Estos días, en las calles de Zumaia se mezclan el espíritu navideño con gestos de preocupación por el futuro de los Astilleros Balenciaga y los puestos de trabajo de sus setenta empleados que penden de un hilo.
Una de las imagenes más llamativas es la de los numerosos carteles que se reparten por los comercios de la localidad guipuzcoana y en los que reza: "BALENCIAGA EZ ICHI" (no al cierre). Y es que sólo pensar en el comprometido escenario de un supuesto cese de la actividad, muchas otras empresas de la zona que ofrecen servicios o se benefician de la existencia de los astilleros, tendrían que replantearse el futuro. En otras palabras, los astilleros crean riqueza.
Recientemente, el juzgado de lo Mercantil Nº 1 de Donostia-San Sebastián decretó la entrada oficial en concurso de acreedores de la compañía y está previsto que un administrador supervise su actividad hasta encontrar un inversor capaz de salvarla del cierre.
En un auto, se permite a sus propietarios seguir gestionando el día a día de la empresa, pero bajo la supervisión de un administrador concursal, que será la firma PKF Attest, que también se encargó de la administración de La Naval de Sestao, que no pudo salvarse.
Cofides, o el veto del Ministerio de Economía a la reestructuración
Balenciaga tiene una deuda de 37 millones de euros. Para que el astillero pueda continuar es necesario un inversor que pague parte la deuda y con un plan de viabilidad que reciba luz verde del juez.
Entretanto, los trabajadores de Astilleros Balenciaga defienden la viabilidad de la compañía y acusan a Cofides, el ente público que gestiona fondos del Estado para ayudar a las empresas, no sólo de "torpedear el plan de viabilidad", sino de ser "el principal responsable del posible cierre".
"No sólo se niega a un acuerdo sino que ha actuado deliberadamente para hacer imposible el plan de viabilidad con el único objetivo de recuperar el máximo dinero posible de los despojos de Balenciaga", denuncian desde el comité de empresa, con representación de CCOO, UGT y LAB. Aseguran que los trabajadores están "hartos" de que la dirección, el Gobierno Vasco y el Ministerio de Economía de Pedro Sánchez jueguen a la ruleta rusa con su futuro.
Un sector estratégico y el juego del Gobierno Vasco
Los trabajadores llevan tiempo movilizándose ante la compleja situación del astillero. Fundada en 1921 a las orillas del rio Urola, Astilleros Balenciaga ve cómo peligra el negocio. A finales de 2022, como consecuencia de una mala organización muchos empleados tuvieron que dejar de cobrar y seguir con la actividad para cumplir con los compromisos adquiridos por contrato, pero estos años de pelea, denuncian, no están dando sus frutos.
David Tejera (CCOO) e Imanol Beloki (LAB) aseguran que Balenciaga "es viable y hay carga de trabajo contratada para arrancar. Sólo necesitamos apoyo para conseguir financiación". A su juicio, es "lamentable que el Gobierno esté comprometido con una estrategia de condenar al cierre a una empresa de un sector estratégico".
Los representantes de los trabajadores expresan su "indignación" con el Gobierno Vasco por "impugnar el plan de viabilidad poniendo el riesgo el futuro de Astilleros Balenciaga, mientras dice ofrecer todo su apoyo a la empresa. No sabemos a qué está jugando", explican.
Desde que se iniciaron las movilizaciones contra el cierre de la factoría, los sindicatos criticado duramente a la dirección de Balenciaga al considerarla «culpable» de la actual situación, ya que consideran que "la desastrosa gestión de los últimos buques ha llevado al concurso de acreedores".
Según relatan, los trabajadores son los principales afectados pues "algunos acumulan más de cinco meses sin cobrar. Sufrimos día a día para pagar la hipoteca y el colegio de nuestros hijos". Pero no tiran la toalla y anuncian que la plantilla de Balenciaga seguirá luchando por su futuro y que hará los necesario para que sus reivindicaciones se escuchen "tanto en Vitoria como en Madrid". Por ello, han iniciado una ronda de contactos institucionales que incluyó un primer encuentro con el Ayuntamiento de Zumaia.
Salvo una pronta solución, la postura del Ministerio de Economía, a través de Cofides, vuelve a demostrar el desinterés del Gobierno de Pedro Sánchez por un sector estratégico de la industria. De lo contrario, y así como se ha salvado de la quiebra, por poner dos ejemplos, a bancos y líneas aéreas, ahora Sánchez va mal y tarde. Y no se sabe por qué. Como tampoco se conoce si acaso existen intereses especulativos sobre los terrenos que hoy ocupan los centenarios astilleros de Zumaia.