El Parlamento Europeo ha adoptado esta semana su posición sobre la propuesta de ley para mejorar la calidad del aire en la UE y garantizar a los ciudadanos un entorno limpio y saludable. El texto, aprobado con 363 votos a favor, 226 en contra y 46 abstenciones, establece valores límite y objetivos más estrictos para 2035 para varios contaminantes, incluidas las partículas (PM2.5, PM10), el NO2 (dióxido de nitrógeno), el SO2 (dióxido de azufre) y el O3 (ozono). Curiosamente, el PP europeo, y también el español (sin duda influidos por los grupos de extrema derecha), han votado en contra de avanzar hacia ciudades más sostenibles, verdes y sanas.
Los eurodiputados proponen que, además de los planes de calidad del aire, todos los países de la UE creen hojas de ruta sobre la calidad del aire en las que se establezcan medidas a corto y largo plazo para cumplir los nuevos límites. El objetivo es garantizar que la calidad del aire en la UE no sea perjudicial para la salud humana, los ecosistemas naturales y la biodiversidad y alinear la normativa de la UE con las más recientes Directrices de Calidad del Aire más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los eurodiputados también dicen que los estándares de calidad propuestos por la Comisión deberán ser un objetivo intermedio, a lograr tan pronto como sea posible y a más tardar en 2030. El Parlamento quiere aumentar el número de puntos de muestreo de calidad del aire. En las zonas urbanas, debe haber al menos un “superemplazamiento” de control por cada dos millones de habitantes (la Comisión proponía uno por cada diez millones). En lugares donde es probable que se produzcan altas concentraciones de partículas ultrafinas (UFP), carbono negro, mercurio y amoníaco (NH3), deberá haber un punto de recogida de datos por millón de habitantes (frente a uno por cinco millones propuesto por la Comisión y luego solo para UFP).
Los eurodiputados quieren armonizar los índices de calidad del aire actualmente fragmentados y poco intuitivos en toda la UE. Los índices deben ser comparables, claros y disponibles públicamente, con actualizaciones horarias para que los ciudadanos puedan protegerse en momentos de elevada contaminación atmosférica (y antes de que se alcancen los umbrales de alerta obligatorios). También debe facilitarse información sobre los síntomas asociados a los picos de contaminación y los riesgos para la salud asociados a cada contaminante, incluida información adaptada a los grupos vulnerables.
El Parlamento también quiere reforzar el derecho a la compensación de los ciudadanos con una salud precaria en caso de infracción de la normativa.
Los eurodiputados proponen que, además de los planes de calidad del aire, que son necesarios cuando los países de la UE superen los límites, todos los Estados miembros tengan que preparar hojas de ruta de calidad del aire que incluyan medidas para el corto y largo plazo.
Tras la votación, el ponente Javi López (S&D, España) ha declarado: «La lucha contra la contaminación atmosférica en Europa exige una acción inmediata. Esta pandemia a cámara lenta está teniendo un impacto devastador en nuestra sociedad, provocando muertes prematuras y multitud de enfermedades cardiovasculares y pulmonares. Debemos atender a la ciencia, alinear nuestras normas de calidad del aire con las directrices de la OMS e impulsar algunas de las disposiciones de esta directiva. Tenemos que ser ambiciosos para salvaguardar el bienestar de nuestros ciudadanos y crear un entorno más limpio y saludable».
La contaminación atmosférica sigue siendo la causa ambiental número uno de muertes prematuras en la UE con alrededor de 300.000 fallecimientos al año. Los contaminantes más dañinos son PM2.5, PM10, NO2, SO2 y O3, según la Agencia Europea de Medioambiente. En octubre de 2022, la Comisión propuso una revisión de las normas de calidad del aire de la UE con objetivos más ambiciosos para 2030 a fin de alcanzar el objetivo de contaminación cero de aquí a 2050.
Esta legislación responde a las expectativas de los ciudadanos con respecto a la contaminación y a las ciudades «más ecológicas» con emisiones más bajas, así como a la sensibilización, proporcionando información actualizada periódicamente sobre la contaminación, tal como se expresa en las propuestas 2(2), 4(6) y 6(1) de las conclusiones de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.