Océanos al límite, Niza examina el precio del silencio político

La ONU convoca a líderes mundiales entre promesas incumplidas y una crisis marina que no puede esperar más

09 de Junio de 2025
Actualizado a las 12:03h
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Océanos al límite, Niza examina el precio del silencio político
Uno de los objetivos del Pacto Europeo de los Océanos es el mantenimiento de un océano saludable, resiliente y productivo. | Foto: Adobe Stock /CE 

Del 10 al 13 de junio, más de 70 líderes mundiales y 10.000 delegados se reúnen en Niza para afrontar algunos de los desafíos más críticos de nuestro tiempo: la degradación de los océanos, la contaminación plástica y la amenaza de la minería en aguas profundas. El encuentro llega con avances insuficientes y una presión social creciente para pasar de las palabras a la acción.

El mar, cuna de vida y regulador climático del planeta, se encuentra al borde de un punto de no retorno. Sin embargo, la comunidad internacional sigue moviéndose a un ritmo que no corresponde con la urgencia del momento. La tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3) comienza este lunes en Niza bajo la sombra de un Tratado Global aún pendiente de ratificación por la mitad de los países necesarios para su entrada en vigor. España, que fue la primera nación europea en firmarlo, insiste en que la voluntad política existe, pero reconoce que el objetivo de completarlo durante la Cumbre es “complicado”.

A la falta de concreciones se suma la ausencia de líderes clave. Salvo el anfitrión Emmanuel Macron, no se ha confirmado la participación de otros jefes de Estado europeos ni de Estados Unidos o Israel, lo que resta fuerza simbólica al encuentro. La delegación española estará encabezada por la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, quien defenderá con firmeza una posición cada vez más respaldada por la ciudadanía: la paralización de la minería submarina, una actividad que amenaza con destruir ecosistemas apenas conocidos pero fundamentales para la estabilidad marina.

El choque entre intereses económicos y compromisos ambientales será uno de los ejes de la Cumbre. Mientras organismos multilaterales como el CAF han prometido fondos para potenciar la economía azul en América Latina, empresas mineras presionan por explotar los fondos oceánicos en busca de minerales estratégicos. Frente a esta dinámica extractiva, voces como la de Greenpeace denuncian el fracaso del multilateralismo y la lentitud de los procesos de ratificación: “No se está sabiendo construir un modelo socioeconómico que sirva a la vida”, afirma su directora en España, Eva Saldaña.

España llega a Niza con una posición relativamente avanzada en materia normativa, pero con serias lagunas en su implementación. Apenas el 0,014% de sus aguas están protegidas estrictamente, muy lejos del objetivo del 10% marcado para 2030. Organizaciones ecologistas piden medidas concretas: la reducción de la velocidad de los barcos, una gestión efectiva de las áreas protegidas y, sobre todo, el cese inmediato de cualquier intento de minería submarina.

Oportunidad o espejismo

La Cumbre también será escenario de los llamados Paneles de Acción Oceánica, en los que gobiernos, ONG y empresas intentarán tejer alianzas y definir proyectos concretos. Pero si algo ha dejado claro esta antesala, es que sin presión ciudadana y sin voluntad política real, el océano seguirá esperando decisiones que no llegan. El clamor por una transformación profunda de los modelos productivos y de consumo resuena con fuerza, mientras las aguas del planeta se siguen llenando de residuos y ruido.

Niza, al menos por unos días, será el espejo donde la humanidad se mire frente a su mayor patrimonio natural. Queda por ver si los líderes allí reunidos estarán a la altura de lo que exige la historia. Porque, como recordó recientemente un biólogo marino en otra cumbre: “No hay economía azul posible sobre un océano muerto”.

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