El Tribunal Regional Superior de Hamm ha rechazado la demanda del peruano Saúl Luciano Lliuya contra la energética RWE al considerar bajo el riesgo sobre su propiedad. Sin embargo, la argumentación de la sentencia sienta un precedente que podría desencadenar futuras condenas a grandes contaminadores por su contribución al cambio climático. Organizaciones ecologistas califican el fallo como “histórico” y advierten que su impacto podría extenderse a jurisdicciones de todo el mundo.
Un precedente judicial sin condena, pero con consecuencias
Tras una década de litigio, el fallo del Tribunal Regional Superior de Hamm ha desestimado la demanda de Saúl Luciano Lliuya, agricultor y guía de montaña de Huaraz, Perú, contra la multinacional alemana RWE, una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero del planeta. Luciano Lliuya argumentaba que las emisiones de CO₂ de la compañía han contribuido al deshielo de los glaciares andinos, lo que pone en peligro su vivienda por el posible desbordamiento de una laguna cercana.
No obstante, el tribunal ha concluido que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo —estimado en apenas un uno por ciento en los próximos treinta años— como para justificar una condena. Esa valoración técnica ha sido determinante para desestimar la demanda. Pero lo que a primera vista parece una derrota legal para el demandante, representa en realidad un avance significativo en la jurisprudencia climática.
El tribunal ha dejado claro que, de existir un mayor nivel de riesgo, los grandes emisores podrían ser considerados responsables de los daños ocasionados por el cambio climático conforme al derecho civil alemán. Se trata de una afirmación sin precedentes en la justicia de ese país, que abre la puerta a que otras personas afectadas por fenómenos climáticos extremos impulsen demandas similares.
Impulso global a la justicia climática
La organización The Climate Case, que ha acompañado el proceso desde sus inicios, destaca que el razonamiento jurídico empleado en la sentencia podría replicarse en múltiples jurisdicciones con normativas civiles comparables, como el Reino Unido, Países Bajos, Estados Unidos o Japón. Para estos activistas, el reconocimiento explícito de la posible responsabilidad legal de grandes emisores es un hito en la lucha contra la impunidad climática de las grandes corporaciones.
A la salida del tribunal, Saúl Luciano Lliuya declaró con serenidad y convicción: “Hoy, las montañas han ganado”. Y aunque su demanda no haya prosperado, su abogada, Roda Verheyen, insistió en que el fallo representa “un hito” que “dará un impulso a las demandas climáticas contra empresas de combustibles fósiles”.
En un contexto internacional cada vez más propenso a exigir responsabilidades a los grandes contaminadores, este fallo marca un antes y un después. No es una victoria completa para Luciano Lliuya, pero sí un paso firme hacia la justiciabilidad del cambio climático.