Hace tan solo una decena de años, mas o menos, Odón Elorza nos dejaba escrita una clase de democracia impecable que, por su autenticidad, por la situación que en estos momentos vive la sociedad española, en general, mas aún la política, por la crisis de democracia que azota nuestras instituciones, por la falta de coherencia política desde las ideologías, el pensamiento crítico y la verdad. Por la coincidente razón sin miedo de aquel momento y este en el que el diputado por Guipúzcoa, Elorza nos vuelve a dar una lección magistral en su Twitter sobre la investigación a Juan Carlos I:

Pocas son las personalidades públicas que hayan mostrado, juntas, las virtudes del valor, el honor y la honestidad. Y pocas son de quienes se pueden tomar lecciones de lealtad a unos principios, de fidelidad a unos ideales, así como de criterio y personalidad a la hora de vivirlos públicamente.

Por razones obvias no viví la historia de Pedro Crespo, alcalde de Zalamea, pero sí he vivido durante muchos años el valor y el coraje que siempre puso Odón en defensa de la sociedad, en general, de los derechos humanos, su ideología, y su coherente NO ES NO. Ahora, de nuevo, muestra su valor al reclamar desde la memoria democrática de la igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas en el texto antes expuesto públicamente, al que hice mención y expuse mas arriba.

Efectivamente, tal como ya se manifestó en el prologo de mi libro Sueños de Libertad (2002) cuando dejé escrito en el mismo: “Estar al lado de la libertad significa sumarnos al bando de los hombres y mujeres que piensan en el futuro de un mundo colectivo y humano frente a los intereses del mercado financiero, que defiende el dialogo político y la negociación frente a la intransigencia, que buscan la eliminación de las desigualdades…” . “ Preguntas y respuestas que encontrará el lector en este libro de Manuel Domínguez que golpea nuestras conciencias hasta obligarnos a tomar partido…”

Ahora dejadme que os deje con la magistral clase de democracia que Odón Elorza dejo al Estado Español en el articulo:

La calidad de la democracia en las ciudades

El concepto de Participación Ciudadana en la vida local, y lo que ella supone, ha ido cambiando en los últimos años. Participar ya no es solo recibir información, ni poder opinar sobre determinadas actuaciones o proyectos. Estamos ya en otra fase. Hay que buscar la calidad de la democracia, ensanchar los cauces de la participación para que la inmensa mayoría de la ciudadanía recupere la credibilidad en la política y se sienta involucrada en el desarrollo de la condición de ciudadanía y en la búsqueda de la cohesión social.

Estas aspiraciones llevan intrínsecamente aparejado el compromiso de profundización de la democracia local como uno de los ejes estratégicos de la actuación municipal. Y se requiere un plan de acciones políticas claras y una voluntad de querer gobernar con las personas y no solo para las personas.

La consecución de la calidad de la democracia local debe ser un objetivo de los Ayuntamientos, compartido por el cuerpo técnico y político. A buen seguro que conlleva cambios organizativos que afecten a la estructura municipal para la puesta en funcionamiento de nuevos procesos de participación ciudadana.

Entiendo la participación como un eje transversal que impregna y cohesiona toda la estructura administrativa. Por tanto, debe ser voluntad del Ayuntamiento construir una política transversal de participación que envuelva  la acción municipal y pueda plasmarse en cualquier fase de un proyecto: desde el análisis y diagnóstico de la realidad, la elaboración de propuestas o la preparación del presupuesto, hasta el seguimiento y  posterior evaluación de las actuaciones municipales.

Lo cierto es que las formas de participación directa, para enriquecer el funcionamiento de la democracia representativa en la búsqueda de una nueva gobernabilidad, guardan estrecha relación con la evolución de la sociedad del sigo XXI. La democracia local, como la democracia en general, no es un sistema inamovible. El papel y las funciones de los Ayuntamientos evoluciona en el marco de una realidad: las soluciones y metodologías consideradas apropiadas en un momento determinado deben ser verificadas y, en su caso, adaptadas a la luz de los cambios sociales  en  la  era  de  la  globalización  y  la influencia de las     nuevas tecnologías. Hoy la ciudadanía demanda más información, mas participación y más transparencia en la toma de decisiones políticas.

En este sentido, el objetivo de mejorar la calidad de la democracia local y de implicar a los agentes sociales y económicos en el liderazgo y la gobernanza de la ciudad, está presente en las capitales europeas más comprometidas con el fortalecimiento de la democracia participativa, desde fórmulas innovadoras y con la utilización de las nuevas tecnologías.

Pero la participación no se hace a golpe de decreto. Las normas per se no producen participación. No obstante, una buena regulación puede ayudar al desarrollo del ejercicio de este derecho, y es aquí donde radica la importancia de tener normas de participación consensuadas con las propias entidades ciudadanas y adaptadas a las necesidades de cada ciudad.

Esta estrategia ha de formar parte de un plan director del municipio que se debe configurar desde las siguientes premisas: un pacto político entre los Grupos Municipales y un pacto cívico con las entidades y organismos ciudadanos.

La dinamización de los Consejos asesores sectoriales, el Consejo de Ciudad, grupos de trabajo en torno a proyectos concretos, talleres ciudadanos, núcleos de intervención participativa, planes de desarrollo comunitario en los barrios, convocatorias de consultas y debates en torno a proyectos urbanísticos, tutorías de parques, presupuestos participativos, audiencias públicas, proyectos de participación infantil, procesos participativos para la aplicación de la Agenda 21, del Plan Estratégico o del Plan General de Ordenación Urbana, planes transversales (Plan Joven, Plan de Igualdad, de Drogodependencias, de Inmigración, de Movilidad, de Accesibilidad…) son algunos de los procesos y cauces que configuran el puzzle de la participación.

Tras estas iniciativas hay un objetivo claro: provocar un cambio en las formas de gobierno y en la relación ayuntamiento-ciudadanía. Desde la izquierda política y social aspiramos a construir una nueva cultura de la participación que supere la reivindicación de una parte y la búsqueda de legitimidad de la otra, para basar esas relaciones en la colaboración leal y constructiva entre los actores sociales e institucionales de la ciudad.

En la idea de definir un nuevo modelo de gobernabilidad, la democracia municipal no será sólo el voto otorgado por la ciudadanía cada cuatro años. En el transcurso de ese plazo, el Ayuntamiento toma acuerdos que afectan muy  directamente  a   la ciudadanía y que debieran, por tanto, ser objeto de discusión y de consenso cívico. Vamos a compartir liderazgos y a revitalizar el sistema de la democracia.

Odón Elorza.

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