Francisco Silvera

Elogio de tu cabeza

10 de Abril de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Ladrones de relatos

A Lázaro, Pozo, Suárez,

Moreno y Mora Mora

[Segue]

Esto que está haciendo usted, lector amado, querida lectora, no es un acto de Cultura. Cuando usted se aleje de este trozo de papel (real o figurado) y recuerde lo leído, lo pensado, lo debatido con mi intención, y trate de levantar ideas en su cabeza: eso será un acto de Cultura, eso es la Cultura y para eso escribo yo y, al menos, quiero pensar que así lo hizo la tradición en la que pretendo insertarme, y creo que así lo hacen quienes son el disfrute de mi admiración.Dos muertes tiene la Letra actual: por un lado la pedantería culturalista, esa pérdida de tiempo para pertenecer al grupo de los elegidos que aparentan saberlo todo (muchas veces entendiendo nada), suele ser un rasgo de clase (en general pequeño burguesa y servil, minoritariamente dominante); la otra muerte es la profesionalización que convierte a la actividad intelectual en un entretenimiento más o menos sofisticado (a veces muy poco) y al intelectual en un héroe o heroína admirables por su personalidad y no por su trabajo, una especie de prensa del corazón con licencia de calidad en la que hojeamos, como en cualquier revista a la espera del odontólogo, las vidas envidiadas de nuestros guerrilleros de la pluma o nuestras poetas inconformistas, pagando-les & cobrando-nos, cada cual lo suyo.El beneficio de la lectura es lo que usted piensa cuando no tiene que citar obra alguna, porque aquélla, la escritura, debe ser el resultado de la vivencia meditada de alguien y esto, la interpretación, el diálogo con esa reflexión intelectual, llegue por el medio que llegue. La enseñanza, si es transmisión de la Cultura, debería ir por ahí, pero es mucho suponer que el docente medio haya mantenido este nivel de exigencia, propio quizá de otro momento histórico, hoy ya es el declive con la objetivación impostada del proceso, el fin de la Autoridad...El procesamiento de la información es lo relevante, lo humano. Sin la memoria propia y colectiva (compuesta por esa huella culta en nuestras bibliotecas, la Cultura no es erudición pero ¿existe sin la erudición?) no tendríamos más que un acontecer inmediato y sin sentido para organizar nuestras vidas; necesitamos esta mentira, la deformación de ese acontecer en nuestro intelecto para gestionar con antelación lo que pueda ocurrirnos, a eso lo llamamos inteligencia.No debemos confundir la realidad con los hechos pero tampoco con el pensamiento, es la interacción de ambos lo que nos hace humanos, el humanismo es el uso de la Razón como herramienta para una vida mejor, pero sin alejarnos de los hechos ni caer en una ilusión racional generadora de monstruos.Debemos recuperar el papel primordial del conocimiento, desvincularlo de la tecnología y el esencialismo de la fe, esto es: del consumo y la moral; el hedonismo y una ética de la responsabilidad deben ocupar los lugares respectivos de esas desgracias en favor de un vivir acompasado al tiempo, un vivir que procure evitar el dolor y el sufrimiento en lugar de buscar las felicidades que sólo son engaño de un engañado...Su cabeza, lectora, lector, es su único patrimonio real, porque ella va a interpretar lo que le ocurra a usted, no es lo que le suceda lo que va a determinar su felicidad sino el filtro con el que usted lo vea. De manera natural, el miedo a la muerte nos empujará a su evitación y a desear una inmortalidad que se expresará a través del poder, de la posesión, de la tecnología y del progreso: el capitalismo sólo es la seguridad contra la Naturaleza. Pero todo esto es una estafa encaminada a ilusionarnos con la juventud eterna (o el Paraíso), mas esa muerte, ese envejecimiento que rechazamos podría ser dulce como el fin de una pesadilla...“Principium sapientiae timor Domini”, ésa la quiebra por la que nos han metido el control, el dominio, el poder, el dinero, la idea estúpida de la necesidad de una espiritualidad que no es más que esclavitud a cambio de unas migajas de la vida real, la hipoteca por el Cielo: y el tiempo de la vida como patrimonio para pagarla. 

[Fin]

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