La actualidad política de España está repleta de latigazos informativos del caso Mediador. En el mismo tiene su importancia el tito Berni, menos conocido como Juan Bernardo Fuentes, ex-diputado del PSOE y lugarteniente (pues según apuntan el cabecilla es un general) de un nuevo caso de corrupción. El cachondeo, porque ya estas cosas hay que verlas por el lado cómico por muy tragedia que sean, viene porque al tito Berni le han pillado con prostitutas, en burdeles y pegándose unos tiros de cocaína “todo pagado” por los empresarios corruptos.
El tito Berni se dedicaba a pasear a los empresarios corruptibles y corruptos por el Congreso de los Diputados para terminar la visita a Madrid con una opípara comida en todos los sentidos de la palabra. Incluso, se rumorea, se han pagado palcos en cierto estadio de la avenida de la Castellana para sus cosas de corruptos. Pero esto no es lo que hace al tito Berni madridista, tal y como dice el titular del artículo –aunque no quedan muchas dudas de que lo sea, según cuentan las malas lenguas–. Lo que le hace madridista es la similar forma de actuación, excluyendo las drogas financiadas, del tito Berni con la del tito Floren.
Todo esto supone utilizar bienes públicos en favor propio. Haya o no haya dinero de por medio. En el caso del tito Floren la utilización del palco del Real Madrid, que no es suyo, para su negocios e intereses es similar a lo hecho por el tito Berni con el Congreso de los Diputados. Es pura casualidad que se fichase al jugador colombiano James justo en el momento en que las empresas del tito querían entrar en los contratos públicos colombianos. Lo que no sabía Florentino es que los políticos colombianos son excesivamente corruptos (la ley 20 es típica) y su deseo duró lo que el jugador en el equipo. Lo mismo puede decirse de Costa Rica, centro de desarrollo para toda Centroamérica. Y si hay que acabar con acuíferos o ríos, se hace mientras se lisonjea en el palco a la responsable ministerial de lo verde.
No sería de extrañar que según vayan publicándose nombres relacionados con el caso Mediador, en las oficinas del Bernabéu tengan trabajo destruyendo fotografías y listas de invitados al palco. Porque el tito Floren no hace ascos a ningún partido. Sus preferencias son, evidentemente, el PP y, en su momento, Ciudadanos, pero si se es voxero, socialista, errejonista, pujolista o anarquista y le dan contratos es bienvenido. Antes, para ganárselos, los invita al palco. Lugar donde es frecuente ver a mujeres (y algún hombre) de moral despistada, escorts o pilinguis caras como cuentan quienes allí han dejado caer sus posaderas en alguna ocasión.
El Bernabéu como sede para “influir” en jueces, políticos de todo pelaje, empresarios amigos, periodistas y directores de periódico, familias reales o inversores de aquí y de allí. O ¿creen que la Justicia actúa con celeridad u opacidad cuando el sujeto es el Real Madrid porque es perfecta? O ¿que la Audiencia Nacional se posiciona en favor del equipo blanco, sin tener competencias, porque le asiste un espíritu de justicia? El palco de las visitas hace milagros y parece ser que el Congreso de los diputados también. El tito Berni no ha hecho más que imitar al tito Floren pero en cutre, como película española de esas que dicen comedia, sin saber que Florentino es más de película alemana, australiana o estadounidense, que para algo tiene la mayor constructora alemana (guiño, guiño).