España vivió este lunes un episodio crítico tras el mayor apagón eléctrico registrado en la historia. Mientras el país trabajaba a contrarreloj para recuperar el suministro de forma segura, la presidenta de la Comunidad de Madrid,Isabel Díaz Ayuso, aprovechaba el desconcierto para lanzar críticas infundadas contra el Gobierno central, demostrando un profundo desconocimiento sobre el funcionamiento real de la red eléctrica.
Lejos de contribuir a la estabilidad en un momento delicado, Ayuso optó por sembrar dudas y exigir investigaciones precipitadas, dejando claro que ni comprende cómo se gestiona una crisis de electricidad de semejante magnitud ni conoce los protocolos de recuperación en situaciones extremas.
Isabel Díaz Ayuso, aprovechaba el desconcierto para lanzar críticas infundadas contra el Gobierno central, demostrando un profundo desconocimiento sobre el funcionamiento real de la red eléctrica.
Recuperar la luz no es cuestión de pulsar un botón
Tras un cero energético —una caída súbita y total del suministro— no es posible restaurar la electricidad de manera instantánea. El sistema eléctrico debe reactivarse de forma gradual y controlada para evitar nuevos colapsos.
Restablecer el servicio de golpe podría provocar sobrecargas, daños en los equipos, fluctuaciones de tensión y, en el peor de los casos, un apagón aún mayor. Esta es la razón por la que los técnicos, siguiendo protocolos europeos, recomiendan una reactivación escalonada, monitorizada en tiempo real.

Ayuso, sin embargo, reprochó que “una parte importante del país estuviera en negro hasta bien entrada la noche”, mostrando una ignorancia alarmante sobre cómo funcionan los sistemas eléctricos modernos.
La propaganda del gran apagón: un viejo error
Las palabras de Ayuso también resucitaron una estrategia fallida de la Comunidad de Madrid en 2021, cuando intentaron instalar en la opinión pública el miedo al llamado “gran apagón” europeo. Entonces, sin ninguna base técnica, Enrique López, consejero de Presidencia, agitó la amenaza de una caída energética generalizada.
La propia presidenta regional insistió en aquella época en la necesidad de prepararse frente a un desabastecimiento que nunca se materializó. Los expertos en energía desmintieron esas afirmaciones: España contaba, y sigue contando, con uno de los sistemas eléctricos más robustos de Europa.
Ahora, tras un incidente real —cuyas causas aún se investigan y podrían ir desde un fallo técnico hasta un ciberataque—, Ayuso ha vuelto a cargar contra el Gobierno central, ignorando los esfuerzos técnicos y diplomáticos que permitieron restablecer el suministro en menos de 24 horas.
El Consejo de Seguridad Nacional actuó con rapidez
Frente a las acusaciones de “lentitud” lanzadas por Ayuso, los hechos demuestran que el Gobierno actuó de forma rápida y coordinada. El Consejo de Seguridad Nacional se reunió de emergencia bajo la presidencia del Rey Felipe VI, siguiendo los protocolos establecidos.
El Ministerio para la Transición Ecológica, junto a Red Eléctrica, activó planes de emergencia, contactó con los países vecinos y aplicó mecanismos de restauración gradual del sistema eléctrico, en línea con las mejores prácticas internacionales.
Las cifras avalan la gestión: a las pocas horas del apagón, más de la mitad de las subestaciones ya estaban operativas y la recuperación de la demanda energética avanzaba a buen ritmo.
Ayuso, aislada frente al consenso técnico
Mientras la inmensa mayoría de expertos apelaban a la prudencia y a la cooperación técnica, Díaz Ayuso optaba por politizar una crisis nacional. Sus críticas no solo carecen de fundamento técnico, sino que también desinforman a la ciudadanía sobre la gravedad y la complejidad de situaciones como la vivida.
La gestión de un apagón masivo requiere un equilibrio delicado: reactivar sin dañar. Ignorar esta realidad, como ha hecho Ayuso, demuestra irresponsabilidad política y una falta de altura de miras en momentos de emergencia.
La verdadera amenaza: la desinformación
En lugar de aportar soluciones o mostrar solidaridad, la presidenta madrileña ha elegido instalar la desconfianza en los mecanismos de seguridad nacional. Sus declaraciones, plagadas de errores, solo sirven para alimentar la desinformación en un contexto donde la estabilidad institucional es fundamental.
España ha superado con esfuerzo una de las peores crisis energéticas recientes. El incidente demuestra la necesidad de reforzar las interconexiones eléctricas, invertir en infraestructuras resilientes y modernizar los protocolos de respuesta.
Lo que no necesita el país es el oportunismo político de quienes, sin entender los riesgos reales, prefieren buscar titulares fáciles a costa de la verdad.
Una crisis que no justifica ataques oportunistas
Isabel Díaz Ayuso insistió en que "un país de luz no puede quedarse a oscuras". Pero precisamente por ser un país moderno y avanzado, España ha seguido los protocolos necesarios para evitar daños mayores. Pretender que la electricidad vuelva de forma instantánea no solo es técnicamente inviable: sería una grave irresponsabilidad.
La crisis energética reciente no ha sido fruto de falta de previsión del Gobierno, sino de una situación excepcional, probablemente derivada de causas técnicas o externas todavía bajo investigación. El populismo energético de Ayuso solo añade ruido y desinformación.
España necesita un debate serio sobre su futuro energético. Lo que sobra son dirigentes que, ante una crisis, prefieren el ataque fácil antes que la responsabilidad y la cooperación.