Trump eleva la tensión con China con aranceles récord del 104%

El presidente estadounidense impone unos gravámenes históricos en un giro agresivo y arriesgado que amenaza con desestabilizar el comercio mundial y agravar la confrontación con Pekín

09 de Abril de 2025
Actualizado a las 10:13h
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Trump impone su ley: tregua para algunos, castigo brutal para China
Donald Trump, en la Casa Blanca: El presidente de EE UU este miércoles anuncia su plan de aranceles.

La Casa Blanca ha confirmado este miércoles la entrada en vigor de aranceles del 104% a productos procedentes de China. La decisión, impulsada por el presidente Donald Trump, representa un nuevo salto en la guerra comercial entre las dos principales economías del mundo. Con un tono desafiante, el mandatario defiende esta política como necesaria para proteger a los trabajadores estadounidenses, pero expertos y gobiernos advierten del riesgo de una escalada sin control.

Una estrategia basada en el enfrentamiento

La decisión, anunciada por la portavoz presidencial Karoline Leavitt, se presenta como una respuesta a los aranceles del 34% anunciados recientemente por China. Trump había advertido que, si Pekín no retiraba sus medidas antes del martes por la tarde, impondría gravámenes adicionales que llevarían los aranceles hasta el 104%. Ha cumplido su amenaza.

China ha reaccionado con firmeza, denunciando lo que considera una maniobra de “naturaleza chantajista” por parte de Washington. La tensión entre ambas potencias ha alcanzado niveles alarmantes, y la diplomacia bilateral parece estancada. Trump, sin embargo, asegura que China está “desesperada por llegar a un acuerdo” pero “no sabe cómo empezarlo”.

Más allá del pulso con Pekín, la política arancelaria de Trump ha abierto un frente global. La Casa Blanca afirma que alrededor de 70 países ya han contactado con Washington para negociar condiciones comerciales más favorables. El objetivo del presidente: imponer acuerdos bilaterales a medida, dejando atrás los marcos multilaterales tradicionales.

Las consecuencias del nacionalismo económico

La ofensiva arancelaria de Trump tendrá un fuerte impacto sobre productos clave de la economía china, como la electrónica de consumo, los electrodomésticos, los textiles y la maquinaria industrial. Estos sectores, que concentran una gran parte de las exportaciones chinas hacia Estados Unidos, sufrirán una fuerte caída si los gravámenes se mantienen.

Pero las consecuencias también se dejarán sentir en territorio estadounidense. Consumidores y empresas afrontarán precios más altos, tensiones en la cadena de suministro y posibles represalias por parte de China y otros países afectados. El comercio mundial, ya debilitado por años de incertidumbre, se enfrenta ahora a un nuevo foco de inestabilidad.

Durante un acto público con trabajadores del sector minero, Trump ha asegurado que su estrategia está generando 2.000 millones de dólares diarios para Estados Unidos, aunque no ha aportado datos concretos para sostener esa afirmación. El presidente insiste en que su política es una cuestión de seguridad nacional, y defiende la necesidad de reconstruir la industria estadounidense desde una posición de fuerza.

Un giro que rompe consensos

La retórica de Trump se basa en la idea de que Estados Unidos ha sido explotado durante décadas por países que han impuesto barreras comerciales y han drenado riqueza industrial. En sus palabras, ahora “es el momento de revertir esa dinámica”. La portavoz de la Casa Blanca sostiene que solo se cerrarán acuerdos si benefician claramente al trabajador estadounidense.

No obstante, la comunidad internacional observa con preocupación este giro proteccionista. La política exterior de Trump rompe con el tradicional liderazgo global de Estados Unidos y refuerza una dinámica de competencia y fragmentación. China, por su parte, ha dejado claro que responderá a cada golpe, alimentando una espiral peligrosa.

Trump ha dejado claro que no dará marcha atrás. Ha ordenado a su equipo de comercio diseñar un sistema de negociación caso por caso, en el que solo se aceptarán condiciones favorables para Washington. Mientras tanto, los efectos colaterales comienzan a vislumbrarse en los mercados financieros y en la confianza de los inversores.

Lo que comenzó como una disputa sobre aranceles se ha convertido ya en una pugna por el modelo económico y el liderazgo global. Trump ha elegido el camino de la confrontación. La pregunta ahora es cuánto podrá soportar el mundo antes de que esta guerra comercial deje de ser solo un conflicto económico para convertirse en una crisis estructural de alcance histórico.

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