Feijóo exhibe su modelo de partido: imputados al mando y odio como discurso

El líder del PP coloca a Xavier García Albiol, investigado por revelar datos médicos, al frente de su Congreso, mientras da protagonismo a cargos como Ana Millán, también bajo sospecha judicial

04 de Julio de 2025
Actualizado a las 12:08h
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El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol Feijóo
El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol

Este fin de semana, el Partido Popular celebra en Madrid su XXI Congreso Nacional extraordinario, una cita que debería servir para marcar el rumbo de la organización y renovar liderazgos. Sin embargo, la elección de quiénes lo encabezan ha dejado claro qué tipo de partido pretende consolidar Alberto Núñez Feijóo: uno donde la imputación no es motivo de apartamiento, sino de ascenso.

El caso más llamativo es el del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, designado como presidente del Congreso. En mayo de 2025 fue imputado por un presunto delito de revelación de secretos, al haber difundido durante un pleno información médica sobre un hombre sin hogar fallecido. Pese a que el procedimiento judicial sigue su curso, el PP no solo no lo ha apartado, sino que lo ha convertido en figura principal de su cónclave más importante.

Esta decisión no es una excepción, sino parte de una lógica política repetida. La vicesecretaria de Organización del PP y número tres de Isabel Díaz Ayuso, Ana Millán, también forma parte de la comisión organizadora del Congreso. Está siendo investigada por presuntos delitos de prevaricación administrativa, cohecho, tráfico de influencias y fraude a la Administración Pública. La jueza encargada del caso ha advertido ya de indicios serios contra ella.

Cuando el castigo se convierte en premio

La señal que Feijóo lanza a militantes y ciudadanía es clara: la integridad no es un requisito y las causas judiciales no suponen una línea roja. Más bien al contrario, parecen ser una credencial válida para ocupar cargos de responsabilidad.

Desde el PSOE no han tardado en reaccionar. Denuncian que el PP “promociona a cargos imputados” y que su modelo “blanquea discursos que dividen y enfrentan”. Las fuentes socialistas recuerdan que Albiol ha sido protagonista en campañas marcadas por la estigmatización de la inmigración y el señalamiento de barrios concretos por su composición vecinal. Una estrategia que, lejos de generar sanciones internas, le ha permitido mantenerse como figura destacada dentro del partido.

El caso de Albio no es nuevo. Ya en 2010 fue duramente criticado por un folleto electoral donde vinculaba delincuencia e inmigración. La Fiscalía entonces lo investigó, aunque el caso fue archivado. Sin embargo, su estilo ha permanecido intacto: mano dura, mensajes simplistas y una visión excluyente de la convivencia.

Sin regeneración ni renovación

Lejos de apostar por una regeneración interna, el Partido Popular parece reafirmarse en sus viejas prácticas: proteger a los suyos, aunque estén imputados, y premiar discursos duros que alimentan la división social. Todo esto en un contexto donde buena parte de la ciudadanía exige más ejemplaridad, transparencia y respeto a los derechos fundamentales.

El Congreso que debía servir para reforzar el liderazgo de Feijóo y proyectarlo como alternativa de Gobierno acaba convirtiéndose, por decisión propia, en una fotografía nítida de lo que representa su PP: un partido que abraza el ruido, la impunidad y la confrontación como elementos centrales de su estrategia.

Las palabras sobran cuando los hechos se imponen. Feijóo no se limita a tolerar las imputaciones; las promociona. No rehúye a quienes promueven el odio; los sitúa al frente de sus eventos clave. Y con ello, demuestra que bajo su mando no hay espacio para la regeneración democrática. Solo para los de siempre. Y para lo de siempre.

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