La financiación para el desarrollo en sus horas más bajas

Una tormenta perfecta parece haberse desencadenado sobre la cooperación internacional con una guerra de aranceles, una deuda externa desorbitada y un déficit anual de 4.000 millones de dólares en la financiación para el desarrollo

03 de Mayo de 2025
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El servicio de deuda de las economías en desarrollo ha superado los 1,4 billones de dólares anuales. | Foto: UNICEF/Fauzan Ijazah
El servicio de deuda de las economías en desarrollo ha superado los 1,4 billones de dólares anuales. | Foto: UNICEF/Fauzan Ijazah 

El Foro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) sobre la Financiación para el Desarrollo 2025 ha llegado este año en un “momento crucial”, según el Secretario General de la ONU, António Guterres, y “nos enfrentamos a algunas duras verdades”.

Esas verdades son que los donantes están abandonando los compromisos y la entrega de ayuda a una velocidad y escala históricas, las barreras comerciales se levantan a un ritmo vertiginoso y los Objetivos de Desarrollo Sostenible están dramáticamente lejos de cumplirse, “agravados por un déficit de financiación anual estimado en 4 billones de dólares”. 

Pero el mayor y más peligros problema actual es que la colaboración global está siendo activamente cuestionada.

Todos estos retos se afrontan a sólo cinco años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y a pocos meses de la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo que se celebrará, en julio, en Sevilla.

El Secretario General ha explicado estos días que mientras “las barreras comerciales son un peligro claro y presente para la economía mundial y el desarrollo sostenible”, la cooperación internacional presenta un gran beneficio y ha llamado a la acción tres áreas clave ante la citada Conferencia.

La deuda externa coarta las inversiones en educación, sanidad e infraestructuras

Cuando se aplica de “forma inteligente y justa”, la deuda puede ser una “aliada para el desarrollo”. Pero actualmente, en muchos países en desarrollo, los beneficios se ven aplastados por el peso del servicio de la deuda, que coarta las inversiones en educación, sanidad e infraestructuras.

El servicio de deuda de las economías en desarrollo ha superado los 1,4 billones de dólares anuales, y supera ya el 10% de los ingresos públicos en más de 50 países en desarrollo, y más del 20% en 17 países.

La Conferencia de Sevilla debería concluir con el compromiso de los Estados miembros de reducir el coste de los préstamos, mejorar la reestructuración de la deuda y evitar que se produzcan crisis.

Los bancos multilaterales como motor de desarrollo

En segundo lugar, el Secretario General ha destacado la necesidad de aprovechar el potencial de las instituciones financieras internacionales: “Si la financiación es el combustible del desarrollo, los bancos multilaterales de desarrollo son su motor”.

Triplicar la capacidad de préstamo de los bancos multilaterales de desarrollo hará estos más grandes y audaces. Esto incluye recapitalizarlos, ampliar sus balances y aumentar sustancialmente su capacidad para movilizar financiación privada a costes razonables para los países en desarrollo.

Además, es necesario asegurar que la financiación en condiciones favorables se despliegue “allí donde más se necesita” y que los países en desarrollo estén representados de forma equitativa en la gobernanza de estas instituciones de las que dependen.

Enfrentar problemas globales invirtiendo en desarrollo

Por último, Guterres ha señalado la necesidad de crear medidas concretas para aumentar todas las fuentes de financiación. A nivel nacional, los gobiernos deben trabajar con socios del sector privado, y reforzar la movilización de recursos nacionales y canalizarlos hacia sistemas críticos como la educación, la sanidad y las infraestructuras.

A escala mundial, se debe seguir trabajando para “configurar un régimen fiscal mundial inclusivo y eficaz”, y garantizar que las normas fiscales internacionales se apliquen de forma justa y efectiva.

La financiación del desarrollo forma parte integrante del futuro del sistema multilateral. Se trata de nuestra convicción en el poder de las soluciones globales a problemas globales como la pobreza, el hambre y la crisis climática”, ha concluido.

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