La rabia contenida de Javier Gómez de Liaño

10 de Mayo de 2024
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Gómez de Liaño

Que su excompañero, Manuel García Castellón, haya mandado el sumario en el que se encuentra como perjudicado a un juzgado de Marbella es lo de menos para Javier Gómez de Liaño. Lo que le importa al letrado es que no se haya añadido la investigación como pieza separada del caso Villarejo donde está convencido de que es allí donde se encuentran los instigadores del chantaje a que fue sometido. Ese en el que le amenazaron con difundir datos sobre una facturación “en negro” de los servicios prestados a un mafioso ruso.

Gómez de Liaño sigue convencido de que el chantaje a que fue sometido forma parte de la trama Gürtel, y que, dentro de ella, se encuentran una serie de actuaciones llevadas a cabo por el excomisario de policía José Manuel Villarejo por lo que debe mantenerse la investigación judicial dentro de esas diligencias previas. García Castellón, por el contrario, no aprecia que ninguno de los investigados llevase a cabo alguna actuación a fin de perturbarlo en su actividad como letrado. Si hay algún culpable de una posible extorsión habrá que buscarlo en otra parte, no en la sede del ministerio del Interior de la época de Mariano Rajoy, cuando era secretario de Estado para la Seguridad, Francisco Martínez, era director adjunto operativo de la policía nacional, Eugenio Pino, y colaboraban en el departamento los abogados José Aliste y Óscar Jiménez de la Rubia. A todos ellos, investigados, se les exculpa en esta pieza, y se pide al juez número 2 de Marbella, donde se remite la causa, que investigue la posible autoría de la extorsión a Salit Sahitaj, Juan Ramón Díaz Moro, José Luis Moreno Cela y Mónica Gil Manzano. 

La llamada “pieza 36” del Caso Villarejo se puso en marcha tras el registro de la vivienda de unos presuntos delincuentes a los que se vinculaba con la mafia rusa en la Costa del Sol. En el ordenador personal de dichos presuntos delincuentes, Halit Sahitaj y Jana Klener, se encontraron cuatro archivos con correos remitidos al despacho de Javier Gómez de Liaño en los que se describen presuntas irregularidades llevadas a cabo por el abogado. Los archivos contienen audios en los que se dice que los trabajos se llevan a cabo por encargo de terceras personas que aparecen en las conversaciones. La policía se hizo cargo de la identificación de esas terceras personas que resultaron ser José Luis Moreno Cela, Mónica Gil Manzano y Juan Ramón Díaz. El fiscal de la Audiencia Nacional, en favor de la cual se inhibió el juzgado de instrucción número 2 de Marbella que inicialmente llevó a cabo las investigaciones descritas, pidió el interrogatorio en calidad de investigados a estos tres personajes para constatar la existencia de una relación con el Partido Popular.

García Castellón nunca quiso vincular esta investigación con la Gürtel porque en ese asunto están salpicados sus amigos del Partido Popular. No es la primera vez que procede al archivo de la causa. En otra ocasión, sus superiores de la sala de Lo Penal le ordenaron la continuación de las investigaciones. Incluso que se llamase a la secretaria general popular, Dolores de Cospedal, para que testimoniase si hubo algún encargo a Villarejo para encontrar argumentos suficientes con los que convencer a Gómez de Liaño de la necesidad de que su cliente, Luis Bárcenas, no hablase más de la cuenta sobre una caja b con la que se financiaba al Partido. Dolores de Cospedal volvió a declarar a la Audiencia Nacional y su testimonio suena a cachondeo. Todas sus respuestas fueron “no recuerdo”, “no me consta”, y no se salió de este guion. El juez quedó satisfecho con este interrogatorio y ahí concluyó la comparecencia de la secretaria general del Partido Popular en la Audiencia Nacional.

¿Por qué se vinculó este caso con los trabajos de Villarejo investigados en la Audiencia Nacional? Porque entre los documentos encontrados en el registro figuran varias anotaciones de letra y puño del comisario José Manuel Villarejo. El policía, acusado en la causa, se habría puesto en contacto, a través de Halit Sahitaj, con uno de los lideres de la mafia rusa en la costa del Sol, Zakhar Kalashov, quien fue defendido por Gómez de Liaño en una de las múltiples causas judiciales abiertas contra él. Villarejo, en uno de los apuntes encontrados, dice, sobre Kalashov, que es “un sujeto interesante que pagó personalmente mucho dinero en efectivo a Gómez de Liaño”. En otro momento, se cifra este pago en 5,5 millones de euros “en b”.  Tal argumento es el que se utiliza en los correos remitidos al despacho de Gómez de Liaño. A cambio de mantener oculta esta información, el abogado, que, recordemos, fue condenado por prevaricación en 1999 siendo juez instructor del caso Sogecable, debía convencer a su cliente, Luis Bárcenas, para que “no apareciese publicidad ni informaciones negativas para el PP” justo cuando acababa de estallar el escándalo de la contabilidad paralela.

Gómez de Liaño está personado en calidad de perjudicado. Ejerce la acusación particular y, hasta el momento, se desconoce si va a recurrir el archivo de García Castellón, pero todo parece indicar que va a ser así, aunque en esta ocasión el fiscal se ha puesto del lado del juez y recomienda que se devuelva las actuaciones judiciales a Marbella. Pase lo que pase, el titular del juzgado número 6 de la Audiencia Nacional sigue mostrando sus pocas ganas de indagar en asuntos que tengan que ver con el Partido Popular. En la Gürtel y en los papeles de Bárcenas no se metió en ningún momento dejando en manos de sus compañeros todas las investigaciones. Pero en las indagaciones de la Kitchen, los trabajos del comisario de policía, afortunadamente ya jubilado, José Manuel Villarejo, acaban por tener un cliente muy especial, el Partido Popular, además de importantes empresas y entidades públicas y privadas. Villarejo, según se desprende de lo que ha trascendido hasta ahora de los sumarios, visitaba Génova con bastante asiduidad. Y ello incomoda al juez que le investiga.

Por eso se ha quitado de en medio la causa relativa al que fue compañero suyo, Javier Gómez de Liaño, al cual, en tiempos en que ambos coincidieron en las oficinas judiciales de la AN, le llegó a unir cierta amistad. No mucha porque Gómez de Liaño se manifestó contrario a la investigación que García Castellón llevaba a cabo contra Mario Conde en el caso Banesto, pero siempre hubo entre ambos cierto respeto y admiración profesional. Tal vez sea por eso por lo que el titular número 6 se ha querido quitar este asunto. En realidad, a los únicos que debe favores es a los que ocupan un inmueble un poquito más arriba de donde tiene su despacho, Génova 13, la sede del PP.

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