Isabel Díaz Ayuso se prepara para un nuevo viaje, esta vez a Alemania, con el objetivo declarado de "atraer inversiones" para la Comunidad de Madrid. Cabe desearle mejor suerte que en anteriores desplazamientos, cuyos resultados fueron, por decirlo suavemente, inexistentes.
En su agenda, figuran reuniones con tres importantes empresas: Siemens, DHL y Deutsche Bank. Un detalle interesante, considerando que estas compañías se han posicionado firmemente contra la ultraderecha y el populismo, actitudes que contrastan marcadamente con algunas de las recientes decisiones políticas de Ayuso.
Contradicciones en la política
Resulta paradójico que Ayuso, quien otorga la medalla de la Comunidad de Madrid al presidente argentino Javier Milei, conocido por sus posturas ultraderechistas, ahora busque alianzas con empresas que promueven valores opuestos. Estas compañías, junto con otros conglomerados alemanes, han defendido abiertamente la diversidad, la apertura y la tolerancia, principios que consideran fundamentales para el éxito y la estabilidad de la sociedad y la economía.
Durante las reuniones, sería oportuno que la presidenta de la Comunidad de Madrid reflexionara sobre el mensaje de estas empresas. Siemens, DHL y Deutsche Bank han subrayado que la inclusión y el respeto son esenciales para mantener el funcionamiento del sistema económico. "Son los valores que mantienen en marcha el motor de nuestro sistema económico", afirmaron en un comunicado conjunto, subrayando la necesidad de abrazar una visión más amplia y tolerante del mundo.
Un llamamiento a la coherencia
La visita de Ayuso a Alemania podría ser una oportunidad para que comprenda mejor las implicaciones de alimentar a los ultras y de querer ocupar su espacio político. La presidenta, que ha sido una figura polarizadora en la política española, podría beneficiarse de un mayor entendimiento de cómo los valores de apertura y diversidad no solo son éticamente correctos, sino también económicamente beneficiosos.
En este contexto, resulta irónico que Ayuso busque el apoyo de empresas que claramente se distancian de la ultraderecha, mientras ella misma ha mostrado simpatías hacia figuras como Milei. Esta contradicción no pasa desapercibida y plantea interrogantes sobre la coherencia de su estrategia política y económica.
Tal vez, de estas reuniones, Ayuso pueda extraer una lección valiosa: que el éxito y la prosperidad de una sociedad no se logran mediante la polarización y el extremismo, sino a través del diálogo, la inclusión y el respeto por la diversidad. Quizás así, en futuros viajes, pueda traer no solo inversiones, sino también una visión renovada y más coherente con los valores que sustentan a las sociedades prósperas.