La Asociación Inglesa de Fútbol (FA) ha oficializado una medida que marca un antes y un después en el deporte femenino: las mujeres transgénero no podrán competir en las categorías femeninas a partir del 1 de junio de 2025. La decisión, respaldada por un reciente fallo del Tribunal Supremo británico, responde a un principio clave en el deporte: garantizar condiciones de competencia equitativas. Sin ignorar la complejidad del debate, la FA da un paso firme hacia un marco más claro, coherente y justo.
Un cambio basado en derecho y evidencia
El fallo del Tribunal Supremo del Reino Unido, emitido el pasado 16 de abril, establece que, a efectos legales, la condición de mujer se define por el sexo biológico y no por la identidad de género. Este criterio, que refuerza un marco jurídico estable, obliga a las federaciones deportivas a revisar sus reglamentos para alinearse con la nueva interpretación legal.
La FA actuó en consecuencia. “Nuestra postura siempre ha sido que, si hubiera un cambio sustancial en la ley, la ciencia o el funcionamiento de las políticas, lo revisaríamos”, señaló la institución. El resultado ha sido una nueva política de elegibilidad más clara y coherente, que excluye a las mujeres trans del fútbol femenino federado, aunque no del deporte en general.
Equidad competitiva: el principio rector
Aunque este tipo de decisiones genera debate, la equidad es un valor fundamental en el deporte organizado. Las diferencias fisiológicas entre personas nacidas biológicamente como hombres y mujeres han sido ampliamente documentadas en el ámbito científico. En deportes de contacto y resistencia como el fútbol, estas diferencias pueden traducirse en ventajas sustanciales.
Al aplicar esta medida, la FA no está negando la identidad de género de nadie, sino protegiendo la integridad competitiva de la categoría femenina. Lejos de ser una exclusión ideológica, se trata de una medida técnica y jurídica para garantizar que todas las participantes compitan en condiciones comparables.
Respeto y alternativas para la inclusión
La FA también ha mostrado sensibilidad en la aplicación de la nueva norma. “Entendemos que esto será difícil para quienes simplemente desean jugar el juego que les apasiona”, reconoce el comunicado. Por ello, se ha iniciado un proceso de diálogo con las jugadoras trans actualmente registradas, a fin de explorar formas en que puedan seguir participando en el fútbol —ya sea en competiciones mixtas o en otros espacios dentro del ecosistema deportivo.
Este enfoque demuestra que inclusión y equidad no son términos excluyentes, pero sí deben ser cuidadosamente equilibrados. Preservar una categoría femenina justa no significa expulsar a nadie del deporte, sino establecer límites que permitan que cada competición sea lo que promete ser.
Un precedente que refuerza la claridad en el deporte
Esta decisión de la FA probablemente marcará tendencia a nivel internacional. Ante un contexto de creciente incertidumbre normativa, la claridad legal y la evidencia científica ofrecen un marco más sólido que las soluciones ambiguas o caso por caso. A partir de junio de 2025, las categorías femeninas en Inglaterra tendrán una definición más precisa, basada en el sexo biológico.
Sin cerrar el debate, esta medida aporta un criterio objetivo y razonable en un terreno cada vez más polémico. Porque el deporte, para ser inclusivo de verdad, también debe ser justo.