El Gobierno está convencido de que habrá Presupuestos

Moncloa cree tener encapsulado el caso Koldo y se muestra convencido de que puede agotar la legislatura hasta 2027

17 de Octubre de 2024
Actualizado a las 12:22h
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María Jesús Montero en una imagen de archivo.
María Jesús Montero en una imagen de archivo.

La ministra Montero está segura de que habrá Presupuestos. Así se lo dijo ayer, desde su escaño, al vicesecretario de Coordinación Autonómica del PP, Elías Bendodo. Momentos antes, Pedro Sánchez había pedido disculpas a los españoles por el caso Koldo, aunque recordó que el PSOE tiene una forma de reaccionar ante la corrupción (sacar a las presuntas manzanas podridas del cesto, en este caso el exministro José Luis Ábalos) muy diferente a las maneras del PP (donde se tapan todas las corruptelas).

Se la vio muy segura de que habrá Presupuestos a la ministra de Hacienda. Quizá porque el propio Bendodo ha sido cazado, a micrófono abierto, reconociendo que “es muy posible” que el Gobierno logre sacar adelante las cuentas públicas, lo que contradice todo el discurso público mantenido por los populares, quienes se muestran seguros de que Sánchez está políticamente muerto. Sin duda, debe tener información privilegiada la ministra sobre los contactos de Ginebra entre los emisarios socialistas (con Santos Cerdán al frente) y Carles Puigdemont. Hasta donde se sabe, los posconvergentes creen que no se están respetando los términos del acuerdo de investidura y los rumores de que Junts podría estar en conversaciones con el PP para tratar sobre una posible moción de censura contra el presidente del Gobierno son cada vez más intensos.

Pese a todo, Montero le dijo a Bendodo que el Gobierno va a contar con Presupuestos Generales del Estado para 2025 y ha augurado que al PP se le va a hacer la legislatura “muy larga”. Tanto como 2027, en principio fecha para las próximas elecciones generales. Podría ocurrir que el caso Koldo, que implica a funcionarios y empresarios del entorno del Gobierno, dé un vuelco y termine salpicando a Moncloa. Pero hasta la fecha, no hay un solo informe de la UCO (la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) que apunte a indicios de participación en la trama contra el presidente del Ejecutivo de coalición. De modo que por ahí (y salvo que Ábalos o Aldama o cualquier otro integrante de la trama decidan tirar de la manta) está tranquilo el Gobierno. Cree tener encapsulado el caso Koldo y está seguro de que el asunto del máster de Begoña Gómez, que instruye el polémico juez Peinado, quedará finalmente en nada.

Así las cosas, la prueba de toque, la clave de la legislatura, está en los Presupuestos. Sin dinero, no se pueden sacar adelante los nuevos proyectos sociales que el Consejo de Ministros tiene en cartera (entre ellos el plan de vivienda), lo cual supondría prorrogar las cuentas de este año. “De andaluz a andaluz, ¿es verdad que usted era consejero de presidencia del Gobierno andaluz cuando adjudicaron 300 contratos del servicio andaluz de salud? De andaluz a andaluz, ¿metieron a dedo a 3.500 interinos que después fue declarado nulo? Usted no dice la verdad. Solo ocasionalmente cuando no tiene cámaras. Tiene razón, este país va a contar con unos Presupuestos Genarales”, le espetó la ministra a Bendodo. Feijóo le ha pedido a Sánchez que se marche, reeditando aquel viejo “váyase señor González” con el que Aznar obsequiaba al patriarca socialista en los años noventa. Pero no parece que el caso Koldo, pese a su innegable gravedad, pueda servir para que el Partido Popular pueda crear la ficción de que, al igual que entonces se descomponía el felipismo, hoy se desintegra el sanchismo por culpa de los casos de corrupción. Son épocas diferentes, tiempos distintos, por mucho que los populares vivan en esa distopía constante.

La aparente confianza de Montero podría sonar, en principio, a farol, pero es cierto que en las últimas horas se han producido algunos movimientos positivos para Sánchez, como posibles acercamientos entre el PSOE y Junts. Es algo sabido que Puigdemont se mueve a bandazos y en función del día, pero suena demasiado fuerte pensar que esté dispuesto a derrocar el Gobierno socialista para hacer presidente a Feijóo con Santiago Abascal en algún ministerio que bien podría ser el de Interior. La derecha independentista votando a favor de la ultraderecha (partidaria de dar carpetazo a la amnistía y de abolir las autonomías) sería algo demasiado lisérgico y estupefaciente hasta para un país como España donde cualquier cosa puede ocurrir. Todo ello teniendo en cuenta que al soberanismo catalán muchas veces le ha interesado un Gobierno profranquista en Madrid para sentirse aún más cómodo en el papel del victimismo. De manera que todo apunta a que el diálogo entre ambas formaciones se terminará reconduciendo más pronto que tarde. Ambos están condenados a entenderse. Pacto de financiación a cambio de Presupuestos; estabilidad para Cataluña; tregua provisional a la espera de que el independentismo pueda lamerse las heridas y recuperar el terreno perdido. Esa parece ser la clave. Más allá de eso, todo se antoja política ficción: desde una moción de censura para la que no salen los números hasta la posibilidad de unas elecciones anticipadas (Sánchez no está por la labor, el contexto no le favorece). El Gobierno rema a duras penas en medio de la tormenta perfecta, pero el casco del buque todavía resiste.

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