Feijóo hará ministro a Alvise si necesita sus votos para gobernar

Las últimas encuestas dan más de 400.000 votos y dos diputados a SALF, el partido de extrema derecha que podría ser muleta del PP

21 de Abril de 2025
Actualizado a las 8:14h
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Alvise Perez en una imagen de archivo.
Alvise Perez en una imagen de archivo.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pronostica en su última estimación una caída de los dos grandes partidos, aunque el Partido Socialista logra ampliar su ventaja en casi un punto por encima del Partido Popular. Vox se beneficia del descenso de los populares y se coloca por primera vez en más de tres años por encima del 15%. Esta preocupante subida de Vox va en paralelo al auge de otro partido de extrema derecha, Se Acabó la Fiesta, el partido de Alvise Pérez. Esta formación consigue mantener los apoyos (un 1,9%), a pesar de los frentes judiciales a los que se enfrenta su líder. Esto quiere decir que SALF le araña a Vox 412.000 votantes, con lo que podría lograr dos diputados en el Congreso.

¿Qué haría Feijóo si dependiera de los dos escaños de Alvise Pérez? ¿Estaría dispuesto a aceptarlos para ser investido presidente del Gobierno? A nadie le cabe la menor duda de que lo haría. El presidente del Partido Popular ha demostrado que no tiene ningún escrúpulo a la hora de pactar gobiernos regionales con Vox. Por tanto, cabe sospechar que se abrazaría también a SALF, consumando el mayor bochorno entre los partidos conservadores europeos. Una coalición PP/Vox/Se Acabó la Fiesta sería todo un esperpento, pero parece que esa grotesca distopía podría cumplirse. Además del escándalo judicial por financiación ilegal que persigue a Alvise Pérez, se le conoce por difundir desinformación y noticias falsas sobre políticos de la izquierda. Un populista antisistema de la peor extrema derecha desde los tiempos de la Transición y que incluso adelanta por la derecha a Vox en algunos puntos del programa político, lo cual ya es decir.

Es pronto para especular sobre las futuras elecciones generales en España. Falta mucho y pueden ocurrir muchas cosas, pero es evidente que las diferencias entre PP y PSOE son apretadas y que los populares podrían necesitar de todos los apoyos adicionales para alcanzar la ansiada mayoría absoluta: no solo la colaboración de los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes, sino también del polémico Alvise (si es que no es inhabilitado para cargo público en el caso de que la investigación por financiación ilegal de su partido llegue a buen puerto). No dejaría de ser un guiño del destino que el dirigente popular dependiera de un personaje como este que representa lo peor de la política; lo peor de un sistema democrático que en ocasiones genera este tipo de agitadores dispuestos a reventarlo todo desde dentro. Si se confirma que SALF tiene posibilidades de entrar en el Congreso con al menos dos representantes, esto podría abrir la puerta a negociaciones estratégicas con el PP, pero dependería de las condiciones y prioridades de ambas partes. Y ahí podemos jugar a hacer política ficción.

¿Qué pediría Alvise a cambio de hacer presidente de España a Alberto Núñez Feijóo? Sin duda, un ministerio. No lo vemos en Interior ni de vicepresidente, cargos reservados sin duda para Santiago Abascal. Pero en cualquiera de los demás sería una auténtica amenaza para la democracia como buen trumpista y nostálgico del franquismo. En Educación y Cultura porque con él habría más incultura y menos educación, es decir, menos escuela pública, menos becas y menos libertad creativa, ya que la represión convertiría en disidentes a los artistas e intelectuales de izquierdas. En cuestiones sanitarias, porque la Sanidad pública iría languideciendo en beneficio de la privada. En Trabajo sería un auténtico peligro, ya que supondría un retroceso a los derechos laborales (el populismo de extrema derecha tiene tendencia a proteger a los ricos y a las clases privilegiadas en detrimento de los trabajadores, va en su ADN político). Y mejor no seguir, porque da miedo solo pensarlo. Estamos ante un personaje inquietante, alguien sin escrúpulos, un hombre que no cree en los derechos humanos ni en el respeto a las ideas de quienes no piensan como él. Un pequeño autócrata, un aprendiz de dictador. Feijóo debería ser consciente del peligro que entrañaría para el país dejar entrar a alguien así en el Consejo de Ministros. Por desgracia, ya estamos en quinto curso de Feijóo y sabemos que una cosa es su discurso pretendidamente moderado e institucional y otra sus ideas reaccionarias que lleva por dentro.

Nada bueno podemos esperar de alguien que ha recibido un premio de Hazte Oír, la asociación ultracatólica vinculada a la secta El Yunque, según ha confesado el mismísimo Federico Jiménez Losantos, un periodista poco sospechoso de rojo bolivariano. Está tan cerca de Hazte Oír que en mayo de 2023 convocó junto a esta organización una campaña de acoso a mujeres que querían abortar en una clínica en la ciudad de Madrid. 

Alvise ya empezó mal en política, cuando el Parlamento Europeo, tras la evaluación del Comité Consultivo, lo sancionó por ocultar en su declaración de bienes sus ingresos tras tomar posesión como eurodiputado. Cabe preguntarse, eso sí, cómo sería la relación de SALF con Vox. En junio de 2024, Alvise denunció que supuestamente Santiago Abascal y toda la cúpula voxista habrían cobrado un sobresueldo de 54.000 euros por cabeza y que Abascal podría disfrutar de un complemento vitalicio de la Fundación Disenso, a la cual se habrían desviado 11,4 millones de euros. Ambos líderes de la extrema derecha no se llevan. Se ven como rivales y competidores. Alvise es lo peor del populismo o fascismo posmoderno. La otra cara de la moneda de Vox. Una mala noticia para los demócratas españoles. Por desgracia, es casi seguro que Feijóo les abriría a ambos las puertas de las instituciones. Y ahí empezaría la fiesta. La fiesta de Alvise.

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