valle tuvo que emigrar”, asegura la analista.

“Este es un momento de fuerte polarización de las identidades religiosas y nacionales en el subcontinente. La securitización de dichas identidades está dificultando la vida de las minorías en todos y cada uno de estos países sin excepción. Mientras el mundo se transforma, el escenario cachemir parece haberse detenido en el tiempo, a pesar de las diversas fuerzas que intentan cambiar el statu quo que mantiene esta región del Himalaya inmersa en un conflicto congelado con pocas posibilidades de resolución”, añade. Según Ballesteros, las posturas de la India y Pakistán están tan enrocadas “que no hay forma de resolver ni el conflicto territorial ni el problema de fondo con la población cachemir a ambos lados de la Línea de Control (LoC), considerada como la frontera”.

Según el informe de Elcano, “estamos ante una escalada verbal muy previsible de cara a sendas poblaciones: la india, por reclamar una respuesta contundente; y la pakistaní, por requerir una reacción a la respuesta en sintonía. Desde 1947, la reclamación del territorio de Cachemira ha mantenido a Pakistán y la India en un conflicto que los ha enfrentado en cuatro guerras y con la India experimentando atentados recurrentes. “Las muchas rondas de diálogo, procesos de paz, medidas de fomento de confianza y los altos el fuego no han conseguido mejorar una relación bilateral dañada desde el inicio. Sin embargo, existen diferencias respecto a dinámicas del pasado”, afirma la experta.

En 2019 hubo un punto de inflexión. En el atentado de Pulwama, a menos de dos horas de Pahalgam por la autopista entre Yammu y Srinagar, un convoy militar indio fue atacado por insurgentes, matando a 40 miembros de las fuerzas de seguridad. Esta agresión dio lugar a los ataques quirúrgicos en territorio pakistaní por parte de la fuerza aérea india, además de ser antesala de los cambios legislativos que tuvieron lugar meses después, en agosto.

Según la analista de Elcano, “estamos ante una escalada verbal muy previsible de cara a sendas poblaciones: la india, por reclamar una respuesta contundente; y la pakistaní, por requerir una reacción a la respuesta en sintonía. En el peor de los escenarios, podemos tener una escalada bélica, dada la destrucción de los últimos puentes de concordia que quedaban entre ambos: desde la retirada unilateral de Modi del Tratado de Aguas del Indo (1960) a la revocación pakistaní del Acuerdo de Simla (1972), que establecía la voluntad de resolver las disputas a través de medios pacíficos y negociaciones bilaterales. El mundo no puede permitirse otro frente abierto, especialmente, con países poseedores de armamento nuclear y una larga historia de animosidad”.

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