El salario mínimo interprofesional (SMI) se incrementará en un 5 por ciento tras haberse alcanzado un acuerdo entre Gobierno y sindicatos, situándose en 1.134 euros al mes, en 14 pagas, lo que supone un incremento mensual de 54 euros. “Gracias a un acuerdo bipartito, las rentas más vulnerables de este país verán mejorado su salario de forma inmediata”, asegura UGT. Esta nueva histórica subida del SMI homologa a nuestro país con la media europea e incluso nos sitúa por encima. Entre 34 países avanzados, durante el período 2018-2023, España es el segundo donde más creció el salario mínimo en términos reales (es decir, ya descontada la inflación). El incremento del 30,2 por ciento de España es 2,5 veces mayor que el aumento medio de esos países.
Desde 2019, y con el Gobierno de coalición, el SMI no ha hecho más que subir hasta equiparar los raquíticos salarios de los españoles fijados en tiempos de Mariano Rajoy (en algunos sectores incluso sueldos tercermundistas) con el resto de los trabajadores europeos. Aquel año, la subida fue de un 22,30 por ciento desde los 735,90 hasta los 900 euros. Entre 2020 y 2021 se elevó hasta los 965 euros. En 2022 se aprobó el aumento hasta los 1.000 euros con efectos retroactivos desde el 1 de enero. Un año después, en 2023, se incrementó hasta los 1.080 euros. La última mejora, la de 2024, nos coloca en los 1.134 euros, también con efecto retroactivo desde el 1 de enero. El compromiso de Sánchez es fijar por ley esta renta mínima como equivalente al 60 por ciento del salario medio, tal como establece la Carta Social Europea. Y a este paso, va camino de conseguirlo.
Sin duda, los salarios españoles están lejos aún de los alemanes o los escandinavos. Pero empezamos a abandonar el vagón de cola tercermundista. Una vez más, Yolanda Díaz ha sabido imponer los derechos de los trabajadores a los intereses de la patronal. Las organizaciones empresariales CEOE y Cepyme no se han sumado finalmente al acuerdo. CCOO y UGT estaban dispuestos a firmar una subida del 4 por ciento si la patronal se mostraba de acuerdo. Sin embargo, tras rechazar el pacto los empresarios, la ministra de Trabajo ha ido todavía más allá hasta decretar una mejora del 5 por ciento. Una especie de “si no querías café, toma dos tazas”.
Este nuevo aumento del SMI viene a producirse después de que Podemos tumbara el decreto de subsidios de la vicepresidenta del Gobierno. Aquello le dolió a la ministra, que llegó a declarar que el partido morado había dado un “golpe a los parados”. Al día siguiente, ya estaba trabajando en una nueva reforma, y esta vez no ha esperado a contar con la firma de la CEOE: ha ordenado la subida salarial y a otra cosa. Es la manera que Díaz ha tenido de pasar al contraataque contra Podemos, que la acusaba de querer imponer un recorte a las pensiones de los parados mayores de 52 pese a que su decreto fijaba una ayuda de 570 euros al mes, es decir 90 euros mensuales más para cada beneficiario respecto a lo que este colectivo de desempleados estaba percibiendo hasta ese momento (480).
El mensaje que Díaz ha enviado a Montero y Belarra, y por ende a Pablo Iglesias, es que ella hace política para el ciudadano lejos de la estrategia del cainismo de un partido, el morado, a cuyos dirigentes se les llena la boca de izquierda pero que, llegado el momento, votan en contra de una subida sustancial que podría haber aliviado a muchos hogares necesitados. Sin duda, el votante progresista ha tomado buena nota para próximas citas con las urnas. Podemos podría pagar cara esta última vendetta contra la ministra de Trabajo que en realidad ha sido una patada en el trasero a más de 700.000 desempleados. Por el contrario, Sumar refuerza su posición como partido de Estado y de Gobierno.
Yolanda Díaz está haciendo política económica socialdemócrata a fuerza de ir mejorando paulatinamente el SMI. Una medida que ni ha provocado más paro, tal como auguraba la derecha apocalíptica (al contrario, en la última legislatura sanchista se ha creado más empleo y más trabajo de calidad que en los últimos años de gobiernos conservadores), ni la reforma ha quedado en papel mojado o en un puro brindis al sol, como temía esa izquierda insatisfecha a la que siempre le parece poco cada paso que se da en igualdad social. “El SMI se ha convertido en una herramienta esencial para dignificar la capacidad de compra de más de dos millones y medio de hogares españoles”, aseguran fuentes de UGT. Desde que el SMI alcanzó el umbral de los 1.000 euros, hace apenas dos años, y los sucesivos incrementos posteriores hasta los 1.080 euros de 2023, “se ha experimentado un mayor gasto de las familias que ha reactivado la creación de empleo y han aumentado los beneficios empresariales”, recuerda UGT.
Tal como marca el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 27, el Gobierno debe fijar cada año la cuantía del SMI tras escuchar a los agentes sociales. “Desde UGT valoramos de forma muy positiva este aumento, que impedirá que ninguna persona, con una jornada completa de 40 horas a la semana, pueda cobrar menos de 15.876 euros este año”, incide la organización sindical.