Europa planta cara a Trump y Vance que dinamitan la estrategia en Ucrania

El giro estadounidense deja a la UE fuera de las negociaciones y expone su debilidad frente a Rusia

17 de Febrero de 2025
Actualizado a las 15:35h
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Europa planta cara a Trump y Vance que dinamitan la estrategia en Ucrania

Europa despierta abruptamente a la cruda realidad de su dependencia militar y estratégica de Estados Unidos. La decisión de Donald Trump de iniciar conversaciones con Vladímir Putin sin contar con la Unión Europea ha sido un auténtico golpe diplomático. A ello se suma la intervención del vicepresidente J.D. Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde arremetió contra Europa con un tono de desprecio y condescendencia inaceptable. El mensaje de Washington es claro: la UE no tiene voz ni voto en el futuro de Ucrania.

Un desprecio sin precedentes a los aliados europeos

El anuncio de Trump de abrir una vía de negociación con Rusia sin siquiera informar a los gobiernos europeos ha generado una oleada de indignación. Francia, Alemania, España e Italia, junto con otros aliados, han reaccionado convocando una cumbre de emergencia en París para intentar coordinar una respuesta común. El problema es evidente: Estados Unidos ha decidido actuar por su cuenta, ignorando completamente a sus supuestos aliados.

La actitud de Trump no es solo un desplante; es una declaración de principios. En su visión aislacionista y egocéntrica, Europa no es más que un peón prescindible en el tablero geopolítico. J.D. Vance, en su discurso en Múnich, dejó claro que la mayor amenaza para Europa no proviene de Rusia, sino de sus propias políticas internas. Este ataque, que roza lo grotesco, sugiere que el Viejo Continente debe arrodillarse ante los designios de la Casa Blanca si no quiere verse relegado a la irrelevancia.

Una Europa fragmentada y sin un plan de acción

La respuesta europea ha sido rápida, pero caótica. Emmanuel Macron ha convocado una reunión con los líderes de Alemania, España, Italia, Polonia y otros países clave, en un intento desesperado de recuperar la iniciativa. Sin embargo, la realidad es que la Unión Europea sigue dividida y sin una estrategia clara sobre cómo actuar sin el paraguas de Washington.

El despliegue de tropas europeas en Ucrania es una de las opciones que se barajan, pero la falta de consenso y la oposición de algunos estados miembros, como Hungría y Eslovaquia, complican aún más la situación. Mientras tanto, Trump sigue adelante con su plan de imponer condiciones leoninas a Kiev, exigiendo que Ucrania ceda el 50% de sus recursos minerales a cambio de ayuda militar. Una propuesta humillante que demuestra hasta qué punto la Administración estadounidense está dispuesta a vender a sus aliados al mejor postor.

Estados Unidos, un aliado que ya no es fiable

La política exterior de Trump ha sido un desastre desde su primer mandato, pero su retorno a la Casa Blanca ha confirmado los peores temores de la comunidad internacional. Europa ya no puede contar con Estados Unidos como un socio estratégico fiable. La OTAN, que ha sido la piedra angular de la seguridad europea desde la Segunda Guerra Mundial, se tambalea bajo el desprecio de Washington.

Trump y Vance han dejado claro que su prioridad es el beneficio económico de Estados Unidos, no la estabilidad global. Su decisión de negociar con Rusia sin contar con Europa no solo es una humillación, sino un peligro real para la seguridad del continente. Al dejar fuera a la UE, han abierto la puerta a un escenario en el que Putin imponga sus condiciones sin que los europeos puedan siquiera opinar al respecto.

La postura de España: Albares exige una paz justa

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha explicado que la reunión convocada en París por Emmanuel Macron tiene tres objetivos fundamentales: “Evidenciar la unidad de los europeos en estos momentos cruciales, analizar qué debemos hacer los europeos para garantizar una paz justa y duradera en Ucrania y analizar qué necesitamos para alcanzar esa paz y que la seguridad europea quede garantizada”.

Albares ha querido dejar claro que la postura europea es que “una guerra de agresión como la lanzada por Vladímir Putin en Ucrania no puede tener premio”. Sobre una posible fuerza de paz europea en el terreno, ha afirmado que “la paz aún no está en el horizonte” y que cuando se logre habrá que ver quién la lidera, con qué bandera y con qué mandato.

En una entrevista en Onda Cero, Albares ha subrayado la importancia de que Europa se reafirme en su propia seguridad, declarando que los europeos “tienen la capacidad, la voluntad y los instrumentos para tomar en nuestras manos nuestra propia seguridad”. Además, ha reiterado que “una guerra de agresión no puede tener premio, tiene que terminar con una paz justa, que encaje en la Carta de la ONU y que sea duradera, no un parón para que alguien retome fuerzas y se lance a otra guerra”.

Preguntado si España aportaría soldados a una futura fuerza de paz en Ucrania, Albares ha afirmado que “nadie plantea eso ahora” porque “la paz sigue muy lejos” y ahora hay que reflexionar sobre cómo ayudar a que llegue. Cuando se logre, habrá que ver “qué paz, qué mandato se da una posible fuerza de paz, bajo qué bandera”. “Putin sigue pensando en guerra de agresión. Una forma rápida de llegar a una verdadera paz es seguir ayudando a un Estado soberano y a su Gobierno democráticamente elegido para que se defienda, para que Putin se convenza de que una guerra de agresión no tiene premio”, ha concluido.

La necesidad de una Europa fuerte e independiente

Si algo ha quedado claro con esta crisis es que Europa no puede seguir confiando en Estados Unidos para su defensa. La creación de un ejército europeo ya no es una cuestión de debate, sino una necesidad urgente. La dependencia de la UE de la Casa Blanca ha demostrado ser su mayor debilidad, y la única manera de contrarrestar la amenaza rusa es con una fuerza propia capaz de actuar sin el permiso de Washington.

Macron ha insistido en que "no habrá paz duradera sin Ucrania y sin la UE". Pero las palabras ya no son suficientes. Europa debe dar un paso adelante y asumir su papel como potencia geopolítica. De lo contrario, seguirá siendo un simple espectador en su propio continente, mientras Estados Unidos y Rusia deciden su destino sin ni siquiera invitarla a la mesa.

Es el momento de romper con la sumisión a Washington

Estados Unidos ha mostrado su verdadera cara: un aliado que solo mira por sus propios intereses y que no duda en traicionar a Europa cuando le conviene. Trump y Vance han marcado el inicio de una nueva era de arrogancia estadounidense, en la que la UE no es más que un estorbo para sus ambiciones.

Es hora de que Europa deje de actuar como una marioneta de Washington y empiece a tomar sus propias decisiones. La cumbre de París es solo el primer paso en este proceso, pero si los líderes europeos no reaccionan con la contundencia necesaria, el futuro de Ucrania –y de toda Europa– será decidido en Washington y Moscú sin que nadie en Bruselas tenga nada que decir.

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