Elon Musk se estrella contra los aranceles de Trump

El empresario más rico del mundo intenta sin éxito frenar los impuestos comerciales de su aliado político, mientras Tesla sufre una caída histórica en bolsa

08 de Abril de 2025
Actualizado a las 14:16h
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Elon Musk se estrella contra los aranceles de Trump

La relación entre Elon Musk y Donald Trump atraviesa su mayor crisis desde que el magnate sudafricano se convirtió en uno de sus principales aliados y donantes. Según ha revelado The Washington Post, Musk trató de convencer a Trump durante el fin de semana para que diera marcha atrás en su reciente ofensiva arancelaria, sin éxito. La propuesta del expresidente republicano consiste en un arancel base del 10% para todos los países, más un porcentaje adicional que varía por región: 20% extra para la Unión Europea, 34% para China, entre otros.

Este desacuerdo supone el mayor enfrentamiento público entre Musk y Trump desde que este último regresó al poder hace tres meses. A pesar de sus intentos, el dueño de Tesla no logró cambiar la opinión del presidente, que incluso amenazó con imponer nuevos aranceles del 50% a las importaciones chinas.

El precio político de hacer negocios

El impacto de la política comercial de Trump ya ha comenzado a notarse. Tesla, uno de los buques insignia del sector tecnológico estadounidense, ha visto cómo sus ventas caían un 13% en el primer trimestre del año. Las acciones de la compañía han perdido un 42% de su valor desde enero, arrastradas por la incertidumbre comercial y la creciente politización de la figura de Musk.

El empresario, que también es propietario de la red social X (antigua Twitter), expresó su frustración publicando un vídeo del economista liberal Milton Friedman defendiendo el libre comercio como mecanismo de cooperación global. Una forma indirecta de reprochar a Trump su deriva proteccionista.

En paralelo, Musk arremetió contra el principal ideólogo de los aranceles, Peter Navarro, asesor comercial de la Casa Blanca. “Un doctorado en Economía por Harvard no es algo bueno, es una señal de peligro”, escribió en X. Navarro no respondió a los comentarios.

Un aliado incómodo

Musk lleva meses colaborando con la Administración Trump, incluso dirigiendo un departamento especial centrado en reducir el gasto público, pero sus diferencias con parte del equipo presidencial no son nuevas. Ya había mostrado su desacuerdo con la gestión de las visas H1-B para trabajadores cualificados y con ciertas restricciones presupuestarias.

Este último choque con Trump, sin embargo, ha supuesto un punto de inflexión. Varios empresarios y asesores cercanos a Musk, entre ellos el inversor Joe Lonsdale, han intentado convencer a la Casa Blanca de que los aranceles perjudican más a las empresas estadounidenses que a sus competidores chinos. Lonsdale llegó a publicar en X que había advertido a sus contactos en el gobierno de que estas medidas afectarían gravemente a la economía nacional.

Durante el fin de semana, Musk también intervino en una cumbre de la extrema derecha en Florencia, Italia, donde pidió la creación de una “zona de libre comercio” entre Estados Unidos y la Unión Europea. “Lo ideal sería avanzar hacia una situación de aranceles cero”, dijo. También abogó por facilitar el movimiento de trabajadores entre ambos bloques.

Sin embargo, estas palabras llegaron acompañadas de una controversia mayor: su saludo nazi durante una conferencia ultraconservadora en EE UU ha generado un rechazo generalizado en redes sociales y medios de comunicación. La imagen de Musk, ya dañada por su implicación política, atraviesa uno de sus peores momentos.

Tesla, símbolo de una tormenta perfecta

Los analistas no han tardado en reaccionar. Dan Ives, de Wedbush Securities, bajó el precio objetivo de las acciones de Tesla de 550 a 315 dólares, señalando la pérdida de demanda como un riesgo grave. “Tesla se ha convertido en un símbolo político global, y eso es una muy mala noticia para una empresa que aspiraba a liderar la innovación tecnológica”, escribió.

El propio Musk parece haber intentado suavizar el tono al final del lunes, compartiendo una publicación de la Oficina del Representante de Comercio de EE UU que denunciaba prácticas injustas contra exportadores estadounidenses. “Buenos puntos”, comentó.

Pero no fue el único en reaccionar. Su hermano Kimbal Musk, también miembro de la junta directiva de Tesla, lanzó una crítica feroz: “¿Quién habría pensado que Trump sería el presidente más intervencionista en términos fiscales de las últimas décadas? Sus aranceles son una subida de impuestos encubierta para los consumidores”.

Las consecuencias políticas y económicas

Este pulso entre el presidente y uno de sus mayores aliados financieros no es un simple desacuerdo empresarial: refleja un conflicto ideológico sobre el papel de EE UU en la economía global. Mientras Trump apuesta por el proteccionismo como fórmula para recuperar empleos industriales, Musk —con una visión más globalizada— defiende el libre mercado y la cooperación internacional.

Además, el caso de Tesla sirve de termómetro para el resto del sector tecnológico. Otras compañías, sobre todo las que dependen de componentes chinos, ya están notando los efectos de los nuevos aranceles. El miedo a una recesión provocada por la guerra comercial se extiende por Wall Street, donde los índices bursátiles han encadenado varias jornadas en rojo.

Un divorcio anunciado

Aunque Musk aún no ha formalizado su salida del entorno presidencial, todo apunta a que este choque podría marcar su distanciamiento definitivo de Trump. La presión para que abandone su papel de asesor no solo viene del entorno empresarial, sino también de los consumidores, muchos de los cuales han iniciado campañas de boicot contra Tesla y sus productos.

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