La dana que ha arrasado la Comunidad Valenciana viene a demostrar dos cosas: que el cambio climático es un hecho incontestable y que Europa es, hoy, más necesaria que nunca para acometer el plan de recuperación. España es un país con recursos limitados y no está preparado para hacer frente a una catástrofe de semejantes proporciones. El mensaje de los partidos euroescépticos que como Vox reclaman la salida del selecto club europeo para recuperar soberanía nacional ha quedado viejo en apenas dos días. El tiempo que ha tardado la dana en devastar Valencia. España sería mucho más pobre y estaría más indefensa ante este tipo de catástrofes fuera de la UE que dentro.
El discurso antieuropeísta de Santiago Abascal se ha venido abajo como un castillo de naipes, al igual que se derrumba su impostado e irracional negacionismo anticientífico, ya que cada día que pasa está más claro que el planeta, y en concreto la región mediterránea, está sufriendo los estragos de un cambio climático acelerado por la mano humana. La ciencia tiene claro que estamos en un momento crítico, a poca distancia del punto de no retorno. En los próximos años se repetirán episodios como el ocurrido en Valencia estos días y el Estado que no destine fondos públicos y medios humanos y materiales suficientes a paliar los daños terminará pagándolo caro. Tanto como que quedará condenado al subdesarrollismo.
Un tercemundismo climático se avecina y harían bien las democracias liberales en tomarse el asunto en serio diseñando políticas activas, planes de prevención, culturas de la seguridad y filosofías económicas intervencionistas que exigirán de grandes cantidades de dinero para paliar los desastres que, por desgracia, serán cada año más frecuentes. En esa línea van los países ricos. Por fortuna, frente a la demagogia barata de la extrema derecha todavía está Europa con un discurso que habla de intervención estatal mediante la inyección de fondos públicos ante la magnitud del problema, de unidad y coordinación de los países afectados por el calentamiento global (que son todos), y de solidaridad frente a la catástrofe. La Agenda Verde 2030, el gran Satán para los ultras, se antoja más necesaria que nunca. No podemos permitirnos el lujo de anularla o meterla en un cajón. Es más, urge implementarla cuanto antes, ya que el cambio climático avanza a un ritmo exponencial mucho más rápido de lo que preveían los informes científicos más pesimistas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha garantizado que la UE enviará ayuda a España para paliar las consecuencias catastróficas de la dana, que ha afectado sobre todo a la provincia de Valencia. ¿De cuánto dinero estaríamos hablando? Si tenemos en cuenta que el temporal en la Comunitat ha sido mucho peor que el último huracán en la costa este de Estados Unidos, que ha dejado daños por valor de 1.500 millones de dólares, nos haremos una idea aproximada de lo que se necesita para empezar la reconstrucción. Mucho está arrasado. Las carreteras, las vías de ferrocarril (tanto de Cercanías como de Alta Velocidad), las comunicaciones, los puentes, las empresas y comercios, cosechas enteras, casas…
Von der Leyen ha trasladado a Sánchez, en una conversación telefónica, la intención de la UE de colaborar en todo lo que se pueda. Países como Francia, Italia, Irlanda y Portugal han anunciado que enviarán personal y medios materiales para ayudar en la recuperación de la normalidad, pero, ¿y después? Las ayudas a los afectados destinadas por el Gobierno español y el autonómico de Carlos Mazón van a ser claramente insuficientes, de modo que poco se podrá hacer sin el maná de Bruselas. El presidente de la Generalitat Valenciana ha anunciado un primer decreto de ayudas a los damnificados en la provincia de Valencia por importe de 250 millones de euros. Una media de 6.000 euros por familia poco podrá hacer por gente que ha perdido, entre otras cosas, un tractor que cuesta 100.000 euros o una casa valorada en 150.000. Se antoja una cantidad irrisoria, casi un insulto del Gobierno valenciano. Mazón ha precisado que se tratará de ayudas complementarias a las que ofrezcan otras Administraciones, como el Gobierno de España, y supondrán ayudas “directas, exprés, sin burocracia” para arreglar las casas o comprar muebles. Algunos expertos aseguran que lo que ha pasado en Valencia no se podrá paliar salvo que se pongan encima de la mesa entre 3.000 y 4.000 millones de euros, una inversión importante que debería hacerse con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno ha empezado a evaluar daños y tiene tiempo para solicitar ayudas al Fondo de Solidaridad.
“Las inundaciones en España no son solo una tragedia nacional. También es europea. Por tanto, obtendrá una respuesta europea”, aseguró la presidenta de la Comisión Europea en X (antes Twitter). Así, ha asegurado que desde Bruselas están preparados para ofrecer ayuda: “Estamos listos para apoyar con suministros de emergencia. Cuando llegue el momento, también podemos ayudar a reconstruir”. Ya en la mañana del pasado miércoles, Von der Leyen y los presidentes del Consejo y el Parlamento Europeo, Charles Michel y Roberta Metsola, mostraron la disposición de la UE a ayudar a España. En una rueda de prensa, la presidenta de la Comisión Europea indicó que han ofrecido activar el mecanismo de protección civil de la UE, cuyo objetivo es reforzar la cooperación en materia de protección civil entre los Estados miembros del club comunitario y otros diez países. Una vez más, se demuestra lo importante que es pertenecer a la Unión Europea.