La izquierda francesa ya está «a palos»

No han pasado ni 24 horas de la victoria del Nuevo Frente Popular, cuando los diferentes partidos que conforman la coalición de izquierda han hecho públicas sus discrepancias respecto a quién debe ser el candidato a primer ministro

08 de Julio de 2024
Actualizado a la 13:17h
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Olivier Faure, líder del partido socialista, ha iniciado las hostilidades en la izquierda francesa al negar a Jean-Luc Mélenchon con candidato a ser primer ministro

El Nuevo Frente Popular, una coalición conformada por La Francia Insumisa, el Partido Socialista, los Ecologistas y el Partido Comunista de Francia, ganó la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas imponiéndose al macronismo y a la extrema derecha de Marine Le Pen.

Sin embargo, los resultados han dejado una Asamblea Nacional muy fragmentada puesto que todos se quedaron muy lejos de la mayoría absoluta, lo que implica una legislatura en la que sobre todo los macronistas y los progresistas tendrán que llegar a acuerdos y pactos. Todo ello podrá darse salvo que el partido del presidente de la República decida unirse a la extrema derecha para impedir las reformas sociales que el Nuevo Frente Popular tiene incluidas en su programa electoral.

No han pasado ni 24 horas de la victoria, cuando ya han empezado a airearse importantes diferencias sobre la persona que deberá presentarse como candidata a primer ministro. Como no podía ser de otro modo, el primer golpe ha llegado del Partido Socialista, tan dado a incumplir con los programas con los que se presentan a las elecciones, tanto en Francia como en otros países donde han alcanzado el poder.

No hay más que recordar cómo el gobierno de François Hollande y Manuel Valls, del que también formaba parte Emmanuel Macron, aplicaron recortes sociales y de derechos ciudadanos muy por encima del nivel de gobiernos conservadores como el de Mariano Rajoy. Las críticas y la respuesta popular fue tan brutal que el entonces primer ministro, Valls, uno de los integrantes de la cumbre de las camisas blancas junto a Pedro Sánchez y Matteo Renzi, dijo que el socialismo debía ser más pragmático porque si había que conculcar principios ideológicos fundamentales, no existía razón para no hacerlo. Es decir, más o menos lo que está haciendo Pedro Sánchez en España.

Ahora, tras la victoria del Nuevo Frente Popular, ha sido el líder del PS, Olivier Faure, quien ya ha declarado que la cabeza visible de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon no es un candidato fiable para ser primer ministro. La razón que da es que la situación de minorías de la Asamblea Nacional necesitará de una persona que sea capaz de «mirar al exterior». Es decir, que califica a Mélenchon como un lastre. Más o menos lo que reclamó anoche un dirigente del partido de Macron.

Sin embargo, la izquierda dejó muy claro que había que implementar el programa con el que se habían presentado a las elecciones. El diputado de La Francia Insumisa, Manuel Bompard, dejó muy claro que «tenemos que respetar la palabra que hemos dado a los electores».

La izquierda a veces peca de teórica, pero, sobre todo, de ingenua. Al meter al Partido Socialista en la coalición lo que se espera, precisamente, es que se incumpla cualquier programa electoral. Históricamente es la dinámica de la socialdemocracia: prometer una intensa agenda social para, una vez alcanzado el gobierno, hacer lo contrario. En España lo han llamado «cambios de opinión», aunque la realidad es que ese comportamiento es una traición de tal calibre que debería estar recogida en el Código Penal.

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