Las comunidades rurales del centro de Myanmar han quedado devastadas y la magnitud de la catástrofe sísmica «sigue sin estar clara», ha dicho el máximo coordinador humanitario de la ONU en el país.
Marcoluigi Corsi ha expresado el "profundo pesar de la ONU por la inmensa pérdida de vidas causada por los seísmos de magnitud 7,7 y 6,4 del viernes", cuyo número de víctimas mortales se eleva a cerca de 2000, según la junta militar del país.
«Los últimos informes indican importantes pérdidas de vidas humanas, numerosos heridos y muchas personas en paradero desconocido mientras continúan las operaciones de rescate», ha declarado Corsi en un comunicado en nombre del equipo de la ONU en el país.
Continúa la operación de apoyo urgente
También ha subrayado que la ONU y sus socios siguen movilizándose urgentemente en apoyo de la respuesta de emergencia y están preparados para ayudar a todas las comunidades «dondequiera que se encuentren».
Los terremotos se produjeron cerca de Mandalay y Sagaing, y sus efectos se sintieron en Bago, Magway, Nay Pyi Taw y partes del estado de Shan. Los hospitales están desbordados y las vías de comunicación y transporte están gravemente interrumpidas.
Miles de personas duermen a la intemperie, temerosas de las réplicas y sin poder regresar a sus hogares dañados.
Mientras, siguen llegando a Myanmar equipos de rescate facilitados por la ONU procedentes de unos 20 países, con perros rastreadores, paramédicos y suministros médicos, apoyados por millones de dólares en ayuda, donde millones de personas ya estaban desplazadas por la guerra civil, surgida del golpe militar de febrero de 2021.
La resiliencia de las comunidades se erosiona aún más
«Incluso antes de este terremoto, casi 20 millones de personas en Myanmar necesitaban ayuda humanitaria», ha subrayado Corsi. «Esta última tragedia agrava una crisis ya de por sí grave y corre el riesgo de erosionar aún más la resiliencia de unas comunidades ya maltratadas por conflictos, desplazamientos y desastres pasados»
El equipo humanitario de las Naciones Unidas en el país está llevando a cabo activamente misiones de evaluación rápida de las necesidades en coordinación con los organismos de las Naciones Unidas, los asociados humanitarios, las autoridades locales y las organizaciones comunitarias, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad, que se ven afectados de manera desproporcionada en este tipo de catástrofes.
«Más allá de la respuesta inmediata, esta crisis pone de relieve la urgente necesidad de redoblar los esfuerzos para la recuperación y de invertir en medidas que ayuden a las comunidades a resistir futuras conmociones», ha comentado Corsi.
Importante presencia de la ONU
La ONU ha asignado inicialmente 15 millones de dólares en fondos de emergencia para apoyar la respuesta vital. Están llegando equipos médicos, materiales para refugios y artículos esenciales de agua, saneamiento e higiene (WASH), junto con ayuda alimentaria preposicionada y suplementaria.
«Tenemos una presencia significativa en Mandalay y sus alrededores, y estamos haciendo todo lo que podemos para llegar a las personas necesitadas a pesar de los graves problemas logísticos», ha explicado Corsi. «Pero se necesitará mucho más en los próximos días y semanas».
Más que nunca, el apoyo oportuno es fundamental para evitar un mayor deterioro de la crisis, ha añadido.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha informado de que su objetivo es ayudar a 100.000 de las personas más afectadas con comidas listas para consumir, a lo que seguirá la ayuda alimentaria y en efectivo a unas 800.000 personas durante el próximo mes.