El proyecto de soterramiento de las vías en la ciudad de Valencia es un viejo sueño que lleva años paralizado y sin hacerse realidad. Ese tramo de la ciudad, el futuro bulevar García Lorca, es un auténtico muro que parte en dos mitades a la urbe, aislando un barrio de otro. El gobierno municipal de Joan Ribó zanjó la cuestión diseñando un plan tan ambicioso como sostenible para cumplir con la lucha contra el cambio climático: construir un gran parque para que los vecinos puedan disfrutar de zonas verdes y peatonales. Ese paraíso urbanita ha sido enterrado por el actual gobierno local de María José Catalá, la actual alcaldesa del PP, que pretende echar el freno a la idea para convertir la playa de vías en una gigantesca avenida de modelo convencional con coches y cemento, ya que piensa construir 5.000 viviendas (ahí es donde está el negocio).
La Concejalía de Urbanismo, que dirige el edil popular Juan Giner, desechará la propuesta surgida del concurso de ideas del anterior gobierno para el corredor verde sur y volverá al proyecto de urbanización aprobado en 2014 para el enclave en el plan del Parque Central, elaborado por el despacho de la arquitecta Kathryn Gustafson a partir del planeamiento del gobierno municipal de Rita Barberá , según informa Valencia Plaza. “Esto supone que no se desarrollará el delta verde incluido en la propuesta ganadora de 2023 para el corredor sur, que bajo el lema 'Estrategia Grean Leaf', preveía un bulevar peatonal y jardines sin carriles para el tráfico rodado. El ejecutivo local se acoge a la propia acta del jurado que eligió la propuesta, conformado por arquitectos y técnicos municipales, según la cual se trataba de una propuesta arriesgada por no contemplar el bulevar estas conexiones con las calles aledañas, entre otros aspectos”, añade el citado medio de comunicación local.
Lógicamente, la propuesta no ha gustado a los vecinos de la zona, que esperaban contar con un hermoso corredor verde tras décadas de ruidos y ferrocarriles. Según Levante-EMV, “la Federación de Asociaciones de Vecinos ha salido en defensa del proyecto del corredor verde sur impulsado por el anterior gobierno progresista para conectar los barrios del sur de la ciudad desde el Parque Central hasta el polígono de Vara de Quart, un ambicioso proyecto que fue objeto de un concurso de ideas pero que no llegó a concretarse en un planeamiento ni en un proyecto urbanístico y cuya viabilidad cuestiona el actual gobierno del PP”.
La federación vecinal se opone a la ejecución del actual proyecto de urbanización, aprobado en 2014 y diseñado por un equipo liderado por la paisajista Gustafson, que contempla la construcción sobre el túnel ferroviario del Parc Central de un bulevar de 80 de metros de anchura, con una mediana ajardinada de 30 metros, aceras de diez metros a ambos lados y dos carriles de tráfico, uno de transporte público, por sentido.
La presidenta de la federación vecinal, María José Broseta, ha anunciado que “solicitará una reunión urgente con el concejal de Urbanismo, Juan Giner, para que aclare el proyecto qué se hará una vez concluyan, en 2028, las obras de soterramiento de las vías del tren, desde el bulevar sur hasta el puente de Giorgeta. La federación rechaza la propuesta de una avenida con tráfico y defienden un eje totalmente verde y peatonal sobre las vías, a cuyos lados se construirá un nuevo barrio con cerca de 3.000 viviendas”, añade Levante-EMV.
Todo lo cual nos lleva a una conclusión: las políticas del PP son nefastas para el modelo de ciudad verde sostenible allá donde gobiernan. El Partido Popular tiene una noción muy particular de lo que debe ser una urbe del siglo XXI: una ciudad contaminada por el humo de los coches y llena de cemento como la del pasado siglo; una ciudad no para el ciudadano sino para la especulación y el pelotazo inmobiliario. Más automóviles que personas; más humo que aire puro; más enfermedades coronarias y respiratorias que un ambiente sano. Cada año mueren en España miles de personas por culpa de la polución. Nada de eso cambiará con los gobiernos de las derechas. Ya lo dijo Ayuso en Madrid: le gusta su ciudad con su entrañable boina de humo negro. Pues eso.