Más de veinte causas judiciales persiguen a Trump, que disputará la Casa Blanca a Biden tras el supermartes

06 de Marzo de 2024
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Trump

Un sedicioso conspirador golpista, machista, agresor sexual, chantajista, negacionista de la ciencia, meapilas, corrupto, racista y facha. Ese es el perfil del próximo candidato republicano a la Casa Blanca, que no es otro que Donald Trump, el fundador del nuevo neopopulismo ultraderechista que triunfa en todo el mundo. El supermartes, la jornada más importante del proceso de primarias de los dos grandes partidos de EE.UU., ha dejado a los aspirantes al trono de la primera superpotencia planetaria: Trump y el presidente demócrata, Joe Biden.

Ambos serán los nominados de sus partidos para disputar las elecciones generales de noviembre, que apuntan a una campaña sucia y bronca y que puede decidirse con una diferencia de votos mínima, tal como ya ocurrió en anteriores comicios. La polarización es un cáncer que se está comiendo la democracia norteamericana. Polarización, decadencia, crisis moral y económica son constantes en la sociedad estadounidense, un imperio en declive desde que los aviones de Al Qaeda derribaran las Torres Gemelas aquel 11 de septiembre de 2001.

En otros estados del sur, Trump ha mantenido unos márgenes abismales, con el 84% de Alabama o el 77% de Arkansas, mientras que en estados clave en noviembre como Virginia (63%), Carolina del Norte (75%) o Minnesota (68%), ha marcado un dominio entre los conservadores de Estados Unidos inédito en décadas. “Lo llaman supermartes por una razón y ha sido grande. Nunca ha habido un resultado tan concluyente. Ha sido un día y una noche increíbles”, apuntó Trump en un acto público celebrado en Palm Beach, en Florida, en su famosa mansión de Mar-a-Lago.

La exembajadora de la ONU, Nikki Haley, difícilmente podrá competir con Trump en la convención republicana de julio después de que el magnate neoyorquino haya cosechado los 900 delegados y acercarse irremediablemente a los 1.215 que aseguran la nominación. De los 15 estados que celebraban primarias este supermartes, Trump ha ganado en Texas, Minnesota, Massachusetts, Colorado, Virginia, Carolina del Norte, Alabama, Maine, Oklahoma, Tennessee y Arkansas. Vermont es el único estado en el que ha sido superado por su rival, Nikki Haley, quien también salió victoriosa en el Distrito de Columbia. Si la tendencia se mantiene, el controvertido expresidente podría proclamarse ganador matemáticamente la semana que viene. Trump se ha hecho esta noche con las dos grandes cestas de delegados: la mayoría de los 161 delegados de Texas, al obtener el 78% de los votos, y con los 169 de California, con más del 70% del escrutinio, informa La Sexta.

Cabe preguntarse cómo piensa Trump afrontar sus obligaciones políticas con el aluvión de casos judiciales que tiene pendientes. El líder republicano acumula la friolera de 23 juicios, el último la imputación por el caso de Stormy Daniels, la actriz porno a la que trató de comprar su silencio. Entre otros asuntos, se le investiga por organizar el asalto al Capitolio del 6 de enero en Washington, un intento de golpe de Estado sin precedentes en la historia estadounidense. También se le investiga por el supuesto pucherazo en las votaciones en Georgia: la Fiscalía del condado de Fulton ha abierto una indagación criminal contra el expresidente por sus intentos de injerir en los resultados electorales en este estado de la unión. Al mismo tiempo se enfrenta a cargos por evasión de impuestos (rehuyó las obligaciones fiscales de su sociedad) y por robar documentos oficiales cuando perdió las elecciones y tuvo que abandonar la Casa Blanca. Estos son algunos de los procesos, pero hay más que a buen seguro ocuparán las portadas de los periódicos en los próximos meses.

No obstante, los resultados muestran también los puntos débiles del expresidente, que tiene frente a él en estados como Colorado o Virginia –más urbanos, moderados y diversos– a un tercio del electorado conservador, un porcentaje que es incluso más abultado entre las mujeres. Precisamente, Trump ha conseguido poner en el centro del debate la inmigración y en su discurso de la victoria desde Mar-a-Lago ha hablado casi en exclusiva de ello, echando mano de bulos e imprecisiones sobre el influjo de inmigrantes indocumentados. “Quieren fronteras abiertas y las fronteras abiertas van a destruir nuestro país. Necesitamos fronteras y necesitamos elecciones libres y justas”, aseguró el político de 77 años, quien a día de hoy sigue sembrando dudas sobre las presidenciales de 2020 que ganó Biden.

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